Montreal será, este año, la sede del 2º Encuentro Juvenil de Culturas del Mundo del 13 al 15 de junio, en el cual se debatirán temas interesantes como patrimonio e identidad cultural, el reto ante las nuevas tecnologías, los conflictos sociales que impactan la construcción identitaria, la cultura como herramienta de transformación social y la literatura quebequense, entre otros.
Este evento que cuenta con la participación de países como Canadá, Corea, México, Guatemala, El Salvador, Costa Rica y República Dominicana, es organizado por el Consulado General de México en Montreal, y el Embajador de México en Canadá, Alejandro Estivill. Además, lo apoyan Latitud 45, Radio, TV Plataforma Multimedia de Montreal (sin fines de lucro), el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores “René Descartes” de Campeche, la Asociación de las Naciones Unidas de El Salvador y la Asociación Civil “Unidos por Nuestro País” de Montreal.
Con apenas una edición acuestas, este encuentro se ha ido consolidando poco a poco, es la continuidad de uno realizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en 2018, que a su vez tiene antecedentes desde 2014 con eventos similares. Es de anotar que representa un producto del proyecto Voces de Jóvenes en el Mundo, que permitió a estudiantes de educación superior y recién egresados transmitir abiertamente, desde diferentes ciudades, temas de su interés y preocupación.
Para la versión de 2019 Eva Leticia Brito, investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia INAH comenta que contarán con la participación de Colombia con una ponencia titulada La Guajira: cuna de la gran nación Wayuú, presentada por Susan Espeleta, Ibeth Pineda y Wilson Rojas de la Gobernación de La Guajira. Y mientras todos se preparan para ir presencial o virtualmente a la provincia de Quebec, ya el tercer encuentro en el 2020 tiene como sede a El Salvador, por eso el INAH viene adelantando la agenda con la Asociación de Naciones Unidas en este país centroamericano, como también con el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) y el Ministerio de Cultura.
Los jóvenes hacen parte de la solución
Tal como lo plantea la INAH no se trata de que expongan en forma pasiva un tópico con conocimientos especializados, a un público que va a “aprender”, sino que retomen temas de su interés y conflictos que les preocupen e impacten en su definición identitaria, lo investiguen y lo expongan con plena libertad de expresión, pero con responsabilidad, sumando su posicionamiento y/o sus vivencias al respecto. Como condición deben adjuntar sugerencias o propuestas de solución, y tomar en cuenta las opiniones de los asistentes para llegar a conclusiones.
Para conocer más sobre este ejercicio social de la cultura como derecho fundamental, hablé con la investigadora Eva Leticia Brito sobre esta importante iniciativa mundial.
Eva, ¿por qué escogieron a Montreal como sede del segundo encuentro?
Montreal es una ciudad multicultural, en donde la diversidad hace parte de la vida diaria, de hecho, es conocida como “la capital cultural de Canadá”, así que creímos tendría la apertura necesaria para lo que queremos expresar. Además, existe un importante porcentaje de población latinoamericana y especialmente mexicana, a la que también queremos dirigirnos para mostrar que sus países de origen (sean nacidos en Latinoamérica o Canadá), van cambiando, tienen importantes avances en materia de cultura y educación.
¿Cómo han presentado esta iniciativa en el exterior?
Lamentablemente la información mediática (alrededor del mundo, no sólo en Canadá), destaca más los problemas, que los avances. México y especialmente Centroamérica son mucho más grandes que sus flagelos, y jóvenes de esta región tienen mucho que aportar, sobre todo en su forma de abordar sus problemas inmediatos, su análisis crítico y, ante todo, sus propuestas de solución utilizando la cultura como una herramienta de transformación.
¿En qué consistió el proyecto Voces de Jóvenes en el Mundo?
Voces de Jóvenes en el Mundo fue posible gracias al enlace que hizo el Lic. Mauro Huerta, de Latitud45 de Montreal, con el Instituto Nacional de Antropología e Historia, consistió en 12 programas de radio de jóvenes de Canadá, México, El Salvador, Costa Rica, Guatemala y EUA, en los que con plena libertad de expresión hablaron de sus preocupaciones, proyectos de vida, etc. Consideramos que el Encuentro Cultural podría también ligarse a este proyecto radiofónico.
