@NataliaGnecco
“Hay que ir a Cuba antes que llegue McDonalds”, con este ultimátum que pregona mi hermana Flor a los cuatro vientos era difícil resistir la curiosidad por ir a ver qué es lo que está pasando en la isla un mes antes de la tan anunciada visita del Presidente Obama. Pues bien, febrero resultó ser un mes de invierno para los cubanos, pero a pesar de la brisa helada, las nubes que amenazaban con lluvia, el clima estuvo maravilloso, el sol estaba más brillante que nunca y el azul turquesa de las playas cubanas fue el imán perfecto para quienes adoramos el mar.
En materia de noticias este mes no ha podido ser más movido en Cuba, pues mientras yo leía ensimismada el libro “Un jardín en Beldalpur” de Kenizé Mourad y viajaba mentalmente hasta La India, en La Habana se seguía hablando de muchos eventos importantes comenzando por el histórico encuentro entre el Papa Francisco y el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, su Excelencia Kirill; la visita a Francia de Raúl Castro para fortalecer la futura expansión de las relaciones bilaterales entre ambos países en materia política, económica, comercial, financiera y cultural, como continuación a la visita del Presidente François Hollande a La Habana en mayo 11 de 2015, en donde además de firmar cuatro acuerdos de cooperación en áreas de investigación científica, educación y promoción cultural se inauguró la nueva sede de la Alianza Francesa en el paseo del Prado.
A mediados de este mismo mes estaba en su apogeo la Feria Internacional del Libro con su país invitado Paraguay y se escuchaban comentarios positivos de la visita de un alto funcionario del gobierno de Uruguay para afianzar los acuerdos bilaterales con la isla firmados en el 2015 con el Presidente Tabaré Vásquez. Lejos estaba de imaginar que mientras me unía a un grupo de turistas en el delfinario de Varadero, periodistas de Radio Canadá Internacional preparaban 21 reportajes en 30 días, incluyendo un especial desde la Base Naval de la Bahía de Guantánamo para la serie televisiva que han bautizado “Cuba, une île en mutation”, (Cuba una isla en proceso de mutación).
Es obvio que a mis colegas quebequenses esta arremetida diplomática que adelanta el gobierno cubano, sumado a su apertura económica, ubican a la isla comunista en un periodo de transformación sin antecedentes. En efecto, Martin Movilla y Jean-Michel Leprince llevaban más de dos semanas trabajando arduamente en la isla y no fue hasta cuando logré un par de testimonios sobre las nuevas tendencias en Cuba que vi por azar una de sus notas en TV5Monde sobre la Feria del Libro que pude tratar de contactar a Martín, ¿quién mejor para conversar sobre las transformaciones y nuevos retos de Cuba?
¿De dónde viene tanta gente?
Mi encuentro con Martín se dio días después de haber descubierto la cantidad de turistas que venían, al igual que yo, por primera vez a Cuba. Estaba preparada para encontrarme con personas provenientes de todos los rincones de Canadá, pues su refugio predilecto para huir del invierno es Varadero, pero no para hacer un “switch” de idiomas tan frecuente… cual Arca de Noé.
La correcta lectura a este boom turístico la tiene José Luis Perelló, profesor de la Facultad de Turismo de la Universidad de La Habana, quien asegura que en el 2015 Cuba reportó un crecimiento en el sector turístico de un 17.3 %, pues llegaron 3 millones 521 mil turistas extranjeros provenientes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Italia, España, Venezuela y Argentina. ¿La razón? Esta época libre de tensiones que aislaron la isla por cerca de cincuenta años ha permitido que la gente se sienta atraída por este destino.
Perelló asegura que Cuba pretende mejorar su modelo socioeconómico al igual que sus estrategias y creatividad para convertir las situaciones de crisis en oportunidades, esto lo dice refiriéndose al proceso de normalización de las relaciones con Estados Unidos y explica además: “la disminución de las medidas restrictivas impuestas a Cuba por Estados Unidos por más de cincuenta años permitirá obtener logros sociales aprovechando así el recurso humano con herramientas que permitirán a la economía cubana ser más competitiva”.
