@NataliaGnecco Hasta el momento no pienso tener hijos – cuenta Alexandra- . “Esto implicaría dejar a un lado muchas metas que tengo trazadas y no estoy dispuesta abandonarlas”, detalla esta comunicadora de 27 años, quien vive en unión libre con su novio Steven, desde hace cinco años.

La decisión de muchas mujeres de no tener hijos sigue ganando terreno en nuestra sociedad, a tal punto que muchas jóvenes como Alexandra son partidarias de la frase “el tener todo, incluye no tener hijos”. Ya no es sólo una tendencia de moda que abanderan artistas de la talla de Cameron Díaz, quien gritó a los cuatro vientos que no tener bebés puede realmente hacer las cosas más fáciles, aunque esto no implica que sea una decisión fácil. Mejor dicho, es toda una filosofía de vida.

¿Pero qué hace que mujeres entre 25 y 45 años que generalmente, pertenecen a un sector socioeconómico medio alto prefieran una vida libre de hijos? Alexandra, community manager de una entidad estatal, me confiesa que así su suegra se muera de ganas de ser abuela, no va a ceder ante esta petición, porque su prioridad no es un hijo. Por su parte Diana, periodista de 43 años afirma que todavía tiene los mismos amigos de la adolescencia y ninguno de sus siete compinches tiene hijos, suspirando explica: “nuestra generación de “Peter Pans” le prosiguió a una inmediatamente anterior, que se embarazó sin quererlo, tuvo hijos no deseados y se practicó abortos sin querer.”

Diana agrega que colectivamente vivieron el drama de niñas/ niños obligados a ser papás y mamás, todo esto sumado al drama de los padres, abuelos o tíos que segregaron a los infames padres adolescentes, por eso asegura: “creo que esa realidad nos hizo plantearnos a muy temprana edad las inconveniencia de ser padres, porque para nosotros se resumía a esfuerzos y privaciones”.

La periodista complementa diciendo que las noticias crueles, el terrorismo, el efecto invernadero, la hambruna, el agua que se acaba, la erosión, etc, etc apoyaron la idea de que traer hijos al mundo era un acto despiadado con un ser humano inocente. Sin embargo, se apresura a decir que a medida fue madurando se dio cuenta que la vida es igual de fácil o difícil para personas con o sin hijos, porque las dificultades no se limitan a si tienes o no una descendencia.

Tener un hijo no significa realizarse En un ambiente menos plagado de noticias, Paola de 33 años especialista en gestión de proyectos comenta que es más fácil la vida sin hijos porque en estos momentos es muy complicado tanto por el tema de presupuesto como por la seguridad, con preocupación expresa. “ya no se puede garantizar la seguridad en el colegio, ni en la casa, esta época que vivimos es muy convulsionada”.

Al igual que Alexandra, Paola mantiene una relación de varios años con su pareja y tiene muy claro que así su mamá le insista en tener bebés para no quedarse sola, los hijos hacen su vida y se van, por eso comenta: “Esta generación vive aún más despegados de sus mamás, son individualistas, a mi nada me asegura que me van acompañar en la vejez. Además, veo a mis amigas con hijos que no tienen un solo minuto para ellas, su fin de semana es esclavizante, no disfrutan la vida, hace marras no van a un cine, a un buen restaurante, tienen cero tiempo para ellas”. Y sin bien muchos hemos crecido bajo los mandatos del Génesis “…sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra…”Paola considera que la realización de la mujer no es tener un hijo, ella expresa: “ser madre ya no es la prioridad de una mujer, con el ritmo de trabajo que llevamos, ¿a qué horas criamos? ¿Quién está con esos niños? La niñera, la empelada doméstica y lo peor es que las mamás por compensar el tiempo que están ausentes del hogar, se dedican a malcriar a los hijos por eso vemos tantos culicagados maleducados, caprichosos e intolerantes. Yo me pregunto ¿qué tipo de seres humanos están criando?”

Por su parte Marcela economista de 45 años defiende siempre su posición ante amigos o familiares que juzgan su decisión de no tener bebés, ella aclara: “la gente piensa que soy inmadura, egoísta e irresponsable, pero la verdad no pienso salir corriendo a un banco de semen a inseminarme o adoptar un mocoso porque me divorcié, no tuve hijos y mi reloj biológico está corriendo. Los niños me encantan, disfruto mucho de mis sobrinos, pero no me le mido a ser una madre soltera. Un hijo no es una mascota.”

En campaña contra la paternidad De todo este ramillete de mujeres que decidieron no ser mamás, no podía pasar por alto el testimonio de un hombre y nadie mejor que Nelson Arregocés para hablar sobre este tema. Él es administrador agropecuario y a los treinta años decidió hacerse la vasectomía, un procedimiento que sólo practican los médicos al alcanzar esta edad.

¿Pero qué lo motivó a tomar esta decisión que a muchos les pareció en su momento una insensatez? Sonriendo Nelson afirma. “siempre pensé que había demasiados chinos, que antes de hacer uno prefería adoptar y finalmente opté por la vasectomía.

Al ver el signo de interrogación en mi rostro, Nelson se apresurara a reflexionar: “¿Que si estoy arrepentido? Nunca, al revés, trato de convencer a todo el que puedo, de no tener hijos. Mi primera esposa Johana vivió conmigo quince años a sabiendas de mi decisión y a pesar de que pudo haber sido mamá, nunca lo hizo. Mi actual compañera tiene 28 años y también la convencí de no traer más criaturas al mundo.” Otra de las razones para esta campaña anticonceptiva que lidera Nelson es que ser padre denota mucha responsabilidad, sacrificios, vivir en función de otro ser humano, dedicar toda la vida al hijo, por eso amplía su posición: “la sociedad nos metió el chip en la cabeza de ser padres y cuando uno rompe con esos esquemas entonces está loco, pero ¿sabes quién está loco? La persona que hoy decide tener más de un hijo a sabiendas que debe velar por su sostenimiento económico y su salud tanto física como psicológica”.

Así la paternidad sea el regalo más hermoso sobre la tierra, para Nelson tener más de un hijo en esta época es una locura, pues si lo pone en una balanza, pesa más el sacrificio. Por ahora continua con su campaña, y remata diciendo: “el que esté dudoso, que me llame, al menos trataré de convencerlo”.

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