«Tengo setenta años, soy diabética, hipertensa, y cargo siete hernias en la columna… el que quiera más…que pida un pollo Broster. Aquí estoy como cada dos de febrero, cumpliéndole a la Virgen de los Remedios«. Con esta frase decidió romper el hielo Nereida y no pude más que sonreírle a esta Riohachera de pura cepa, que lleva años viviendo en la capital del Magdalena. Ambas coincidimos en madrugar para rezar el rosario y lograr una banca disponible en la Catedral Basílica de Santa Marta, famosa porque en algún lugar de su edificación, está escondida una pequeña urna que contiene el corazón del Libertador Simón Bolívar y los restos del fundador, Rodrigo de Bastidas.
Nada más propicio que este día para evocar esta devoción a la Virgen de la Candelaria, o Virgen de Los Remedios, más conocida en la Guajira como La Vieja Mello. Al igual que Nereida, no importa dónde esté, siempre trato de conmemorar esta hermosa tradición, incluso con menos veinte grados bajo cero, sacerdotes extranjeros o como lo hice un invierno, en la lúgubre capilla de Lourdes en la Calle Sainte- Catherine de Montreal.
Pero el sol brillaba esta vez y había tanta brisa, que por momentos pensé que era como estar Riohacha, donde las campanas de la iglesia suenan desde las cuatro de la mañana, los voladores no paran y todo el mundo celebra la fiesta patronal con sus mejores atuendos. A la Catedral Nuestra Señora de los Remedios llegan los personajes del antiguo Magdalena Grande, el Presidente de Colombia, Ministros, Alcaldes, Gobernadores, artistas, congregaciones religiosas y cientos de devotos.
De repente Nereida me regresó a la realidad diciendo: «Mi hija no quiso venir, me dijo no y eso me tiene triste». Bajando la cabeza me susurró: Su segundo nombre es Remedios… Imagínese, hasta ha querido cambiárselo, no sé qué locura le dio, si venir aquí no le cuesta nada, solo la voluntad».
A medida escuchaba la historia de cómo su hija sentía apatía por algo tan importante para nosotras, pensaba en que a Nereida no era la única a quien le habían rechazado la invitación, con el tiempo la gente saca cualquier excusa para no asistir: Tengo que trabajar, la devota era mi mamá, mi esposo tiene otra religión, es día de colegio, etc. Duele admitirlo, pero el fervor se está perdiendo.
La Catedral de Santa Marta estaba llena, pero no a reventar como en otros años anteriores y los jóvenes brillaban por su ausencia. Antes de comenzar la ceremonia nos anunciaron que la señorita Remedios, «Meme» Rosado, promotora de la celebración de la Vieja Mello en Santa Marta estaba presente.
Fue agradable saber que Meme, estuviera viva. Su frágil cuerpo reposaba en una silla de ruedas y seguía con su mente lúcida, a pesar tener cien años recién cumplidos. Meme Rosado y su hermana seguían firmes en su fe, presidiendo la celebración en Santa Marta. A todas estas me preguntaba ¿Si habrá gente devota para reemplazarlas?
El milagro
La fecha exacta del milagro es el 14 de mayo, cuando una fuerte tempestad azotó a Riohacha y destruyó totalmente la calle primera, donde hoy se encuentra el hotel Arimaca, el agua se estaba tragando la ciudad. Desesperados los feligreses corrieron a la Catedral y sacaron la imagen de la Virgen de Los Remedios, durante la procesión, los vientos huracanados le robaron la corona de oro que llevaba la virgen y ésta al caer calmó inmediatamente la furia del mar.
Nereida al igual que lo hacía mi mamá, le agregó un pedazo a la historia: «Resulta que años después, una joven se estaba bañando en el mar y cuentan que encontró la corona, pero al tratar de salir con ella en las manos, el mar se enfureció a tal punto que la gente le gritó: ¡»tirala, tirala!». Ella la devolvió, por eso la corona sigue en lo profundo del mar».
Esta historia la he escuchado hasta el cansancio, pero es fascinante, reafirma mis creencias. Desafortunadamente, con tanto Ipod, Ipad, y Esclaberrys que usan los jóvenes es difícil que oigan hablar de los milagros de la Virgen. Pero a mi lado estaba una mujer de mucha fe, que me aseguró que los milagros existen, Nereida da testimonios: «Una vez dos personas estuvieron a punto de quitarse la vida, era una riña familiar, yo me arrodillé, le pedí a la Virgen por ellos y no sé en qué momento terminaron abrazados»
Una virgen protectora
La devoción por Nuestra Señora de los Remedios es muy antigua, de hecho es la patrona de Fregenal de la Sierra en España desde el año 1506 y en 1906 fue coronadaCanónicamente la imagen por el Papa San Pio X. Posteriormente, en l 1956 fue nombrada Capitana General de las Fuerzas Armadas Españolas.
Pero existen otras historias sobre los milagros de la virgen que no son tan conocidos como el narrado por Weildler Guerra, columnista del periódico El Heraldo. Su tío abuelo Rafael Pana Uliana le contó que a finales del siglo XIX y principios del XX un grupo de migrantes provenientes de Castelnuovo di Conza, un municipio italiano de la región de Campania, se trasladó hasta Riohacha, entre ellos llegaron apellidos como Pugliese, Annicchiarico y Berardinelli. Al llegar la primera guerra mundial, cuando algunos de estos jóvenes nacidos o asentados en Riohacha fueron llamados a filas por el ejército de Italia, uno de estos soldados le prometió a la Virgen de Los Remedios que lo salvara para poder asistir a la celebración del dos de febrero. A su regreso dio testimonio de la increíble protección que recibo de la Virgen.
No hay que perder la fe
«Los milagros existen y hay que tener fe» con estas palabras y un fuerte abrazo se despidió Nereida en la Catedral de Santa Marta. Afuera había una multitud que salía acompañar a la procesión de la Virgen.
Bueno, cada cual tiene su manera de asumir la falta de fervor. Antonio Nicanor Escudero, por ejemplo va más allá, él tituló unas de sus columnas del año pasado del portal Maicao al Día así: ¨La Vieja Mello: electoralizada y etilizada». Su inconformidad se traduce en la metamorfosis que ha sufrido la celebración del dos de febrero en Riohacha, pues prácticamente se ha vuelto una especie de cumbre política en donde algunos aprovechan para hacer proselitismo político.
El año pasado por ejemplo, al final de la celebración, los titulares de las noticias se concentraron más en las mochilas wayuu que compró la primera Dama, Clemencia de Santos y el regateo que protagonizó. En muy pocos quedó esa tradición que desea recuperar Nicanor y que evoca al recordar cómo era el dos de febrero antes: » Un día especial donde la espiritualidad y la religiosidad irrumpían en el escenario municipal, el aire que se respiraba era cercano a la divinidad. Por doquier se observaba una relación de los riohacheros y riohacheras con Dios.»