@NataliaGnecco
Si eres de los que piensa que un masaje tailandés se reduce a un “Happy Ending” estás muy equivocado. Tampoco es una sesión en donde te consienten con esencias florales y aceites que dejan tu piel como una pista de jabón, el masaje Thai va mucho más allá porque está inspirado por la medicina tradicional china, el budismo, diversas técnicas como el yoga, la meditación y en realidad no tiene connotaciones sexuales.
Andrea Caltiau, fundadora de Baw Thai Spa Boutique en Bogotá no se sorprende cuando algunas personas confunden esta técnica basada en una visión holística y energética de la salud, con una sala de masajes creada para satisfacer fantasías eróticas. Sonriendo asegura: “hace cuatro años llegamos con esta propuesta a Colombia que es todo un arte, porque el masaje tailandés nació hace 2.500 años se transmitía oralmente, de maestro a alumno, en los templos budistas y en las familias”.
¿Pero qué se puede esperar de un masaje Thai tradicional? Haciendo memoria Andrea dice: “recuerdo que mi primera experiencia con un masaje Thai fue en París y sentí fuertísimo todos esos movimientos con presión rítmicos dirigidos a mis tejidos musculares con la mano y los dedos… Yo estaba sufriendo de un dolor en el brazo tremendo que no se me quitaba con nada, pero luego de varias sesiones con este método terapéutico logré sanarme”.
Por su parte, Martha Niño una abogada colombo canadiense se emociona al recordar su experiencia: “cuando iba a viajar a Asia con mi hija varias personas nos recomendaron los masajes Thai. Fuimos de Krabi, a Phuket y luego a Chiang Mai, en donde después de visitar unos de los templos nos sentimos más seguras en esta ciudad que en la playa, para ir a descubrir los famosos masajes. El ambiente, los aromas eran fabulosos, nos hicieron quitar los zapatos, nos dieron una bebida caliente y nos lavaron los pies. Toda una ceremonia.
Yo estaba nerviosa porque no sabía cómo era, las masajistas te caminan por todo el cuerpo, saben en qué partes exactamente hacer la presión, te sientan de espalda, te doblan los brazos hacia atrás. Sentí como si me hubieran dado una paliza, pero con los estiramientos todo el cansancio y el stress desaparecieron y nos gustó tanto que lo repetimos en Bangkok. Curiosamente en Toronto siempre veía los letreros de masajes tailandeses, pero me daban desconfianza, ahora los busco por todas partes”.
Al preguntarle a Martha si sabía que en Bogotá podía repetir esta experiencia que califica como una de las mejores de su vida, su respuesta fue negativa, pero se emocionó al saber que Andrea Caltiau, se tomó la tarea de reclutar a masajistas de la prestigiosa academia Wat Po para traerlas a su spa en Bogotá, algo que a siempre vista suena muy fácil de hacer, pero como todo lo bueno en la vida, requiere de un esfuerzo especial.
Si bien a Martha planea pronto volver a Bogotá e ir a explorar este spa, Catalina Campo una joven ejecutiva se le adelantó : «necesitaba sorprender a mi novio con algo diferente para nuestro aniversario, estuve en lista de espera dos días, pero logré el paquete Armonia Zen que incluía 30 minutos de jacuzzi, media hora de exfoliante y una hora de masajes aromáticos y quedé como una reina, porque es como si estuvieras en Asia, los aromas son deliciosos, la decoración exquisita, nos sentimos en Tailandia de verdad. Me fascinaron los masajes, quedamos muy satisfechos, con ganas de volver . Las masajistas no hablan español, pero su interés por saber de qué parte de Colombia éramos nos encantó. Hasta promocionamos las playas de Santa Marta.»
Al ver lo receptivas que son sus empleadas con los clientes, Andrea recuerda la etapa del reclutamiento y confiesa: “no fue sencillo traerlas a trabajar a Bogotá porque debemos regirnos por ambas legislaciones, tanto la colombiana como la tailandesa. Recuerdo que poco a poco me fui ganando la confianza de ellas en Wat Po, mientras hacía mis prácticas, porque lo único que sabían de nuestro país estaba relacionado con narcotráfico y violencia, algo que no les atraía mucho. Me fueron conociendo y se forjaron una idea diferente de los colombianos”.
Otro factor con el cual tuvo que lidiar la empresaria colombo francesa fue con el económico, porque competir con salarios en euros o dólares era complicado y ellas estaban acostumbradas a trabajar en ciudades de Europa o de Emiratos Árabes como Dubái, pero finalmente decidieron aventurarse con Andrea y Pierre Caltiau. Atrás quedaron los trámites casi que interminables ante las autoridades, porque la aceptación del público bogotano fue inmediata.
Cuerpo, alma y mente
A muchas personas cuando les hablan de masaje “espiritual” les puede resultar extraño, pero la verdad es que para los monjes budistas esto era una extensión de su disciplina espiritual y cuentan que algunos terapeutas que respetan esta tradicional práctica comienzan o finalizan su sesión de masaje tomándose unos minutos para concentrarse o recitar una oración o un mantra, otros cantan, para enfocar todo su ser en el momento presente.
Sin embargo, no todos los clientes del Baw Thai Spa Boutique llegan en “modo espiritual”, la mayoría viven luchando contra las manecillas del reloj y padecen muchos dolores físicos, algo que según su propietaria tiene una razón: “nuestro ritmo de vida es demasiado acelerado, vivimos en competencia, a las carreras y al comunicarnos en segundos con el resto del planeta, nos hemos convertido en esclavos de la información, de las redes sociales. Además, queremos posicionarnos muy rápido en todo lo que hacemos, enfrentando la mayor cantidad de retos económicos, todo esto nos hace vivir estresados”.
Pero no todo está perdido, así lo reconoce Andrea, quien asegura que la gente ha empezado a despertar y desea regalarse minutos de tranquilidad para alimentarse bien, lucir adecuadamente e incluso se disparó la tendencia a practicar más yoga, porque hay una mirada enfocada en cuerpo, alma, y mente mucho más fuerte, lo que se resume en ese modelo de bienestar conocido como Wellness. ¡Todos queremos viajar con un equipaje liviano!
El estiramiento, la digitopresión y digitopuntura son las claves del masaje Thai, que ofrece Baw Thai Spa Boutique a todos sus clientes, cuyas edades oscilan entre los 5 y los 85 años. Para despedirse Andrea deja abierta la posibilidad de extenderse a otras ciudades y hasta sueña con tener su propia escuela para capacitar a otras masajistas colombianas sobre esta técnica milenaria.
Video: Baw Thai Spa Boutique
Fotos: Baw Thai Spa Boutique