¿Estaría usted de acuerdo con que la educación de sus hijos dependiera de la cantidad de trago que usted se toma? ¿Estarían satisfechos sus hijos si la salud de ellos guardara una relación con su deterioro personal o su muerte a causa de la ebriedad? ¿Se sentiría usted tranquilo si el deporte se financiara con el cada vez más creciente alcoholismo de los jóvenes, entre ellos sus hijos?
Estas preguntas no suelen hacerse cuando se habla del consumo de licor, y sobre todo de lo que se denomina “el Estado cantinero”, que actualmente celebra la inminente aprobación del proyecto de Ley de Licores.
Y es que si las cosas se admiten desde el punto de vista de solventar las tribulaciones y necesidades del sector “y mejorar el recaudo proveniente del consumo de bebidas alcohólicas”, como se diría en el argot, se podría “brindar” por eso.
La próxima nueva Ley modifica la estructura tributaria del impuesto al consumo de licores, vinos, aperitivos y similares, “creando el impuesto al valor agregado especial para ese tipo de productos”. Se asegura que “logra un tratamiento equitativo entre los productos nacionales y los importados, garantiza la libre competencia y la transparencia del mercado, y la evasión de impuestos. De igual manera, se incorpora la imposición de una sanción administrativa a los importadores de licores, vinos, aperitivos y similares, cuando incurran en actividades de contrabando, falsificación, adulteración o den lugar a la práctica de las mismas”.
El presidente de Fenalco, Guillermo Botero, critica la medida. Dice que el consumo per cápita ha caído más de 30% en los últimos 15 años (lo que sería una excelente noticia para la salud de los colombianos, digo yo) y que el contrabando de licores podría aumentar al 40%. http://www.portafolio.co/negocios/las-consecuencias-del-nuevo-impuesto-a-licores-500147
Cómo será de bueno el asunto, que el Ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas aplaudió la aprobación desde el punto de vista de los impuestos que se pagan en el país por el consumo de licores, la mayor equidad entre productos nacionales e importados y la generación de más recursos para inversión en los sectores salud, educación y deporte, como está determinado en la Constitución Política de Colombia.
¿Cómo así que la salud, la educación y el deporte del pueblo colombiano dependen de la cantidad de licor que se beba el pueblo colombiano?
Me da mucha pena, pero en el siglo XXI yo no entiendo esa lógica del Estado alcabalero y rentista, que se ha aceptado durante décadas como normal, conveniente e inevitable.
Para mí, no tiene sentido.
Es como aceptar que miles de hijos se van a educar, a tener salud y a hacer deporte gracias al consumo de licor de ellos, de sus padres y de sus familiares. Especialmente cuando es tan claro el daño que la ingesta de licor hace a la salud, a la vida personal, familiar y social, y la forma como se transmuta en mal ejemplo, accidentes, muerte, violencia familiar y maltrato.
La dura realidad
Termino de escribir esta nota mientras escucho a lo lejos la euforia por el parco triunfo de Colombia sobre Venezuela. Es posible que muchas personas estén en la ceremonia de casar celebración con licor.
Unos volverán a sus casas controlados, bien porque saben tomar y tal vez les ha calado el mensaje sobre el perjuicio para la salud.
Muchos volverán embriagados…
Y unos pocos, no volverán…
Y de estos, algunos serán jóvenes…
Tengo las estadísticas del “Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Colombia”, año 2013. Es el más reciente.
- En cuanto al consumo de bebidas alcohólicas, 87% de los encuestados declara haber consumido alguna vez en la vida, y 35.8% manifiesta haber consumido en los últimos 30 días (lo que equivale a 8,3 millones de personas). Se observan claras diferencias por sexo: mientras el 46.2% de los hombres manifiesta haber consumido alcohol en el último mes, entre las mujeres la cifra es del 25.9%.
