@NataliaGnecco
Para muchos cumplir años es una bendición de vida, pero para el juglar de los juglares, Alejo Durán celebrar sus 100 años, después de su muerte en 1989 es una oda a la inmortalidad, porque significa que sigue vivo en la memoria de muchos colombianos que honran su legado, apegados a ese costumbrismo que tanto defendió en composiciones como La cachucha bacana’, ‘Mi pedazo de acordeón’, ‘O39’, ‘Fidelina’, ‘Altos del Rosario’, ‘Güepajé’, ‘Este pobre corazón’, ‘o Carmencita’.
Curiosamente la iniciativa de dedicar este año al acordeonero, compositor y cantante Gilberto Alejandro Durán Díaz nació en el seno del Congreso de Colombia, con la aprobación de la Ley 1860 de 2017 que promovió el senador cesarense José Alfredo Gnecco Zuleta, la cual incluye la construcción de un parque temático, un museo, la emisión de la estampilla del maestro Durán, rutas turísticas en el departamento del Cesar y la declaratoria del Festival Pedazo de Acordeón como patrimonio cultural. Por eso conmemorar el natalicio del primer rey del Festival de la Leyenda Vallenata coronado en 1968, se puso de moda, a tal punto que todos hablan de Alejo, hasta El Paso, municipio que lo vio nacer salió del anonimato profundo al recibir en una misma tarima al autor de la Ley, a la Ministra de Cultura, Carmen Inés Vásquez; al presidente de la Fundación del Festival de la Leyenda Vallenata, Rodolfo Molina, y al artista Carlos Vives.
Como si fuera poco, las notas del rey vallenato Alvarito López amenizaron el conversatorio que condujo el documentalista, periodista y escritor Rafael Oñate Rivero, acompañado de Ciro Quiroz Otero, Tomás Darío Gutiérrez y Fernando Bordeth, quienes contaron con lujo de detalles la trayectoria folclórica de Alejo, sus vivencias en los tres departamentos que amó profundamente: el Magdalena, el Cesar y Córdoba.
Los medios de comunicación de todo el país también soplaron las velitas con especiales multimedia para que no quedara duda que el 2019 es el año del negro Alejo. Pero sin necesidad de valerse de grandes recursos tecnológicos, ni de redes sociales, ni de influencers la entrevista que le hizo el periodista, cuentista, escritor y diplomático David Sánchez Juliao al negro Alejo, en 1990 bajo el sello Sonolux, ha sido el mayor hit en la celebración de este aniversario.
Quienes crecimos escuchando las ocurrencias de su personaje “El flecha”, nos queda difícil resistirnos a escuchar esta fantástica entrevista , que a mi juicio le sirve hasta a los millennials y a toda la Generación Z para descubrir quién diablos era el viejo Alejo Duran, del que tanto hablan Gusi y Carlos Vives, porque Sánchez Juliao no le pierde pista: lo hace cantar a capela, tocar los bajos del acordeón , hablar de sus amores… mejor dicho le pregunta hasta del mal que se va a morir, con un dominio arrollador sobre su vida, sus canciones, anécdotas, penurias, alegrías enalteciendo la cultura vallenata y por supuesto la sinuana.
Lo más impactante de escuchar el dialogo entre David el periodista y el autor de Yo tengo un dolor es comprobar que el negro Alejo era autentico, costumbrista como él solo, que le hacía honor a la descripción que le hizo en esa época el escritor José Manuel Vergara: “un campesino elemental como el agua”. A lo cual yo le agregaría: “con alma de cronista”, porque supo cómo hacernos enamorar de su realidad.
Yo tengo un dolor
No sé a onde me duele
Yo creo que eso es el corazón
Y es por las benditas mujeres
La habilidad de Alejo para componer y tocar el acordeón es admirable. Su manera de enaltecer a la mujer es ilimitada, por ejemplo cuando le describe a Sánchez Juliao o “Davo” ( como le decía a su amigo periodista) cómo era su amada Fidelina: “una muchacha delgada, color canela, pelo liso..” Solo me inquieta pensar en lo triste que estaría el maestro en la era 4.0 en donde proliferan las letras efímeras, ya no se lucha por el amor de una mujer, sino por el contrario se invita a que sean felices los cuatro. Para el negro Alejo su primer amor era su madre, luego el acordeón, mejor dicho siempre la mujer en un lugar privilegiado, así algunas le rompieran el corazón.
Y ya a finales de los ochenta el maestro afirmaba: “dejaré de ser costumbrista el día que me muera… No es malo que evolucionen los jóvenes, lo malo es que evolucione yo …“no soy de la nueva ola”… todo esto sin imaginarse que seguiría vivo en la memoria de los colombianos, a pesar de la transformación que ha tenido el vallenato con ritmos hasta de reggaeton
Es por esto quizás que el periodista Daniel Samper Pizano, autor del libro Cien años de vallenato, grita a los cuatro vientos: “mientras más me alejo del vallenato comercial, más me acerco a Alejo”.
Por ultimo otro hecho que me alegra de este boom del hombre que le decía todos sus secretos a su acordeón, es que se puede retomar otra gran iniciativa: el Centro de la Cultura Vallenata en Valledupar, su promotor, el ex gobernador del Cesar, Luis Alberto Monsalvo Gnecco, explica: “ el proyecto cuenta con terreno y diseños. Será una infraestructura dotada tecnológicamente para recoger, conservar y promover el vallenato autóctono que ya se está perdiendo y desaparecerá totalmente si no hacemos algo para protegerlo y conservarlo.
Monsalvo asegura que con la idea del Centro de la Cultura Vallenata, se anticiparon a lo que luego recomendaría la Unesco en el sentido de proteger el vallenato auténtico que está en riesgo. Cuando se dio la declaratoria del vallenato como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, ya venían trabajando en este proyecto, que no logró consolidar, pero que a su juicio debe hacerse una realidad”.
Fotos: Jhonny Molina Nova
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