La fotografía es el medio de expresión innato de Camilo Gómez- Duran, comunicador y antropólogo que ha desarrollado una pasión por crear mundos confinados que transmiten su amor y admiración por la vida. Para su cámara, todo puede revelar una delicada faz de la verdad.
Ampliamente publicado en medios comerciales y editoriales, su trabajo fotográfico ilustra diversos libros de lujo sobre el paisaje natural y urbano de Colombia, además su obra artística ha sido expuesta en Bogotá, Cartagena, Calgary, Nueva York, y Montreal. Actualmente reside en Bogotá, lugar donde también escribe poesía y cuento corto.
Su serie de fotografías Divine Nature es una propuesta estilizada que presenta una comparación entre los órganos sexuales del reino vegetal y humano, para intentar rescatar estos últimos, de la pornografía. Camilo arrancó este proyecto en Colombia cuando todavía el sexo virtual no era tan popular como ahora.
El artista cuenta que su proceso creativo fue liberador y confrontador, pues los tabúes de su educación religiosa y conservadora se agolpaban, lo desgarraban, pero decidió dar la batalla. Este trabajo, académico, espiritual y activista, sumado a sus estudios de antropología en Canadá, una sociedad quizás más transparente que la nuestra, le enseñaron precisamente eso, que la transparencia es un valor por el cual vale la «dicha» luchar, no importa los sacrificios que exija. Una sociedad que no se ensaña en tales valores, difícilmente entenderá el significado de democracia y de libertad.
En este momento Camilo trabaja en una obra más aguda y controversial, que espera, se sume a tantos otros esfuerzos de muchos otros grupos de individuos, indignados ante la falta de ética por la que el mundo atraviesa.
Al rojo vivo
¿Cómo hizo el casting de Divine Nature?
Entre amigos, unos llevaron a otros. Todos participaron con plena convicción de que el proyecto avanzaba los conceptos de apertura en torno a la sexualidad. Los primeros intentos de fotografiar los órganos sexuales, no dieron buen resultado. Le pedí el favor a mi novia de ese entonces, que me posara varias veces, hasta lograr un lenguaje y resultado estéticamente idóneos para una comparación armoniosa. Tampoco fue fácil aprender a no involucrarme emocionalmente con las modelos. La intimidad que se genera en tal espacio, tiende a desdibujar los límites. Aprendí.
¿Cuál ha sido el recorrido de esta muestra fotográfica?
El proyecto se realizó en Colombia con personas de espíritu progresista y muy generoso. La muestra viajó a Calgary, allí estuvo en una reconocida galería central llamada Axis. De allí pasó a la CampBell-Soady Gallery de Nueva York, aunque al pasar por las aduanas norteamericanas, se dañaron al menos diez de las fotografías. Se convocó a los invitados a que asistieran a la inauguración, vestidos o desnudos y más o menos la mitad atendió el llamado al naturismo. Fue conmovedor ver cómo el público neoyorquino apoyó una moción en pos de la transparencia, simbolizada en el nudismo social.
¿Y cómo le fue en Montreal?
En Montreal, la muestra sirvió como marco para el Congreso de humanidades y ciencias sociales de 2010 de Norteamérica, que se realizó en la Universidad de Concordia, donde se mantuvo la exhibición durante casi ocho meses, como declaración política. Esta serie de fotos, ilustraron el ensayo «Supresión de las fronteras entre lo privado y lo público», el cual produje como resultado del trabajo de campo de mi carrera como antropólogo. La sala estaba llena de profesores e investigadores de universidades destacadas. Pocos miraban las fotos de cerca. Era como si no existieran al tiempo que se hubieran clavado a la consciencia de los asistentes. Espectadores informados que ignoran por completo el contenido de la exhibición complementaria al lanzamiento del libro. El puritanismo en Norteamérica está todavía profundamente enraizado.
¿La respuesta fue similar en Calgary?
