@NataliaGnecco


A medida que pasa el tiempo, la experiencia nos va enseñando que ser todero no es la octava maravilla, porque nada más cierto que quien pretende realizar muchas cosas al tiempo, no es capaz de hacer bien ninguna. Imagino que muchos se han estrellado como yo, al trabajar en otros países como Canadá, en donde pagan por hacer una sola cosa al tiempo y punto, porque uno llega a pensar que la gente es muy cuadriculada, sin aspiraciones, e incluso lenta, pero lo que sucede es que en Norteamérica el viejo proverbio “el que mucho abarca, poco aprieta”, sí se aplica, mientras que en nuestro país seguimos pensando que entre más cosas haga la gente, más berraca es y esta mentalidad nos está perjudicando más de lo que creemos.

Los colombianos cargamos con el estigma de “toderos”, que nos le medimos a todo, por eso una actriz de televisión aquí es columnista, escritora, chef, entrenadora, presentadora, bailarina, cantante, profesora, diseñadora, empresaria, y nos parece súper chévere, es más la catalogamos como un ejemplo a seguir en la onda del “multitask”. Sin embargo, ir más allá de nuestras competencias profesionales, no siempre es algo digno de admirar, pensemos en cuántos esteticistas con un par de diplomados se atreven a hacer una cirugía estética creando un mal irreversible, sólo cuando pasan estos casos se forma la de Troya, todo el mundo se rasga las vestiduras y la comunidad médica se aterra de los incautos que, por pagar menos, caen en manos de inexpertos, pero nadie se detiene a pensar que de alguna manera,  seguimos alimentando esa cultura del «todero».


Lo cierto es que el irrespeto por las profesiones en Colombia es pan de cada día, porque todo el mundo se cree abogado, médico, periodista, administrador o mejor dicho todero. ¿Qué me dicen de esas personas que se entusiasman con técnicas terapéuticas del área de la psicología y/o la psiquiatría, y tranquilamente asumen su aplicación sin contar con la formación profesional adecuada? Pueden ser psicólogos y/o médicos generales o lo peor profesionales de otras áreas o ni siquiera profesionales, simplemente asistieron algún taller o leyeron algo y listo, con eso se hacen llamar “terapeutas”.

Orlando, un psicólogo dedicado a la enseñanza universitaria me cuenta que, para hacer una práctica de Constelaciones Familiares, por ejemplo, debes ser profesional en psicología, tener especialización en el área clínica, más concretamente en la técnica específica, poseer una práctica clínica y experiencia de manejo de clientes en consulta. Con pesar afirma: “esta tarea es asumida por personas que no tienen este perfil y es tan peligroso como el médico y/o profesional que asume como cirujano plástico sin tener la formación y la práctica, solo que estas cicatrices van directo al alma, a las emociones, a las relaciones familiares o de pareja, con unas consecuencias impredecibles.”

Otro caso es el de Mariana, administradora especializada en comercio internacional quien me confiesa que no sale de su asombro, pues fue despedida de su trabajo por un “todero” que le vendió la idea al jefe que podía hacer su tarea y otras más sin problema. Con molestia explica: “recuerdo que Eduardo llegó diciendo que él era multitask y con su título de economista asumió la labor de organizar eventos tanto en la parte logística, como en la temática, y como le resultó bien, después comenzó a meterse en mi área cooperación internacional, hasta que me sacó de taquito. Ahora, que estoy buscando trabajo de nuevo, he notado que en la red profesional de LinkedIn miran que en tus últimos cinco años te muestres como un experto en un tema, no les interesan los toderos, que definitivamente lo único que buscan es notoriedad, porque eso sí, cuando se requiere de un experto, brillan por su ausencia”

Si en el sector privado llueve, en el público no escampa. Alberto, un abogado curtido por la experiencia, va más allá y me comenta que la corrupción que vemos hoy en día es producto de esa improvisación, favoritismo y falta de méritos de muchos funcionarios toderos que designan en carteras como Educación sin la formación o experiencia necesaria. Cruzando sus manos explica: “se aprenden un libreto y cuando deben afrontar los problemas de envergadura de este país, incurren en el error, o lo que es peor, consiguen a otro todero como ellos que firme y asuma responsabilidades disciplinarias/ fiscales porque no entiende “ni papa” de derecho, o ley de contratación y termina pagando los platos rotos”.

Lograr más haciendo menos

Tal vez una manera de corregir ese chip de toderos, es entender que no lo podemos seguir escudando en la multitarea, porque  en el mundo existe suficiente evidencia científica que nos demuestra que ser  “supertasker” o “multitask ,  nos hace menos eficientes, menos eficaces, más estresados y más propensos a cometer errores, así siga muy en boga esa  tendencia. Christine Carter, autora del libro “Accomplish more while working less”, asegura que cuando nos enfocamos en una tarea a la vez, en realidad somos más productivos en el largo plazo y estamos menos agotados al final del día. Esto se debe a que la multitarea agota, nos hace gastar más energía y tiempo, que la simple tarea.

Para Carter la clave está en lograr más, haciendo menos, así suene contradictorio, pues los seres humanos nunca fuimos creados para hacer multitareas y aunque sea difícil de creer, normalmente somos mucho menos eficientes cuando hacemos que nuestro cerebro intente concentrarse en muchas cosas a la vez. La autora, que ha sido nominada dos veces al premio de la Asociación Sociológica Americana, en el área de sociología pública concluye: “Si al fenómeno de multitarea le sumamos nuestra necesidad constante de ocupación, vamos a estar más estresados y menos propensos a alcanzar nuestro pleno potencial de felicidad, productividad y creatividad”.

Por su parte, Catalina González Ruiz, psicóloga y propietaria de CGR Consultoría, experta en temas de adquisición de talento contratando candidatos de alto nivel, así como evaluación de potencial y desarrollo profesional, ha tenido la oportunidad de conocer y entrevistar muchos candidatos a lo largo de su carrera y considera que algunas compañías exigen muchas habilidades, pero que los extremos son de doble filo: tanto para quienes son toderos, como para aquellos profesionales muy especializados.

Catalina afirma que cuando hablamos de toderos es como tener un enorme conocimiento, pero cero profundidad, son esos profesionales que conocen todas las áreas de una empresa o entidad, pero al final les pides algo de profundidad y no lo saben hacer. Por el contrario, quienes están muy especializados tienen dificultad para llegar a un mercado o nicho laboral concebido para ellos, y la posibilidad de moverse es más difícil.  Para complementar, la psicóloga egresada de la Universidad Javeriana comenta: “creo que para ser exitosos no es necesario ser multitask.  A pesar de que las compañías te piden hacer muchas cosas al tiempo, es natural que no le prestes la suficiente atención y detalle a cada tarea que realizas, y por lo tanto te puedas equivocar mucho más. Las organizaciones pecan por pedir esa habilidad de “multitask” y en realidad le estás pidiendo a tu cerebro algo poco realista. No debería ser considerado como una fortaleza. Al final, se genera más ansiedad y frustración en la persona. Hoy las compañías requieren una persona que pueda hacer una tarea de manera competente, que la haga bien y sin tener que repetirla. Si tratas de hacer muchas cosas a la vez, es más probable que fracases”.

Fotos: newyorker.com- businessinsider.com- universal.org.mx- emujer.mx-huffpost.com