@NataliaGnecco
El asesinato de Jamal Khashoggi, periodista saudí y columnista de opinión de The Washington Post es quizás uno de los temas que más han sonado en Colombia, una noticia que parece extraída de un thriller de Netflix y que poco o nada nos recuerda la propuesta de un fortalecimiento de las relaciones económicas en el campo de la energía entre nuestro país y el Reino de Arabia Saudita, que acaparó titulares de prensa cuando nos visitó el ministro de energía Khalid al-Falih, en Bogotá el año pasado.
La verdad es que Arabia Saudita sigue siendo un reino lejano e incluso misterioso para muchos colombianos, pues ni el boom que han despertado los destinos turísticos como Turquía o Emiratos Árabes se extiende a la capital, Riad o a ciudades como La Meca, Yeda, Medina, o Dammam. Así lo confirma Jackeline Vives, propietaria de Viajes y Turismo Mundiales, quien asegura que la demanda en nuestro país es muy bajita, pues quienes viajan a este país de Asia Occidental por lo general tienen familiares allá. La experiencia más cercana que tienen sus clientes con alguien de esta cultura es cuando van a Dubai, donde muchos de los guías turísticos son inmigrantes sauditas, porque aunque parezca raro, ellos también tienen desempleo.
Es por esto que vale la pena destacar en español el trabajo de la periodista Clarence Rodríguez, quien vivió 12 años en Ryad (2005-2017) y ha sido la única periodista francesa acreditada permanentemente en el Reino, corresponsal de diversos medios de comunicación franceses, autora del libro “Révolution sous le voile” (2014) y del documental para televisión “Arabia Saudita, palabras de mujeres”.
Clarence Rodríguez realizó una serie de entrevistas con jóvenes saudíes para su libro Arabia Saudita 3.0 en donde aclara sus expectativas y proporciona respuestas inesperadas, muy lejos de ciertos clichés. Rodríguez ofrece a través de este ensayo el estado de ánimo parcial de una sociedad en plena mutación, pues durante más de una década, ha mantenido una relación de confianza con mujeres y hombres en este país que protege dos lugares sagrados del islam: La Meca, ciudad donde los musulmanes tienen que peregrinar por lo menos una vez en la vida y Medina, un lugar muy querido por los musulmanes, pues sirvió de refugio al profeta Mahoma.
Un vistazo a la realidad
Clarence comienza su relato con el ascenso al trono de Mohamed Ben Salman (llamado «MBS»). El hijo del rey Salman, un príncipe de treinta y tres años que concentra poderes y esperanzas: es príncipe heredero, Viceprimer Ministro, Ministro de Defensa, al igual que Presidente del Consejo de Asuntos Económicos y Desarrollo. Recientemente lanzó un ambicioso plan titulado «Arabia Saudita: Visión 2030» para reformar esta sociedad que atraviesa una crisis económica sin precedentes.
MBS se declara orgulloso de representar la visión del futuro de Arabia Saudita con un proyecto que intenta reformar de fondo la economía y la sociedad apoyados en sus vecinos de Emiratos Árabes. ¿Pero en qué consiste? Básicamente es un plan para reducir la dependencia de Arabia Saudita del petróleo, diversificar su economía, desarrollar sectores de servicios públicos como salud, educación, infraestructura, recreación y turismo. Las metas incluyen aumentar el comercio de la industria no petrolera entre países a través de bienes y productos de consumo, además de aumentar el gasto gubernamental en el ejército, equipos de fabricación y municiones.
MBS quiere modernizar Arabia Saudita, por eso, ha permitido a las mujeres conducir, para que puedan acceder más fácilmente al mundo del trabajo y quiere atraer inversionistas extranjeros a este reino a orillas del Mar Rojo, con un presupuesto de más de $ 500 mil millones de dólares para la creación de una zona de desarrollo económico. Obviamente su imponente operación militar en Yemen es tan inquietante que soplan vientos de un conflicto saudí con Irán. Pero al margen de los planes de este visionario príncipe, quien al contrario al resto de jóvenes de su generación no estudió en el exterior, la periodista francesa nos presenta la historia de Raif Badawi, bloguero y defensor de derechos humanos de Arabia Saudita y creador del sitio de Internet Free Saudi Liberals (Liberen a los Liberales Sauditas), quien fue detenido en 2012 por haber «insultado al islam por medios electrónicos».
