Wellintong Lima es brasileño, habla un poco de español y cuando fue reclutado por el Circo del Sol su especialidad era el arte marcial capoeira, muy tradicional en su país. Es un joven amable, tímido y muy disciplinado. Comenzó trabajando en La Nouba, en la Florida y a veces ni él mismo se explica cómo pudo desarrollar tanto su talento, pero asegura que se lo debe al Circo. Ni siquiera su madre imaginaba que era capaz de saltar y hacer tantas maniobras en el aire al lanzarse del trampolín. Ahora, además de combinar el ejercicio con el equilibrio mental y la fuerza física, se ha convertido en un experto en la acrobacia.
Trabajar para Dralion ha sido una aventura increíble. Wellington ha estado en Sydney, Australia, conviviendo con 160 personas de 21 nacionalidades diferentes. Muchos de sus compañeros eran deportistas que no estaban acostumbrados a mostrar sus emociones, simplemente competían por una medalla, eran muy individualistas, pero el Circo les enseñó a todos a trabajar en equipo.
Su entrenamiento para Dralion en Montreal duró cuatro meses, en los que tuvo que adiestrarse en el trampolín, y practicar natación y buceo, disciplinas deportivas que combina con acrobacia y expresión artística, porque es indispensable que utilice todas las partes de su cuerpo. Como el lenguaje al principio es una barrera, si una persona debe sujetar a la otra, usan el lenguaje corporal para comunicarse.
Colombia también ha dado una cuota alta al Circo del Sol Jimmy Ibarra, Carlos Enrique Marín y Angelo Lyerzysky, artistas colombianos le dieron vida a la escalofriante Rueda de la Muerte, de Kooza, aunque no continúan trabajando juntos actualmente, su éxito ha sido rotundo.
El acto de la Rueda consta de un aparato que pesa 700 kilos y era impulsada por Carlos a una velocidad aproximada de 50 kilómetros por hora, mientras que Jimmy realizaba sorprendentes acrobacias en el aire. Angelo, cumplía la misión de reemplazar a sus compañeros de fórmula.
Según Jimmy el espectáculo era sencillo pero poco a poco tuvo un giro de 180 grados: la rueda volvió más pesada y ellos aprendieron a convivir con los disfraces, elementos que nunca antes habían usado. Además, tomaron clases de gesticulación, canto, actuación, y recibieron la ovación del público en Filadelfia, Chicago, San Francisco, San José y varias ciudades de Canadá como Toronto, Montreal y Québec City.
Para el 2009 el reto fue superar las acrobacias, tratar de crear nuevos trucos suspendidos en el aire y en el salto mortal. Ellos saben que pueden sugerir nuevos proyectos porque su creatividad es muy apreciada o pedir que los transfieran a otro espectáculo. Para el 2010 Carlos estaba buscando otros rumbos y aterrizó en el show Zarkana en las Vegas Nevada, pero Jimmy siguió en Kooza recorriendo el mundo, su reto ha sido siempre llegar con el acto de la Rueda de la Muerte al Festival de Circo de Montecarlo, donde se dan cita los mejores payasos, trapecistas, magos y domadores del mundo entero, para competir por el prestigioso galardón de Le Clown d’Or.
Jimmy y Carlos hicieron sus pinitos en el American Circus en Bogotá y recuerdan con agradecimiento a Felipe Acero, quien les brindó la oportunidad de demostrar sus habilidades. Carlos agrega: «conocí a Jimmy en Pereira en 1993, desde pequeño siempre me gustó el arte cirquense, a los quince empecé a ensayar la rueda gracias a él y de allí salió nuestro primer contrato. Mi primer viaje al exterior fue a los diecisiete años, me fui para Chile aprendí motociclismo, después nos fuimos a México y allí estuvimos año y medio, luego nos separamos yo me fui para Italia con diez dólares en el bolsillo a probar suerte con el péndulo».
Por su parte Jimy, que proviene de una familia cirquense, cuenta que estaba de vacaciones en Alemania cuando un amigo le dijo que enviara un demo para el Circo del Sol, después por pura casualidad encontró un mensaje en su correo electrónico y fue así como el Circo lo contactó en Europa, para ver su acto de la rueda y cuando le preguntaron si necesitaba alguien más, enseguida propuso a Carlos «El contrato lo anunciaron el 23 de mayo en el 2006 Jimy estaba en Alemania y yo en Italia, fuimos de vacaciones juntos a Colombia y llegamos el 27 de noviembre a Canadá.
Estuvimos en Montreal formándonos durante largas jornadas de trabajo, no dormíamos bien, pensando en el show, apenas nos estamos relajando, pues el entrenamiento y las coreografías son muy difíciles. Además teníamos un acto listo, pero había que probar el aparato nuevo que es más pesado, yo tenía que acostumbrarme, pues soy quien mueve la rueda para que Jimy pueda hacer las figuras.»
Sin embargo, antes de alcanzar este sueño, cada uno vivió su propio viacrusis. Jimy asegura: «Uno siempre tiene golpes en la vida, tuve más de cuatro crisis emocionales que afectaron mi trabajo y mi vida personal. Pero pienso que si te caes, puedes levantarte y vencer el miedo. Lo más importante cuando uno quiere algo es tocar puertas, pues las buenas noticias no te llegan a tu casa, hay que salir a buscarlas, con esfuerzo y mucha esperanza. Yo entrenaba muy duro, pero veía que se me cerraban puertas y pensaba pero porqué, si soy mejor que muchos acróbatas, pero a veces las cosas se dan a su debido tiempo, en el punto exacto, solo es cuestión de tener paciencia y seguir luchando. Además como siempre decimos, en el circo nada es imposible, todo lo que uno aprende poco a poco se le puede sacar un buen provecho.
Carlos comparte muchas penas y alegrías con su compañero de trabajo y sin tapujos agrega: «Quiero decirle a todos los jóvenes que les gusta el circo que luchen por lo que quieren que nunca bajen los brazos, que no caigan en las malas pasadas de la vida. Desafortunadamente en Colombia estamos expuestos a irnos por el camino fácil. Yo era muy humilde, muy pobre, pero nunca me desespere, nunca probé ningún vicio y viví en medio de armas en Pereira, mis vecinos me convidaban, pero siempre me negué, seguía estudiando. Sé que es estar sin un peso en mi bolsillo, pero siempre pensaba si así estoy yo cómo estará mi mamá y gracias a ella estoy acá porque me dijo tenga lo necesario, pero no se vaya por los caminos malos. Muchos amigos que empezaron conmigo en el circo, hoy están muertos. Trabajar en el Circo del Sol, es algo indescriptible, es una oportunidad que se presenta una sola vez en la vida y tengo que aprovecharla».
Nunca imaginé llegar hasta acá en una edad tan joven, en el 2003 vi por primera vez el Circo del Sol en México, después pagué mi entrada en Bélgica para ver «Dralion» y dije algún día tengo que estar allí. Seguía ensayando, pero lo veía lejos, como en otro mundo porque acá están los mejores artistas. La gente ahora me dice que suerte, pero como dicen por allí, si usted no mira para abajo, no encuentra dinero, ha sido con mucho sacrificio, y con la ayuda de Dios, que nunca nos abandona.
Fotos: Jimmy Ibarra, Carlos Marín.