@NataliaGnecco
En medio de lluvias, vientos, relámpagos, truenos, rayos el mundo revivió una tormenta, pero esta vez no era la “perfecta” como la película, sino una “política”, gracias a la maratónica jornada de 43 horas que protagonizó el Congreso brasilero para obtener los 342 votos a favor del inicio de la destitución de Dilma Rousseff. Y mientras los parlamentarios votaban en esta sesión, por YouTube miles de internautas seguían la transmisión como una especie de ola, perfectamente acoplados con la multitud que se aglutinó en las principales ciudades brasileñas. Facebook y Twitter navegaron en este agitado clima con trinos como: “hay tanta gente en las calles de Brasil esperando el #impeachment que cada vez que votan un sí, gritan como si fuera gol”.
Lo sorprendente de toda esta tormenta política no es su epicentro, sino la réplica que estamos viviendo en muchos países, en donde existe un descontento general del pueblo con sus mandatarios. Señal inequívoca de la crisis de liderazgo en el mundo, pero ¿por qué está pasando este fenómeno tan publicitario desde hace tres años por el Foro Económico Mundial?
Durante el 2015, el FEM indagó entre 1.767 líderes mundiales y expertos quienes en un 86 % estuvieron de acuerdo con la falta de liderazgo en el mundo de hoy aduciendo varias razones: la comunidad internacional ha fracasado en gran medida para hacer frente a cualquier problema mundial importante en los últimos años; no se ha sabido abordar el problema del calentamiento global; a duras penas han solucionado el fracaso de la economía mundial, lo cual ha provocado problemas graves tanto en América del Norte como en Europa y además los líderes mundiales no han podido atajar la propagación la violencia en el Medio Oriente.
A este lamentable diagnóstico se le suma en el 2016 un nuevo capítulo de corrupción llamado “Panama papers” que en un santiamén dio de baja a Sigmundur David Gunnlaugsson, Primer Ministro de Islandia, pues como han dicho los manifestantes: “lo que pasa en Panamá no se queda en Panamá». No en vano, los ingleses salieron a protestar a las calles en contra del Ministro británico David Cameron por haberse beneficiado con su padre, de una inversión en este paraíso fiscal.
¿Fracaso de ideologías?
Sumado a los escándalos de corrupción los líderes de hoy enfrentan problemas de popularidad como es el caso de François Hollande quien, a pesar de anunciar una disminución en el cobro de impuestos, sigue en descenso en las encuestas: siete de cada diez franceses desaprueban la acción de su mandatario. Y si por allá llueve por aquí no escampa, la popularidad y aceptación del presidente Nicolás Maduro va cuesta abajo, un sondeo publicado en marzo indicaba que si la consulta para revocar el mandato se hiciera en esos momentos, perdería por paliza. En Colombia las pobres perspectivas económicas, el bajo aumento del salario mínimo, el aumento del precio del dólar, el incremento en el cobro de impuestos, la negociación de la paz con las Farc son los motivos que tienen la imagen del presidente Juan Manuel Santos en un 25% .
Damián Jacubovich, argentino experto en geopolítica es enfático en afirmar que estamos viviendo una etapa de transición desde una vieja manera de hacer política hacia un nuevo paradigma que todavía no se ha consolidado y agrega: “en ese sentido, hoy vemos cómo se evidencia el fracaso de las ideologías de derecha y de izquierda, el sistema político planetario actual parece agotarse y la gente se siente desilusionada por la ineficacia de los partidos tradicionales sean de cualquier tendencia. Por eso podemos observar el surgimiento de los anti modelos como Marine Le Pen en Francia; Podemos en España; Tsipras en Grecia y Trump y Sanders en Estados Unidos”.
Para Jacubovich la raíz del problema está en el ser humano, quien no ha evolucionado a la par de la tecnología, con preocupación remata: “el hombre sigue siendo el mismo, un ser egoísta, ese es el paradigma que tiene que cambiar y está cambiando. El ser humano paulatinamente está elevando su conciencia. Recordemos que después del segundo más oscuro de la noche, es cuando comienza a amanecer”.
El cansancio y la dejadez no ayudan
Si bien es cierto que después de la tormenta viene la calma, es lamentable cómo la crisis de liderazgo mundial nos puede sumergir en un estado de negatividad progresivo. La polarización política sumada a la cantidad de memes en las redes en contra de los gobernantes, las cifras desalentadoras, los ataques terroristas, los desastres naturales, etc., han rebosado la copa al punto que las conversaciones en nuestro entorno se han vuelto tan negativas, que muchos desanimados por la crisis sólo promulgan el “apague y vámonos”.
Pedro Martínez Ruiz, escritor, coach, formador, conferencista, motivador en el desarrollo del talento, optimismo y la felicidad, autor del libro La felicidad a la vuelta de la esquina considera que ante la crisis de liderazgo no arreglamos nada con quejarnos, pues empeoramos nuestro estado de ánimo logrando un clima personal de crispación y enfado constante. Es mejor aportar cosas positivas a nuestro alrededor y a los que nos rodean, intentando contagiar un estado de ganas de mejorar, de motivación para lograr cambiar las cosas, comenzando por nosotros mismos.
Pero entonces ¿cómo ver el lado amable de la vida con tantas noticias negativas? Martínez responde con aplomo: “haciéndoles entender que centrándose en la adversidad sólo vamos a conseguir empeorar nuestro estado de ánimo e incluso el de nuestra salud. Hay que estar informado de lo que nos rodea en este mundo, pero sin estar constantemente empapándonos de todo lo negativo que acontece. Mejor rodearse de optimismo, aprender de esas grandes personas que cada día se esfuerzan por superarse y mejorar y consiguen aquello que se proponen a base de lucha, de esfuerzo. Lo positivo nos anima, nos ayuda a motivarnos, a conseguir mejorar un poco este mundo a base de buenas obras de muchas personas.
Para el escritor español es claro que a muchos líderes no les falta la humildad, simplemente carecen de esa cualidad, pues la humildad es sinónimo de grandeza, es una característica de grandes y buenas personas, es uno de los pilares de la bondad, del bienestar y la felicidad, por eso explica: “ver a algunos gobernantes de este mundo como piensan más en su propio beneficio que en el de las personas que los eligieron, hace que muchas personas se sientan desilusionadas. Por suerte hay otros que son grandes personas, que desbordan ilusión por ayudar a todo aquel que pueda ayudarle. Y no hace falta a irnos a mandatarios de grandes países, sino alcaldes de pequeñas localidades que luchan por el bienestar de sus vecinos.
Pedro estima que aquellos mandatarios que no nos representan con sus malos actos, no merecen continuar, ante esta circunstancia tenemos derecho a mostrar nuestro desencanto, a expresar nuestra voz y nuestro voto cuando corresponda. Sin embargo, el cansancio y la dejadez no logrará cambiar las cosas que están mal, así que si hay algo no es correcto y queremos cambiarlo se deben utilizar las armas democráticas.
Finalmente, el autor de La felicidad a la vuelta de la esquina nos deja este mensaje: “En la vida diaria pasa lo mismo, si queremos cambiar algo en nuestras vidas, conseguir aquello que nos proponemos conseguir para ser más felices, no debemos quedarnos sentados. La vida no viene con mando a distancia, si algo quieres, levántate y ve a por ello”.
Fotos: Revista Semana, businessinsider.com
Agradecimientos: Damián Jacubovich, Pedro Martínez Ruíz.