Al tiempo que el profesor daba estas declaraciones, algo increíble sucedía en la Florida, tal parecía que el nuevo lema cubano era “diciendo y haciendo”. Resulta que Cuba asistía por primera vez al Miami International Boat Show (Feria Internacional de Yates de Miami) para promocionar las regatas entre Miami y La Habana, una actividad que se remonta a los años 1930 hasta finales de los años 1950, desde San Petersburg – Habana. Aquí no sólo se estaba aprovechando la buena onda de las relaciones diplomáticas, sino retomando una relación marítima de antaño.
El Che ¿vivito y coleando?
Al deambular por las tiendas de La Habana como cualquier turista, en un momento dado ya me parecía a “Vicente”, sí el mismo del proverbio popular «¿A dónde va Vicente? para donde va toda la gente…” pues muchos van buscar al Che Guevara, y atrás me fui yo, después de todo es el personaje más explotado comercialmente en Cuba: camisetas, llaveros, pañoletas, platos, vasos, libros, gorras, lapiceros, pisa papeles, pulseras, imanes, cuadros, caricaturas, etc, etc.
Nadando contra la corriente decidí no sumarme al “look” del Che, pero sí indagar sobre él. Norma, argentina de 80 años que visita a Cuba cual primípara como yo, me confiesa que la figura de Ernesto Che Guevara es sinónimo de valentía en su país por haber sido un hombre rico que dejó su posición social para librar una guerra que no le pertenecía. Por su parte, Mila, nuestra guía de origen ucraniano, quien aterrizó en la isla por aquello del “maldito encanto cubano” y se quedó, asegura que el Che fue un hombre humilde que peleó por la revolución sin pedir nada a cambio, sólo le exigió a Fidel Castro que tanto la educación como la salud fueran gratis para los niños.
Como el amigo de Fidel está presente en cada rincón de la isla, hasta en las tabaqueras cubanas nos informan que los cigarros Montecristo eran los preferidos del político, escritor y militar argentino. Me atrevo a preguntarle a Liz, una vendedora de suvenires en la Vieja Habana, quiénes son los más afiebrados al guerrillero, ella sonriendo me comenta: “la verdad a los argentinos no les mata tanto el Che, pero a mis clientes rusos y chinos les causa muchísima admiración, por eso quieren comprar muchas cosas con la foto de Guevara”.
No pude entonces evitar preguntarle a Liz por qué a una artista tan importante como Celia Cruz no le tienen al menos un imán para la nevera. Ella suelta una carcajada con mi ocurrencia y responde: “fácil, Celia se fue de Cuba y a los ojos de La Revolución será siempre considerada como una traidora. Pobre Celia le tocó lo más terrible de la represión, pues no pudo venir ni al entierro de su mamá”. Para despedirme le prometo a la vendedora que si algún día con todos estos vientos de cambio, se puede explotar comercialmente su legado artístico estaré dichosa de lucir una camiseta con la imagen de la Guarachera de Oriente.
Esa misma noche después de ver el famoso cañonazo de las 9:00pm en La Habana en la fortaleza de San Carlos decidí atacar a preguntas a Mario, nuestro guía de turno, para conocer las tendencias de los jóvenes cubanos. Con una amable sonrisa me explicó: “aquí la juventud tiene varios intereses, los dedicados al arte sí están más metidos en la historia del Che, pero otros están más atrapados con el wifi, la tecnología y algunos se han sumado a la nueva fiebre del fútbol europeo, que para nosotros es muy reciente, por ejemplo mi sobrino es hincha del Real Madrid. A quienes si no le heredaron nada los jóvenes, ni la moda, fue a los rusos por ahí han tratado de modernizar los muñecos animados en blanco y negro Bolek Lolek “deja que te coja”… Pero qué va, le están ganado las series japonesas”.
Complementando un poco lo que dice Mario, al día siguiente Hilda, estilista del hotel Memories de Miramar me comenta que existe algo muy marcado en los jovencitos cubanos y es su admiración por los héroes prisioneros: Fernando, Ramón, René, Antonio y Gerardo. Ella explica: “esperamos tanto su regreso, en las escuelas les hablaban tanto de su resistencia y firmeza revolucionaria que para los niños ha sido una gran alegría su liberación, cuando los ven en la calle los abrazan, les hacen preguntas y se quieren “tirar” fotos con ellos”.
• En mi próximo blog el periodista Martín Movilla comparte su experiencia detrás de cámaras de la serie «Cuba, une île en mutation».
Fotos: archivos, cubaloka.com, rguama.icrt.cu