@NataliaGnecco
Conversar con Antonia Regalado García es todo un privilegio, porque es una verdadera apasionada de la transformación interior, sus palabras nos inducen a reflexionar sobre nosotros mismos y a descubrir aspectos que nunca antes habíamos explorado. Psicóloga Universidad Javeriana, especializada en hipnosis terapéutica, en la Universidad Complutense de Madrid, estudió formación en EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing ) además de Constelaciones Familiares y Psicogenealogía. Es facilitadora certificada de CMR (Cellular Memory Release) y conferencista sobre liderazgo, transformación personal y despertar de la conciencia.
Con todas estas credenciales, Antonia, sin proponérselo fue creando una obra dedicada al Ego, basada en esa vieja costumbre de preguntarse cómo amaneció su clima interior, si está soleado, nublado, lluvioso, tormentoso y escribir lo que va sintiendo. Gracias a estas conversaciones íntimas, el ego siempre estaba presente como un intruso, hasta que se dio cuenta que este inquilino se creía el dueño de la casa, pero en lugar de rechazarlo o rechazarse a sí misma, por sentirse sometida a él, se le ocurrió crear una obra de teatro, volverlo un personaje, sin resistencias inconscientes, y poder así reírse de esa parte que ella llama su “Don Ego”.
El libro, que se puede descargar online combina la prosa con la música de una manera magistral, las canciones y poemas los escribió a lo largo de su trabajo interior, mientras redactaba el libreto y es el sentir profundo de los personajes de la obra. El CD se suma a la invitación a reconciliarnos con todo lo que somos como seres humanos y darnos ese primer abrazo que se materializa en una canción llamada “que no me puedo querer”.
Antonia, ¿cómo lidiar con el ego en esta era digital?
Lo primero es reconocer que el ego es solo un programa que se mantiene vigente en el diseño de la estructura humana actual. A mi modo de ver, se trata solo de un estadio de conciencia dentro de nuestra evolución. Lo que pasa es que nos hemos identificado demasiado con este “falso yo”. Pero como humanos somos mucho más que eso, y al reconocer nuestra verdadera esencia, sale a la luz nuestro brillo. Entonces que otros nos aprueben o no, deja de ser prioridad, la invitación principal de mi libro es que tu “Don Ego” se transforme en un “Don”, -empleando la otra acepción de la palabra. Un don como regalo, es decir que aquello que te hace único y especial, puedas expresarlo abiertamente como aporte al mundo.
Depender de «likes» o “RTs” es una epidemia. ¿Cómo estamos alimentando nuestro ego?
Como humanos existe en nosotros una necesidad inherente de expresar quiénes somos, las redes sociales nos permiten algo de eso, pero a mi modo de ver no hemos sabido hacerlo de una manera que nos permita vivir en plenitud y no en un simulacro de felicidad. Esa parte egoísta que vive en todos nosotros en realidad no puede amarse a sí misma, porque secretamente cree que “no es suficiente”, por eso requiere de la aprobación externa para poder sobrevivir. Como no sabemos valorarnos verdaderamente, necesitamos de la importancia personal egoísta. Esa es la trampa, no poder amarnos tal como somos, porque no aceptamos nuestra luz y nuestra sombra, nuestro bonito y nuestro feo. En realidad, nos da miedo hacerlo porque creemos que si nos amamos tal como somos no tendremos oportunidad de mejorar y resulta que es todo lo contrario, es amando quienes somos que tendremos la fuerza para transformarnos en la mejor versión de nosotros mismos. Hemos creído que darnos un “like” a nosotros es ego y entonces eso es malo, resulta que el primer “like” tiene que ser para nosotros con todo el amor. La primera intención de real empatía ha de ser con nosotros.
Entonces ¿cómo diferenciar la autovaloración, del ego?
La autoestima es otra cosa, es autovaloración, y eso es vital para la vida de todo ser humano. Darnos un valor y un lugar no es ego, es autovaloración. Si primero no nos valoramos y respetamos a nosotros mismos, no podremos hacerlo genuinamente con los demás. En el libro planteo que no sirve de nada pelear contra nuestro ego como nos lo habían enseñado, -a patadas no nos libramos de sus efectos-, resulta mucho más eficiente reconocerlo e integrarlo para que nos apoye como fuerza viva. Se trata más bien de incluir, que de excluir.
¿En qué te inspiraste para crear los personajes de esta obra?
Me inspiré en el gremio de la actuación, porque me pareció el más idóneo para reconocer algunas de nuestras facetas egocéntricas. Sin darnos cuenta todos somos actores, pero actuamos de manera inconsciente en muchos escenarios de nuestra vida. Una de las propuestas de este libro es que nos dispongamos a ser no solo actores conscientes, sino también los guionistas, editores, directores y productores de nuestra propia vida. Y me serví de dos actores que están “en la olla”, y como recurso para asumir su fracaso, sientan a su ego al banquillo. Los personajes principales son, Don Ego y esos dos actores fracasados que a lo largo de la trama van siendo conscientes de cómo su ego les arruina la fiesta, y van encontrando recursos para lidiar con esto.
¿Cómo resumes el “mea culpa” de Don Ego?
Durante la trama Don Ego expresa que está aburrido de representar el papel de “malo” en la vida de todos, y decide confesar abiertamente cuáles han sido sus estrategias secretas para apoderarse de nuestra vida, haciéndonos creer que somos él. Esta identificación con un “falso yo” es lo que nos lleva al sufrimiento egoico continuo. Don Ego se confiesa porque ya quiere dejar de ser el “malo de la película”, y decide enseñarnos que si sabemos hacerlo puede volverse nuestro aliado, y poder así liberarse de su continua representación tormentosa, y pasar a otra cosa. Tal como lo haría un actor que se dispone a explorar nuevas facetas en su carrera artística que lo lleven a ser cada día más pleno.
Escogiste a dos artistas fracasados para enseñarles a valorarse a sí mismos, ¿por qué nos cuesta tanto superar las malas experiencias?
Sí, se nos dificulta pasar la página porque implicaría soltar, cambiar, hacer cosas nuevas y eso no le gusta al ego. El ego quiere preservar sus conceptos a toda costa, no le interesa para nada reflexionar, y mucho menos ceder ante algo diferente a él y sus creencias. El ego en esencia no es flexible, solo lo de él vale, es incapaz de ver el valor en los demás. No conoce la empatía.
Finalmente, ¿qué consejos le das a los lectores para convertir ese Don Ego en un Don?
Que primero reconozcamos en nosotros mismos nuestro propio ego: ¿cuál es su estructura, ¿cómo opera?, ¿qué come? Así podremos dejar de alimentarlo, al ser visto se debilita, de esta manera fomentamos que una parte más consciente de nosotros sea quien tome las riendas y decisiones de nuestra vida. Y tranquilos, todos padecemos de lo mismo, es maravilloso reconocerlo y reírnos un buen rato de nuestras payasadas egocéntricas. El humor lo desarticula, lo desmantela, y permite que mucha de la energía vital que tenemos atrapada defendiéndonos para mantener esa estructura egoísta, pueda ser liberada para reír, crear, gozar y reconocernos como una valiosa obra de arte única, llena de cualidades para aportarle a nuestra vida. La vida es para vivirla y no para sufrirla.
Agradecimientos: Antonia Regalado García
Fotos: Archivos Antonia Regalado García –
Don Ego– Entrevista