- En términos de la edad, la mayor tasa de uso actual de alcohol, del 49.2%, se presenta entre los jóvenes de 18 a 24 años, y con un valor del 5.4% se define el consumo entre los jóvenes de 25 a 34 años. Le sigue el grupo de 35 a 44 años y luego los de 45 a 65 años. La diferencia entre éstos es de 10 puntos de porcentaje. Los adolescentes de 12 a 17 años son quienes menor tasa de consumo presentan, del 19.3%.
- El consumo actual de bebidas alcohólicas es mayor conforme aumenta el nivel socioeconómico de la población, pasando del 32% en el estrato más bajo al 42% en el estrato más alto.
- También el consumo de alcohol se vincula con el nivel de urbanización en el cual habitan las personas. En los centros más urbanizados, como Bogotá, Medellín, Cali y Yumbo, Barranquilla y Soledad, las prevalencias de consumo en el último mes alcanzan al 38% y 39% de la población.
- Alrededor de 2.5 millones de personas en Colombia presentan un consumo riesgoso o perjudicial de bebidas alcohólicas (1.9 millones son hombres y 0.6 millones son mujeres), y representa al 31% de los consumidores de alcohol del último mes y al 11.1% de la población de 12 a 65 años. Es importante notar que en el uso perjudicial de bebidas alcohólicas, el impacto según sexo presenta una menor brecha que en relación al consumo. Mientras que la distancia en el consumo es de 20 puntos, la diferencia en el uso perjudicial es de 15.
- El uso perjudicial de bebidas alcohólicas tiene mayor impacto entre los jóvenes de 18 a 24 años, tanto si se lo observa en relación con la población de la misma edad como al interior del grupo que tomaron alcohol. Y en segundo lugar, los jóvenes de 25 a 34 años, según ambos indicadores.
- Se observa una amplia percepción de gran riesgo frente al consumo frecuente de alcohol, que es valorado por el 83% de las personas encuestadas. Entre las mujeres esta percepción se incrementa al 88% y decae entre los varones al 78%. En cuanto a los grupos de edad, los adolescentes tienen la menor percepción de gran riesgo (76%) y ésta crece a medida que aumenta la edad de las personas.
¿Se imaginan cómo habrán cambiado las cosas al comenzar septiembre de 2016?
¿Saben quiénes son los mayores bebedores de este país?
Alcoholismo juvenil
Tres meses después de la publicación de este estudio, Juan Gossaín escribió en El Tiempo una crónica de soponcio. La tituló “Somos el país más precoz de la región en alcoholismo juvenil”.
Comenzó citando una noticia: cada día muere (moría, en ese momento) un colombiano por culpa de los conductores que manejan borrachos. Jóvenes o viejos. Hombre, mujeres y niños. Luego recordó que hacía un año había escrito sobre los estragos que el consumo de licor estaba causando en Colombia. Y lamentó que cada día, la situación se estaba tornando más grave.
Colombia tiene hoy la camiseta de líder como el país de América Latina donde se comienza a beber a más temprana edad. Superamos a Brasil y a México que tienen más gente.
Cito a Juan: “Los informes de la Organización Mundial de la Salud demuestran, por ejemplo, que el 85 por ciento de los colombianos menores de 18 años ha consumido alcohol, y entre ellos el 65 por ciento lo ha hecho en el último año. ‘El 15 por ciento de los adolescentes admite que ha consumido alcohol dentro de su propio colegio’, escribe Augusto Pérez Gómez, director de la fundación Nuevos Rumbos. ‘Como si fuera poco, el 10 por ciento reconoce haber llegado al colegio acabando de beber’. El fenómeno se incrementa en las universidades. En Colombia el 30 por ciento de universitarios bebe trago una o dos veces por semana. Aunque la Ley también lo prohíbe, hay que ver la cantidad de bares y discotecas que funcionan frente a universidades y colegios. Los alcaldes no escuchan los reclamos de las directivas universitarias. Por su parte, la presidenta de Red PaPaz, Carolina Piñeros, que se ha convertido en un verdadero ángel protector, me comenta que ‘no solo somos el primer país latinoamericano en consumo temprano de alcohol, sino también el segundo en tabaco’. Y agrega que el consumo de bebidas embriagantes entre los 14 y 17 años ‘está altamente asociado con el cigarrillo y las drogas ilícitas’. Los trabajos más serios señalan que, en promedio, 12 años es la edad en que los colombianos comienzan a beber. Lo primero que consumen es cerveza. Y el 25 por ciento de los fumadores en este país empieza a los 14 años”.