Fue interesante. Mucha gente se acercaba después de visitar la exhibición, para confesarme que había sido, liberadora. Otros, fundamentalistas, venían con un séquito de «discípulos» a verla, la recorrían como queriendo repudiar las acciones del diablo; ángeles católicos, musulmanes, judíos e hindúes salían pitados de la galería, seguramente, a reafirmarse en su credo; claro, con mayores fisuras en las alas. Es difícil generalizar. Diría que un público más educado, más leído, es un público más abierto. El puritanismo y el nuevo fundamentalismo norteamericano, están apoyados por individuos que raramente han salido de su país, provincia o estado. Mi trabajo, constituye una terapia de choque dulce para tales mentalidades.
¿Exhibiría Divine Nature en Colombia?
No tengo las fotografías enmarcadas, ahora las presento en forma de afiche para incluir el texto. Si se me presenta una oportunidad, me gustaría hacerlo. El tema de la sexualidad sitúa a quien trabaja con ella, en una especie de limbo marcado por la desconfianza.
¿Cree que aflorarían muchos prejuicios?
Mi pregunta a los amigos y conocidos, es: ¿colgaría estos cuadros en su casa? Generalmente, la respuesta es no. Pero no los colgarían porque no les gusten, sino por temor al escrutinio y rechazo social. Es triste ver esta actitud mojigata. Mientras a los niños de familias conservadoras se les niega mirar la sexualidad como algo bello, natural, ellos mismos viven a un click de una pornografía donde se transmite el maltrato estructural a la mujer. Hice este trabajo, matizándolo de ironía, al presentarlo como fotografías decorativas, precisamente, para confrontar tal hipocresía. Las fotos, a primera vista, son muy atractivas, y cuando los espectadores las ven, incluso, muchos, no distinguen los órganos sexuales, su cerebro los cancela. Me gustaría exhibirlas en Colombia, sin duda.
Su ensayo sobre Divine Nature habla de «espacios íntimos no resueltos», ¿a qué se refiere?
La brecha que existe entre los reinos de lo privado y lo público, cada día está más amenazada, en razón de la Internet. Esto quiere decir, que los muros que existen entre el supuesto in(sub)consciente y el consciente psíquico, igualmente, pierden solidez. A mi modo de ver, tal construcción social y cultural de lo privado, es en esencia patriarcal, excluyente. Desde tal espacio turbio la corrupción irradia y reina. Un niño que mira una fotografía de los órganos sexuales colgada en la sala de su casa, es un niño que hace preguntas y exige respuestas a la luz del grupo familiar y social. Ese mismo niño, tendrá mayor criterio, para entender que la coreografía de los órganos sexuales de una pornografía masculina, predatoria, es lesiva para la mujer. Entre mayor apertura a todos los temas, menos tabúes, menos espacios íntimos no resueltos, menos violencia. Por igual, atención, debemos protegernos de la misandría, el odio hacia los hombres.
Por último, ¿Divine Nature es una manifestación contra el abuso sexual?
La comercialización sexual de niños y niñas, el abuso y la violencia contra la mujer, el sexo como arma de guerra, el feminicidio, son temas actuales. Cómo dije antes, hay algo que no está funcionando en nuestras sociedades. La falta de transparencia en gran cantidad de temas, desde los motivos que nos alientan para elegir a una persona en vez de a otra en nuestros afectos, como la de los negocios, estrategias y acuerdos que se hacen a puerta cerrada en bancos, agencias de publicidad, grupos familiares, etc., replica en la educación y ejercicio de los poderes económicos y sexuales. Mi obra es tan sólo un llamado simbólico y aislado para generar reforma a tales dinámicas de nuestra sociedad, las cuales se ligan unas a otras. Mejor sería que en los colegios existiera la educación mediática. Que a los niños se les enseñara pensamiento crítico con respecto a las películas, a las telenovelas, a la pornografía, y a las piezas publicitarias. ¡Eso sí que es urgente!
Fotos: Camilo Gómez Durán