@NataliaGnecco

Siempre he pensado que la muerte de los grandes artistas se puede comparar con un sueño profundo, sueño del cual siempre despiertan gracias a la grandeza de sus obras, piezas que nos hacen sentirlos más vivos que nunca entre nosotros. Prueba de ello es el regreso de Henri de Toulouse-Lautrec a grandes museos de Norteamérica como el Museo de Bellas Artes de Montreal, (MBAM ), que nos abre sus salas del 18 de junio a la 30 de octubre con una colección privada y excepcional de pósters de Toulouse-Lautrec (1864-1901), el gran maestro francés del siglo XIX, que revolucionó la técnica del grabado.

Esta exhibición organizada por el MBAM y la Colección Phillips, Washington, DC ofrece al público la oportunidad de admirar cerca de un centenar de grabados y carteles de casi todo el período de su carrera litográfica, 1891-1900, imágenes icónicas rara vez exhibidas, pero cuidadosamente seleccionadas por su calidad y color, que son sin lugar a dudas un redescubrimiento importante en términos de la historia del arte del fin de siglo en París.

A través de sus litografías, Toulouse-Lautrec capturó el corazón de la vida nocturna parisina durante la Belle Époque en las escenas de cabaret y salón de baile dinámicas inspiradas en la floreciente zona de ocio de la ciudad. Como todos saben, el artista se estableció un estudio en el barrio bohemio de Montmartre y se convirtió en un visitante frecuente de los puntos calientes animados como el Chat Noir, el Mirliton y el Moulin Rouge. La descripción de cada uno de estos shows, que incluían el famoso Can- Can, son un retrato de la vida nocturna parisina.

Nathalie Bondil, Directora del MBAM y curadora en jefe del museo no puede esconder su emoción, por eso afirma: “ gracias a la Colección Phillips en Washington, podemos proclamar con orgullo, misión cumplida! Los cien grabados y carteles (además de unos cuantos dibujos y pinturas del artista y su círculo) se encuentran en un estado verdaderamente excepcional de la conservación – en esto debe hacerse énfasis, pues estas obras de arte efímeras no fueron diseñadas para durar. Es una oportunidad para visitar ese París de la Belle Époque, sus estrellas y cabarets”

Por su parte, Dorothy Kosinski, director de la colección Phillips también se encuentra complacido con este trabajo en conjunto: «este proyecto marca la primera exposición individual de la obra de Toulouse-Lautrec en el Phillips en casi ochenta años. Estamos encantados de compartir esta colección con nuestro público en Canadá y los Estados Unidos por primera vez «.

De acuerdo con la periodista Jenifer Parker , una de sus obras más representativas, que se mostrarán en MBAM, es «La Goulue (glotón),» de 1891. En el cartel de seis pies de altura destaca la figura subida de tono de un bailarín estrella en el centro de una pista de baile llena de gente, su falda volando alto antes de un círculo de sombra de la burguesía parisina. Ella era conocida como la reina de Montmartre, pero se ganó su apodo Goulue por arrebatar vasos de las mesas de los clientes y derramar el contenido en mitad de su actuación.

Un año más tarde, Toulouse-Lautrec pintó «El inglés en el Moulin Rouge». En la obra, William Tom Warrener, un pintor inglés y un amigo de la artista, aparece pulcro y con sombrero de copa, ligando con dos mujeres elegantes. La oreja de warrener, enrojecida de vergüenza, junto con poses provocativas de las mujeres, sugiere la naturaleza subida de tono de la conversación, esta pintura se convirtió en el modelo para otro famoso cartel de Toulouse-Lautrec, titulado «Coqueteo».

Otro punto a destacar en la exposición será «Avril», un cartel encargado en 1893 por una vieja amiga de Henri llamada Jane Avril. El cartel anuncia espectáculo de cabaret de Avril en el Jardín de París, pero lo hace mucho más que eso, pues con una sensibilidad clara Lautrec contrasta la expresión triste y resignada de Avril con la naturaleza erótica de su actuación – una vida de dolor, pero decadente.

Parker puntualiza que en general, el mundo de Toulouse-Lautrec es un lugar de escape, entretenimiento, y libertad sexual. Belle Époque Montmartre era uno de los únicos lugares en París donde se rechazaron las normas sociales y los límites de clase burguesa. Muchos de los protagonistas de Lautrec no eran sólo bailarines, sino también prostitutas contratadas con frecuencia por los patronos de los cabarets de Montmartre, o lesbianas que demostraban su afecto públicamente.

La vida del célebre pintor Henri de Toulouse-Lautrec, el primer diseñador gráfico moderno, tiene matices muy oscuros que se refleja en su obra. Ahora con esta nueva exposición viene a mi memoria también la versión cinematográficas de Roger Planchon, quien además de ser el director de la película “Lautrec “ (1998) es el guionista de esta biografía que narra la vida del parisino que dio a conocer al mundo el famoso Can-Can.

Henri, quien provenía de familia noble fue un marginado social, con un crecimiento atrofiado severamente y un caso de raquitismo, se hizo amigo y vivió entre la clase baja del distrito 18, un mundo lejos de la familia burguesa en la que nació. Montmartre definitivamente fue su válvula de escape.

Pero lo más rescatable de Planchón es que nos muestra la vida alegre y desinhibida, libre de ataduras, frente al acartonamiento de los intelectuales, o reglas académicas de cómo debía ser el arte. Bien lo dice Roger: «Lautrec era un vitalista y tenía un gran aprecio, una actitud tierna hacia los seres que pintaba. Una de mis escenas favoritas es cuando come junto a las putas de un burdel y las dice entre plato y plato: «Son ustedes bellas, señoras».

Por último, cabe destacar que en la muestra que se exhibirá en MBAM también estará la obra de uno de los compinches de bohemia de Toulouse-Lautrec, el artista Louis Anquetin con su espectacular obra L’intérieur de chez Bruant : le Mirliton (Inside Bruant’s Mirliton) (1886‐1887) . Anquetin muestra ese cambio profundo en las prácticas artísticas de la época. Lo más incréible es que desde Toulouse-Lautrec a Picasso, los estudios de pintores ya no estaban en las academias, sino en las calles, cafés, conciertos y cabarets, así lo explica Gilles Genty, historiador de arte y curador invitado de la exposición Toulouse-Lautrec Ilustra la Belle Époque.

Fotos: Kit Prensa MBAM