Combinar el arte con la natación se ha convertido en el reto más reciente de Oriana Chávez, una joven atleta venezolana, de padres colombianos, que fue diagnosticada, al nacer, con síndrome de Down y hoy ostenta 126  medallas: 82 de oro , 28 de plata y 16 de bronce. Es una de las  deportistas más destacadas de Venezuela. La llaman  «La sirenita del Zulia», pero lleva a Colombia en el corazón.
Es una excelente bailarina, una fan incondicional de Jorgito Celedón. Le encanta la comida típica guajira como el «friche» y el arroz de camarón, al igual que el ajiaco santafereño. A sus veintiséis años aún sueña con visitar Disney.
Es la tercera de cuatro hermanos, es muy alegre y extrovertida. Durante las vacaciones asume trabajos voluntarios, como asistente del entrenador de niños especiales.
Oriana vive ahora en Santa Marta y trabaja como maestra en un colegio para niños especiales. Desde allí sigue pintando y  participando en competencias llevadas a cabo en Bogotá, Medellín y Barranquilla.
Su amor por el arte es producto de un viaje a la capital de Colombia en 2008; desde entonces, los pinceles hacen parte de su vida. Le gusta pintar al óleo y profesa gran admiración por las obras de Rembrandt y a Van Gogh. Según su madre, Lupe Hernández, Oriana elige los colores de sus obras de arte con base en su estado de ánimo.
Lupe me contó algunos detalles de la vida deportiva y artística de Oriana.
¿Cuándo comenzó Oriana a participar en estas competencias?
Mi hija comenzó a competir en 2004 en el ámbito regional. En 2006 asistió al Campeonato Mundial para Niños con Síndrome de Down en Limenck Irlanda. Se trató de su primera competencia internacional.
Hasta ahora, ¿cuáles han sido los principales logros de Oriana?
En el Campeonato Mundial para Niños con Síndrome de Down (2006, Irlanda) obtuvo cinco medallas de oro, dos de plata y una de bronce. En noviembre de 2007 fue a Aguas Calientes, México, y ganó tres oros en igual número de competencias. En los Panamericanos de Barquisimeto, Venezuela (2005), se llevó siete medallas de oro.
¿Cuándo nació su afición por la natación?
Cuando era niña la inscribí en un curso de natación junto a sus dos hermanos mayores. Temía que se pudiese ahogar en alguna de nuestras visitas a la piscina o al mar. Aprendió lo básico y demostró afinidad por el deporte. A mediados de 2003, un atleta con síndrome de Down, oriundo de Maracaibo, fue a un mundial de natación y obtuvo algunas medallas. Unos tíos de Oriana vieron una entrevista que le hicieron a ese joven por televisión y consideraron que, si él había ganado preseas, su sobrina obtendría el doble.
¿La matricularon en alguna academia?
La matriculamos en una academia especializada en enseñanza para personas con discapacidad. La inscribimos junto a su hermano menor, José Vicente. Desde el principio, el entrenador Amancio Gutiérrez consideró que Oriana contaba con las cualidades necesarias para destacar en alta competencia: inteligencia, coordinación y capacidad de aprendizaje. Por eso empezó su entrenamiento.
¿Cuándo ganó su primera medalla?
La ganó durante una competencia en el Colegio Veterinario del Estado Zulia. Nadó contra siete jóvenes sin discapacidad. Oriana ganó tres medallas de bronce y una mención honorífica por ser una atleta especial en competencias convencionales.
¿Recuerda si ella ha estado desmotivada alguna vez?
Durante las clasificaciones para las Olimpiadas de Shangai, en 2007, se hizo un sorteo para seleccionar a los atletas que representarían a Venezuela. La suerte no la acompañó en aquella ocasión; no fue seleccionada. Como consecuencia, duró tres días durmiendo y no quería comer.
¿Qué planes tiene para el resto para el 2012?
En estos momentos prepara una exposición de arte que realizará en Bucaramanga. En diciembre competirá en unas olimpiadas en Cali.
¿Y en el 2013?
El próximo año va a cursar Educación en Colombia,  en la Universidad Bolivariana del Norte.
¿Cuáles cree usted que son las cualidades que le han permitido ganar tantas competencias?
La cualidad primordial de Oriana es su disciplina. Es, a su vez, perfeccionista, luchadora y competitiva. Su hambre de triunfo es insaciable.
Fotos: Oriana Chávez