@NataliaGnecco

La vida nocturna de Montreal está llena de sorpresas. Así como la calle Crescent se destaca por su espíritu festivo, otros restaurantes madrugan a pasar la cuenta o suspenden temprano la venta de licor haciendo que sus clientes salgan despavoridos e incluso arruinen su noche, pues llegan directo al “sobre” pues el lugar les permite  ingresar alcohol gratuitamente hasta las 11:00 pm,  les toca  darle de baja a las botellas de vino en tan pocas horas.

Afortunadamente, en pleno corazón de la isla, en la calle Peel, cerca a Maisonneuve, hay un vecino que nunca quiere cerrar la puerta a sus clientes, se trata del tradicional café-bistro con terraza Alexandre e hijos, cuyo servicio de cocina va del medio día hasta las dos de la mañana. Famoso por su exquisita decoración parisiense  no es solamente el sitio predilecto de los aficionados a los vinos y la gastronomía, es también un Alexandre & Fils, amigo confidente de muchos hombres de negocios, intelectuales y románticos empedernidos. Son muchas las historias que se han tejido en estos muros cubiertos de glamur, tanto que algunos de sus clientes no se resisten la idea de vivir sin las delicias de Alexandre y otras adoran recordar sus momentos idílicos cada vez que cruzan por este encantador lugar.

George Younis, no olvida por ejemplo que selló su compromiso con su esposa en el Alexandre o  mi colega Beryl Wasjman,  jefe editor del periódico The Metropolitan,  le gusta tanto trabajar en este restaurante, que lo convirtió en  su segunda oficina, desde allí prepara los dardos para sus columnas políticas y no es extraño encontrarlo a menudo con su portátil en la terraza de Alexandre o fumando en salón de los cigarros en el segundo piso. Mejor dicho Beryl ya hace parte de la decoración.

Pero indudablemente, la magia que encierra Alexandre, famoso por acoger al público de todas las edades, tiene mucho que ver con su propietario, el francés Alain Creton, quien se las ha ingeniado siempre para conservar la fidelidad de sus clientes, atraer a los turistas y mantenerse siempre “in” en la agitada agenda gastronómica de Montreal.

Un sello único

La aventura del Alain Creton comenzó 1967 cuando aterrizó en Montreal, proveniente de Inglaterra y luego de diez años de arduo trabajo en varios restaurantes y bares de Montreal, de ahorrar dinero suficiente, se embarcó en la compra de este restaurante que obviamente no era lo que vemos actualmente, pues el concepto y la apariencia eran otros. Junto a su hermano menor quien tambiéninmigró de Francia, se dieron la tarea de abrir Alexandre, de tal manera que Alain se dedicó a crear un ambiente especial, inspirado en su experiencia laboral en Francia en los restaurantes preferidos por periodistas y el mundo del jet set internacional, mientras que su hermano se concentró en el paladar y en cómo enamorar a los clientes con la cocina tradicional francesa.

Alain confiesa que siempre le gustaba conversar con la gente de la radio y precisamente a pocos pasos del Alexandre estaba una estación radial la CKC y cuando ellos comenzaron a frecuentar su restaurante, él se les pegó como si fuera un Groupie* porque era esa la clientela que deseaba atraer, al igual que relacionistas, intelectuales, periodistas, políticos, todos adultos muy agradables, que contrastaran con los universitarios de Mcgill.

“ Creamos un ambiente tipo “English Pub” para los jóvenes y recuerdo que en 1982 tuve mi primer encontrón con el ex Ministro Rene Lévesque y su Ministro de Comercio, pues resulta que yo vendía cerveza del barril importada, algo que no se veía en ninguna parte en esa época en Quebec. Todo era local y duramos cuatro meses de tire y afloje con el gobierno quebequense, quien finalmente nos dio la autorización de venta en la provincia. Ese fue un gran logro para Alexandre y actualmente ofrecemos trece tipos de cervezas importadas”. Asegura Creton con cierta melancolía.

Cuatro años después de este episodio, Alexandre cambió toda la decoración, reconstruyeron esta brasería parisina, que nos da la sensación de estar en medio de un restaurante de un vecindario de Paris, además chefs de Francia de gran reputación internacional vienen a deleitar la exclusiva clientela de Alexandre, con un menú típico francés y como lo asegura Alain, nadie los ha imitado jamás en Montreal, él afirma: “ Somos únicos porque hasta la terraza, es especial, todos esos muebles fueron traídos de Francia, queríamos ser auténticos y por ser tan costoso, es más difícil que nos imiten”.

Fieles al paladar

Más allá de la decoración, el éxito de Alexandre está en la fidelidad para preparar cada plato de acuerdo al paladar francés. Alain cuenta que para el aniversario número veinte  invitaron 15 chefs especializados que vinieron a Montreal a explicarles el funcionamiento de la cocina francesa, es así como se conserva siempre la misma sazón. “Si un francés viene a comer a Alexandre sale satisfecho con lo que escoja ya sea “pâté en croûte”, “soupe à l’ognion”, “confit de canard”, “morue notre confit, nuestra cocina bistro es original, nuestro foie gras les fascina y eso nos llena de orgullo”. puntualiza el propietario.

Alain ha continuado con la tradición de invitar dos chefs Franceses cada año a Montreal para estar al tanto de todos los avances culinarios, por su restaurante han desfilado reconocidos chef como Axel Manes, Chef ejecutivo del taller de Joël Robuchon y el Chef Yves Camdeborde del Comptoir Carrefour de l’Odéon. También hace semanas gastronómicas y su clientela que incluye celebridades y artistas internacionales, siempre lo sigue.

En el 2008 el gobierno francés le otorgó la orden del mérito agrícola por su aporte a la gastronomía francesa, una distinción que comparte con la actriz Catherine Deneuve quien también fue condecorada por este mismo mérito, por haber promocionado los perfumes franceses por el mundo.

En cuanto a su rol como padre de familia, Alain dice que su sueño ya se cumplió y es estar al lado de sus cuatro hijos, acompañarlos en su vida, en su adolescencia. Al preguntarle si le gustaría que ellos siguieran con esta tradición, me asegura que como todo padre tiene esa esperanza, pero prefiere que ellos decidan lo que deseen hacer en la vida, incluso si es completamente diferente. “Todos mis hijos vienen a comer al Alexandre, pero solo Alicia viene a trabajar, es la única que me ayuda, no sé si quiera continuar con esto, o si vaya a cambiar de opinión algún día…” dice Alain con mucho humor.

Nuestra conversación llega a su fin, el deber llama al propietario de Alexandre, quien es un excelente anfitrión, no está de más decir que es galante por naturaleza, algo muy apreciado por nuestra estirpe latina.

Fotos: Journal de Montréal. David Nathan