“Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría amarte, amarte como nadie supo jamás! Neruda
@NataliaGnecco
Existen muchas maneras de celebrar el Día Internacional de la Mujer que conmemora nuestro derecho a la participación, a la igualdad de género y resalta todos los aportes que seguimos haciendo a la sociedad. Pero nada mejor que acudir a la literatura para honrar ese papel de musas que siempre hemos desempeñado como fuente de inspiración para artistas y poetas.
Por eso decidí convocar a Teobaldo Noriega, Blanca Victoria Solórzano y Sergio Esteban Vélez para hablar un poco de cómo la mujer ha inspirado sus obras literarias y si aún las palabras de amor logran conmover el corazón de una mujer en plena era virtual, donde la imagen ¡sí que vale más, que mil palabras!
Desde London Canadá, Teobaldo nos presenta su último libro de poemas llamado Tarea de Sísifo , con un capítulo dedicado al “Eterno femenino”, en donde cada poema indaga y proyecta cierta imagen específica de la condición femenina, exaltando lo esencial de tan prodigiosa humanidad: la impactante paz interior de Mona Lisa; la inocente capacidad de seducción de una Casta Susana; la inteligente rebeldía de Sor Juana ante la misoginia clerical; la inquieta redención ocultada por la seda que cubre el cuerpo de la Maja; la nada discreta sensualidad de María Magdalena en una cueva, aliviada tal vez por antiguos y non sanctos recuerdos…
En pocas palabras, el poeta y crítico literario colombiano muestra a la mujer tanto como una fuente generadora de vida; como una sugestiva estampa de verano en que la que despierta los sanos e imprevisibles caminos del instinto; hasta llegar al placer y el indulto que su entrega promete. Con mucha picardía Noriega afirma: “Mi hablante es un voyeur que transita por una galería donde la femineidad impone su incuestionable valor como parte de un orden universal del cual es el centro”.
Toda esta experiencia estética que desborda la obra de Teobaldo me lleva a preguntarle si cree que aún se puede conquistar a una mujer con un poema, sin necesidad de meditarlo me responde: “Creo que sí, y esto guarda relación con el impactante valor de la palabra poética. Sin caer en un lirismo artificiosamente edulcorado, abundante en ciertas prácticas que históricamente no pasan de moda. Lo importante es escribir a tono con una sensibilidad femenina seducida tanto por la sonoridad de los significantes como por el trasfondo existencial que el poema comunica. Una “conquista” racional que conduce a esa enigmática zona de sentimientos humanos donde aguardan –entre otras cosas- el deseo, la ilusión, el amor.
Ante la respuesta de Teobaldo, la mexicana Blanca Victoria Solórzano, quien en su libro « Medio Siglo- Un Demi-Siècle » exalta a la mujer con el amor en todas sus versiones: amor de madre, hija, esposa, hermana y amiga, decide compartir su experiencia. En su poema “Medio siglo” abandona su alma para cuestionarse… ¿y qué hice yo de mi vida?’. Lentamente cada página de su obra va dándole vida a ese rompecabezas que nace al tratar de explicar nuestros sentimientos.
Para resumir la obra de Blanca Victoria invito al poeta mexicano Gilberto Flores Patiño quien escribió el prólogo: “ En ‘Medio siglo’, Blanca nos habla de su matrimonio, de su familia, de sus hijas; de un tiempo transcurrido ‘entre vértigos y letargos’. Siente la desaparición de su primavera como un perfume caro que se evapora. Instalada allí, en su medio siglo, recuerda a su madre, y, a pesar de que en otro poema dice ‘Hoy ya no tengo veinte años’, se dirige a ella con voz casi infantil. Mamita Ninfa, la llama por su nombre. Mamita / te recuerdo con tu pelo negro / trenzado a la usanza / de tu herencia de mujer purépecha…
Desde Montreal, esta escritora mexicana responde también sin rodeos sobre si la poesía aún tiene ese valor emocional en las mujeres de hoy en día, sonriendo ella asegura: “Sí. Muy pocas mujeres son indiferentes a la ternura de un poema”. En estos momentos Blanca prepara la edición de su próximo libro “Oda a la mujer” y antes de despedirse me adelanta un verso de su poema « Ven te quiero decir »
Mujeres somos nosotras con un vientre bendito
Que latente germina
¡Generando la vida!
Un arma de seducción
El poeta colombiano Sergio Esteban Vélez cuenta que en su trabajo literario, ha abordado el tema de la mujer desde diversos enfoques y facetas, con voz pausada asevera: “Cuando era un niño retraté a la mujer con el romanticismo propio de los sonetistas decimonónicos, me centré en la belleza de su figura, en la dimensión estética de su presencia. A la vez, me sumí en descripciones poéticas del proceso de amor y desamor entre los dos sexos, con un estilo propio del galán que cortejaba a sus pretendidas, en tiempos en los que la poesía todavía ocupaba un lugar primordial en la educación básica y en la vida social”
A sus quince años de edad, en un sonetario místico que escribió, la mujer fue protagonista, a través de la Virgen María, en su dolor, su templanza, su dulzura. No contento con este experimento, su poesía dio un giro hacia la metafísica, en lo que él llama la “teleología del ser humano” y explica: “fundí al hombre y a la mujer en una sola dimensión, la de aquellos seres vivientes y pensantes que vagan por el mundo, en soledad, sin tener muy en claro la finalidad de ese viaje por la existencia. Este enfoque lo asumí en mi poemario “Historia cóncava”, pero tornando hacia el amor, un amor en el cual no importaban los sexos y tuve el honor de que mi colección fuera prologada por la más grande mujer poeta de la historia de Colombia: Meira Delmar”.
Desde Bogotá, Sergio Esteban prepara su último libro de poemas dedicado a la mujer como heroína, desde diversos ángulos y miradas. Con entusiasmo agrega: “escribo a María Callas, la más famosa soprano del mundo, muriendo de amor, en un drama más profundo que el de los personajes operáticos que, todas las noches, ella encarnaba. O hablo de la supuesta frivolidad de Marylin Monroe o de Isadora Duncan, camuflando un doloroso vacío existencial y una ausencia de amor devastadora. Evoco a María Estuardo, como la reina altiva que es sacrificada por defender sus creencias”.
El artista David Manzur, es el invitado de honor para ilustrar este desfile de personajes femeninos que ha concebido Vélez, quien está terminando su tesis, sobre el carácter iconoclasta, innovador, pionero y multifacético de una gran poeta colombiana: Olga Elena Mattei. Antes de finalizar le recuerdo a Sergio Esteban que aún ha contestado a mi pregunta y con mucha gracia remata: “Ahora más que nunca, la poesía puede ser usada como arma de seducción, pues hay una variedad mucho mayor de estilos poéticos. Más allá de que en nuestros tiempos la tecnología, lo urbano y lo «antipoètico» se han tomado la vida cotidiano, la mujer no ha perdido su esencia y, por ende, una rosa, una serenata, una cena romántica y, por supuesto, un poema, no demeritan a la hora de la seducción.
Obras de arte de Angela Calle– artista colombiana residente en Canadá
Fotos: archivos de Teobaldo Noriega, Blanca Victoria Solórzano y Sergio Esteban Vélez