La crónica cita las consecuencias de esa tendencia de muerte: problemas cerebrales precoces, disminución del rendimiento intelectual, tendencia a contraer infecciones, fallas de la memoria, falsa sensación de euforia que se vuelve peligrosa, práctica irresponsable e inoportuna de la sexualidad, aumenta el riesgo de embarazos no deseados, origina depresiones suicidas o ansiedades.
En un país en donde los precios de los alimentos están por las ‘nubes’ por cuenta una alta inflación ocasionada por la sequía de comienzo de año, y en el que la desaceleración en varios sectores de la economía se ve reflejada a diario, llama la atención que el comercio de bebidas alcohólicas y el tabaco tengan un buen comportamiento. Según la más reciente encuesta a los comerciantes, realizada por Fenalco, las ventas de licor y cigarrillo presentaron una variación positiva de 11,25 por ciento en el último año, mientras que en 2015 registró una variación de 9,64 por ciento y en 2014 de 1,77 por ciento. http://www.portafolio.co/negocios/nivel-de-consumo-de-alcohol-en-colombia-499841
Cambiemos el paradigma
No se trata de armar una cruzada gratuita contra el licor, que ya está perdiendo hasta el argumento que estableció hace varias décadas un cardiólogo de California: que el consumo moderado de alcohol era conveniente para la salud. Eso está en entredicho, y tiene a autoridades sanitarias y gobiernos tratando de explicar la relación entre alcohol y cáncer.
No.
Se trata de interrumpir el paradigma que hace dependientes del consumo de licor los recursos para salud, deporte y educación. Eso no se puede aceptar. Entre otras razones porque lo mínimo que se puede ganar en un lado, no tiene comparación con lo mucho que se pierde en el otro.
Eso no es Buen Gobierno.
El modelo, por Ley, debería tener un tiempo de vigencia, corto, si fuera posible. La salud, la educación y el deporte deberían financiarse con esquemas realmente productivos (el gran jalón industrial que necesita el país, por ejemplo), no con este instrumento de consumo letal. Es poner el bienestar de unos, en las manos de la destrucción de otros.
Y es preciso extremar los mecanismos de prevención –-como se ha hecho con los cigarrillos, como se quiere hacer con las bebidas azucaradas, aunque no se advierte la relación entre licor y diabetes. Así lo hicieron los principales productores y comercializadores en el país, el gremio de los tenderos, la Policía Nacional, Bienestar Familiar, Fenalco y organizaciones de padres de familia, como parte de la estrategia Cinco Sentidos, Cero Consumo, promovida por SabMiller, luego de conocer los resultados del Segundo Estudio de Consumo de Alcohol en menores de 18 años, de la Corporación Nuevos Rumbos.
Porque como terminaba su crónica Juan Gossaín, “encima de todo, se ha comprobado que el alcoholismo juvenil está conduciendo a un gravísimo incremento de la violencia en Colombia, de las riñas callejeras y el pandillaje. Con muertos y heridos”.
VER
https://www.unodc.org/documents/colombia/2014/Julio/Estudio_de_Consumo_UNODC.pdf
http://www.eltiempo.com/noticias/consumo-de-alcohol
http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/salud/alcoholismo-en-colombia/14871017
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/07/150723_consumo_alcohol_latinoamerica_muertes_paises_jm
http://lat.wsj.com/articles/SB11535868375454343769104582272082122017596
Con el argumento de invertir en salud, deporte y educacion ponen a beber aun mas a la gente. Resultado : entre mas se bebe menos deporte se puede hacer, la salud se deteriora, la cirrosis se instala y lo que se ha recaudado en la venta de trago se va en cuidados intensivos y en cuanto a la educacion, quien se pone a estudiar borracho ?
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