En el 2014, Raif Badawi fue condenado a la pena de 10 años de prisión, así como a recibir 1000 latigazos, a la prohibición de viajar durante 10 años, de utilizar medios informáticos y a una multa de un millón de riyales saudíes más de 250 mil dólares. De hecho, Clarence envió una carta al príncipe MBS para pedir su liberación, causa que también ha apoyado Amnistía Internacional, quien ha pedido a las autoridades saudíes que no ejecuten ninguna pena de flagelación, pues ello constituye un incumplimiento de la prohibición de la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Habla la juventud saudita
Del sufrimiento prolongado del bloguero Badawi, la autora del libro nos presenta a un personaje completamente opuesto. – Khaled de 27 años, quien después de terminar sus estudios superiores se fue a la universidad de Richmond Virginia en Estados Unidos para hacer un master en psicología. De regreso a su país trabaja con su papá y sus hermanos en su finca de exportación agrícola con 270 empleados. El Gobierno otorga becas a todos los jóvenes para estudiar en el exterior y ellos aprovechan los cupos que encuentran para hacerlo, así no sean afines con sus profesiones.
A través de los ojos de Khaled podemos ver lo que enfrenta la juventud en Arabia Saudita: rumbas, redes sociales, sexo y alcohol. Además, personifica culturalmente muy bien a sus congéneres con ese machismo a la quinta potencia, su doble moral, el fastidio por una madre que se inmiscuye en su vida privada, el agobio por la presión de casarse y conformar una familia, etc. Pero ve con buenos ojos que su madre busque las candidatas que en el futuro procrearán a sus hijos.
El descaro de este joven me da mucha risa y Clarence le hace preguntas de todo tipo, desde su rutina, (vive mitad de tiempo con los papás y otros días en su apartamento de soltero) sus negocios, las citas de sus amigos en las redes sociales, el bullying, la extorsión que han sido víctima algunos ejecutivos cuando ponen los cuernos, etc, etc. Él explica que ya dejó a un lado la rumba loca, de tener sexo sin preservativo, porque está muy juicioso con su amante marroquí y su novia oficial, después de todo es legal tener varias esposas en Arabia Saudita, en la medida en que su situación económica se los permita.
Luego, con los testimonios de Nour, Dasan y Fawzia la periodista francesa nos muestra la otra cara de la moneda, porque nos cuentan cómo de la mano de las reformas, también ha llegado el aumento del precio del agua, la electricidad y el descenso de los salarios ,conjuntamente con el del poder adquisitivo, lo que ha obligado a los sauditas a apretarse el cinturón. Algo que no le agrada mucho a esta generación que ha crecido sin abstenerse de nada.
Otro personaje interesante del libro es Raghad Al-K, una joven emprendedora de 27 años quien tiene una de las boutiques más chic o “Branché” de Riad. La manera cómo logró armar su negocio con un préstamo que le dio su padre y su poder de persuasión para que la dejaran ir sola al Fashion Week de Paris es admirable, al igual que sus ansias de libertad y sus ganas de ser una millennial con todas la de la ley.
Los primeros clientes de Raghad fueron sus amigos y su familia, luego su reputación fue esparciéndose de boca en boca, hasta obtener una clientela fidelizada. Sorprenden sus conocimientos sobre la historia del derecho al sufragio a la mujer, toda esa emancipación femenina que hemos tenido en Occidente y la guerra de sexos por el poder.
Y aunque parezca increíble, esta joven lamenta que en su boutique sus clientes no puedan escuchar música, porque está prohibido, no puede recrear una atmósfera diferente, pues debe cumplir con la ley, pero se consuela con su Ipod para escuchar La Vie en Rose de Edith Piaf.
¿Pero qué compran las clientas de Raghad en su mayoría libanesas y sirias? Pues, cero jeans, leggins o mini faldas, la mayoría de vestidos que vende son largos, para ocasiones que van desde un matrimonio elegante hasta un outfit fresco y casual.
Tanto Raghad Al-K como los demás jóvenes de su generación están enfrentadas a una situación compleja, porque la sociedad está regida por códigos muy antiguos, los cuales contrastan con la realidad del siglo XXI esto sumado al poder de las redes sociales, la televisión y sus experiencias en el extranjero hacen que las ganas de salirse del cascaron aumenten. No me puedo imaginar a Raghad renunciando a su independencia y confinada en una casa solamente al cuidado de los hijos, pero es lo que tradicionalmente le esperaría. Los cambios si algún día se dan serán muy lentos.
Nota: resumir 172 páginas en este blog es imposible, pero les recomiendo la lectura completa de Arabia 3.0 en Amazon por ahora en francés para descubrir historias reveladoras que nos presenta Clarence Rodríguez en un relato impecable, cara a cara con las fuentes, su situación social cultural y política. Una investigación que inmiscuye un reto lingüístico entre árabe, inglés y francés. Mejor dicho, un estilo periodístico digno de imitar.
Fotos: Radio Canadá- Tuareg Travel- Politico.eu- The Washington Post – Prointec- panthernow.com
Référence: Arabie saoudite 3.0 : paroles de la jeunesse saoudienne, de Clarence Rodriguez, éditions Erick Bonnier, 2017