@NataliaGnecco


¿Por qué será que muchas personas profesan amor por alguien, mantienen esa relación, pero definitivamente no pueden confiar en su pareja? Se sabe que la confianza es fundamental en cualquier tipo de relación, pero cuando todo se deriva de la desconfianza, incluso sin darnos cuenta de esto, se crea una nueva dinámica basada en el  escepticismo, la incredulidad, el recelo, las sospechas y obviamente el comportamiento cambia.

Maricela, economista de 51 años piensa que es muy aburridor volver a empezar de cero, con las preguntas de rigor de “cómo te llamas, qué te gusta, a qué te dedicas, qué haces los fines de semana, etc, etc,” por eso después de tres años decidió reanudar su relación con su ex. Con calma agrega: “estamos muy a gusto, creo que había mucha desconfianza de su parte, porque vivíamos juntos y la unión libre por más de dos años forma una sociedad patrimonial. Como esta vez cada cual permanece en su casa, se le ha bajado un poco a la presión por resguardar el dinero de su pensión. Mejor dicho, estamos juntos, pero no revueltos”.

Contrario a lo que opina Maricela, Jota abogado de 43 años no descarta entablar una relación nueva, pero tiene ciertas prevenciones, pues considera que lo más difícil es no saber a quién se está enfrentando uno, sea virtual o personalmente, por eso explica: “vivimos en un mundo con máscaras, son muy escasas las personas que se muestran tal como son. Utilizar los mecanismos que ofrece la tecnología, como las redes sociales nos ofrece una pequeña garantía para saber más sobre la gente, aunque no del todo, porque algunos no tienen Facebook o Instagram, pero el subconsciente se tranquiliza”.

Marco, ingeniero de 37 años, se une a Jota ampliando un poco más la etapa preliminar de cualquier relación, arqueando sus cejas dice: “hoy queremos conocer a las personas en un segundo, lo cual puede ser bueno y malo, porque hay que darse la oportunidad para saber cómo se comportan los demás, partiendo de la buena fe, algo que se ha ido perdiendo, la confianza se hace menos visible. En últimas, todos queremos sentirnos seguros, que nadie nos haga daño, pero vivimos tan acelerados y afiebrados por herramientas como Tinder, que la embarramos”.

Por su parte Gabriel, contador de 41 años va directo al grano: “no hay que perder la malicia indígena. A veces tanto hombres como mujeres se entregan tanto que se les atrofia el prefrontal, abren las puertas de par en par a alguien que comienza siendo comedido con una relación y se pacta el famoso el 50% 50%. Pero poco a poco van sacando las uñas y termina en un 90% a 10%, en donde el “amiguis” se muda a tu casa sin aportar un peso, se come tu mercado, usa tu carro, se aprovecha de tus contactos profesionales, de tus amigos, de tu familia, de tu dinero, etc, etc. Cuando se pellizcan vienen las grandes decepciones”.

Sin disimular su molestia, Iván médico de profesión a quien ya se le cuentan algunas canas, coincide con la versión de la contadora: “nunca he entendido a esas viejas que uno les empieza a caer y a la semana ya no les alcanza para pagar el celular, ni la cuota del carro, ni la del apartamento y salen con unos cuentos rarísimos: se le dañan los electrodomésticos, el hermano se le accidentó, la madre está enferma, les pasa de todo… Eso me da mala espina”.

Para Alicia administradora de 41 años, las experiencias expuestas por Ivan, Gabriel y Jota son enriquecedoras, pero su experiencia la volvió desconfiada, con pesar relata: “lo de Esteban fue amor a primera vista, sentí que al comprometernos después de 9 meses significaba un respeto por nuestros valores y creencias religiosas. Lamentablemente hice un préstamo para lo que faltaba pagar de su maestría y le ayudé a ubicarse mejor laboralmente, pero una vez esto sucedió lo perdí: llegaba siempre tarde a casa, se volvió violento, me humillaba, no quería que frecuentara a mis amigos, ni familia, ni nada. Para no alargar el cuento, estoy en medio de un divorcio lleno de deudas, con un bipolar mentiroso abordo”.

Más allá de la desconfianza


Antonia Regalado facilitadora del taller “hombres y mujeres: el milagro de la creación” encuentra que existen muchas razones que alimentan la desconfianza , una de ellas podría ser que nuestro estilo de vida actual nos permite relacionarnos con un mayor número de personas que anteriormente y añade: “ las redes sociales sin duda, han transformado la manera de relacionamos, muchas veces esa cantidad de “oferta y demanda” en el mercado emocional, también ha terminado por minar la seguridad en algunas relaciones, generando una profunda desconfianza”.

Para Patricia Rodríguez Reyes, escritora y autora del libro Caricias Violentas, la desconfianza que estamos viviendo en las relaciones han desbordado el límite, porque nos han hecho creer que amor sin celos no es amor y que la posesión es la mejor forma para demostrar interés. Con serenidad afirma: “no es raro escuchar a una mujer celebrando las llamadas obsesivas de su pareja, porque piensa que eso significa que lo tiene “en la palma de la mano”; o a un hombre que infla su hombría al saber que su pareja lo cela, porque significa que no puede vivir sin él”.

Patricia explica que sin saberlo, nos amamos a través de la violencia sicológica, que en la mitad de los casos termina siendo física y lo que empieza con una llamada preguntando dónde estás, termina con un golpe por una demora al contestar el teléfono. En Colombia cada cuatro días muere una mujer a manos del “amor de su vida” y cada 30 minutos una mujer es víctima de violencia intrafamiliar.

Por último, la escritora recomienda cambiar nuestra forma de amar y dejar de usar la desconfianza como una estrategia para enamorar al otro, de utilizar los celos como una prueba de amor y de seguir animando el comportamiento obsesivo para sentirnos poderosos y remata diciendo: “Este es el caso que toco en Caricias Violentas, una historia de amor en la que la violencia sexual y sicológica se confunde con placer. Una novela intrigante, abusiva y violenta, que nos lleva por el laberinto de las pasiones humanas y el amor”.

Fotos:  Patricia Rodríguez, bestofme.in, google.com, rd.com, cdn.skim.gs, cdn.microfilenetwork.com

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