Cuando la pantalla del celular comienza a relampaguear a las 2 y 30 de la mañana con la imagen de un vikingo y suena melodioso el ringtone del amigable bukkehorn, solo puede tratarse de mi honorable amigo Sofonías Sven Tuttason, comunicándose desde su fiordo en el lejano condado de Finnmark, Noruega.

-No ha llegado.

-¿No ha llegado quién, carajo? –me contestó.

– Papá Noel, tu vecino de Laponia. Aunque la Navidad comenzó aquí hace seis meses… Tranquilo, Sven.

-¿Tranquilo? ¿Cómo tranquilo? –dijo, no necesariamente fuera de sí pero un poco cerca-. ¿No enterarte de noticia mundial?

Callé. Uno ya no sabe realmente qué puede pasar en este mundo.

-Anunciaron que Hitler estuvo en Tunja mientras presidente Santos estaba en Canadá.

Definitivamente, este país sí está patas arriba. No sé dónde vamos a llegar. Las fake news lo sacuden cada día. Y la bajeza partidista impera sin piedad. Pero tampoco…

-No lo creas, Sven –dije con firmeza-. Solo la oposición puede inventar que es más fácil que Hitler llegue primero a Tunja que el Presidente Santos.

-No, tú no entender, pero no importa. Está en los documentos desclasificados de presidente John Fitzgerald Kennedy. Eso cambiaría la historia…

-Sí, la cambiaría. ¿Cómo se les ocurre decirle eso al presidente Kennedy, Sven? No hay derecho. ¿Adónde hemos llegado? Tal vez no fue a Tunja, pero yo sí vi una foto del presidente Santos enruanado en Chiquinquirá… Respeten…

Se hizo un largo silencio, helado y oscuro como el invierno en Cabo Norte.

-El caso es que todo el mundo está hablando de mi lindo departamento –dijo y comenzó a cantar–: “De Boyacá en los campos/ el genio de la gloria / con cada espiga un héroe / invicto coronó”.

No lo podía creer. Sven es admirable. Se sabe hasta la 5ª estrofa del himno nacional. Pero eran las tres de la mañana.

-Está bien, Sven, si llamaste a darme una lección de boyacanidad, podemos retomar la charla cuando canten los pájaros, por lo menos.

-¿Sabías, Álvarez, que Boyacá es el único departamento mencionado en el himno nacional?

-Nariño, también –le dije.

-Sí, pero ese es Antonio.

La polémica amenazaba superarnos. Corté por lo sano.

-Sven, por favor, ponte la mano en el corazón, si todavía no lo tienes congelado: ¿De verdad crees que el Führer pudo estar en Tunja?

-No solamente en Tunja. El periodista argentino Abel Basti asegura que se la pasaba en las termales de Paipa. Y en otros municipios. Se investiga qué hizo en Tuta, mi pueblo. Me cuentan que mi amigo, el notable constitucionalista Jaime Castro (bis), está ansioso de saber si paró en Moniquirá, su pueblo.

-Y ya le preguntaron a Alberto Donadío –inquirí-. Él sí que se sabe la historia de la Colombia Nazi.

-Él considera que Hitler no pasó del 30 de abril de 1945.

-¿Y qué se dice en las redes sociales?

-Chistes –contestó Sven-. Mamadera de gallo. Incluso un tipo coincide con Donadío…

-No…

-Sí. Es contundente al afirmar que Hitler murió en el búnker de un infarto fulminante. Al recibir la factura del gas…

Lo dicho. No solamente este país está patas arriba. El mundo. No sé adónde vamos a llegar.

 

 

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Los problemas con las noticias sobre Hitler en Tunja no terminan allí. Además de publicar incompleta la información de la CIA, los documentos que hablan sobre el rumor difundido por Philip Citroën no aparecen por ningún lado entre los papeles liberados el 26 de octubre de este año sobre el asesinato de John F. Kennedy, un dato que muchos medios nos encargamos de reproducir y que, sin embargo, es falso». https://www.elespectador.com/noticias/el-mundo/lo-que-no-le-contaron-sobre-la-supuesta-visita-de-hitler-tunja-articulo-721437