¿Cuál es la preocupación que más inquieta a los jóvenes que asisten al Encuentro?
Todo depende en gran medida de su entorno inmediato y a lo que se enfrentan en la vida cotidiana. Por ejemplo, en México, el caso de los feminicidios es un asunto que preocupa sobre todo a las jóvenes, porque es a lo que se exponen día a día, lamentablemente es un país con un serio problema de misoginia y machismo que, aunque se lucha para combatirlo, aún prevalece en el acontecer diario: familia, trabajo, escuela, transporte público, etc. En el caso de algunos salvadoreños, he notado que les preocupa su situación económica, en el sentido de que depende de ella su futura educación: el no poder acceder a estudiar algún posgrado, idiomas, etc.
¿Qué piensan ellos de la globalización?
Basada en mi experiencia, lo ven distinto a generaciones mayores que la consideran un atentado a la identidad e integridad cultural. Los jóvenes en general lo ven como un fenómeno que ya forma parte de su presente y futuro, lejos de ser un flagelo, les abre nuevas perspectivas de vida. Estos encuentros pretenden precisamente entender su propia identidad cultural como premisa para entender a quienes piensan, sienten y actúan distinto, lo que les permitirá insertarse de manera inteligente a un mundo globalizado. Al decir “Inteligente” me refiero a que, sin perder o negar su propio origen, los valores con los que fueron educados y que necesariamente siguen influyendo en su forma de ser, les permita asimilar también la cultura del medio en el que se inserten, para no marginarse o más bien, auto marginarse.
¿Qué países han confirmado su asistencia este año?
Canadá: un nutrido grupo de jóvenes escritores y poetas de la provincia de Quebec; México, con el mayor número de participaciones, seguido por El Salvador. Después viene Costa Rica, Guatemala, República Dominicana y un estudiante de Corea del Sur que presentará una ponencia en coautoría con dos jóvenes mexicanas. Algunos lamentablemente no asistirán personalmente fundamentalmente por falta de recursos económicos pues el Encuentro no cuenta con un presupuesto oficial, pero enviarán sus trabajos, como es el caso de Colombia.
¿Qué se requiere para participar en estos encuentros?
El Instituto Nacional de Antropología e Historia, principal organizador de este evento, establece los enlaces institucionales del país donde se realizarán los eventos, se logran acuerdos entre los organizadores para infraestructura, prensa, etc. Se conforma un jurado, se hace una convocatoria a jóvenes para que presenten el currículo de las ponencias con las cuales participarían y se lanza públicamente a través de redes sociales, instituciones de educación superior (universidades, colegios, etc.). El jurado hace la selección, de acuerdo a los criterios sobre contenido y forma para su aceptación. Esperamos que algún día Colombia también sea la sede de este encuentro.
¿Cómo ves a México en su rol de protector de su identidad?
México es un país muy grande en donde hubo una civilización prehispánica importante, similar a Perú, por lo que han prevalecido hasta la actualidad diversos grupos étnicos que conformaban la región bautizada como Mesoamérica, con un gran desarrollo cultural. Por un lado, estos grupos lograron formas de resistencia para preservar su cultura, aunque ha sido un proceso difícil y doloroso durante siglos, desde la llamada “conquista” española que hizo prevalecer la cultura occidental como superior.
¿Y la INAH cómo apoya este tema?
México es un país esencialmente mestizo, por lo que esta parte indígena forma parte de todos y eso también ha permitido preservar ciertos rasgos culturales de origen prehispánico. Aunado a ello, existen organizaciones no gubernamentales, estudiosos sobre todo en campos de antropología, historia y derecho, que han unido sus esfuerzos con grupos indígenas en la lucha por lograr el respeto que merecen. En este sentido el Instituto Nacional de Antropología e Historia ha jugado un papel fundamental a través de sus especialistas en antropología (social y física), lingüística, arqueología, etnohistoria, etnología y conservación y restauración de bienes culturales.
A propósito, 2019 fue declarado el Año Internacional de las Lenguas Indígenas por la Unesco. ¿cómo lo piensan resaltar en Montreal?
El título del evento lo reivindica primeramente en su título “2º Encuentro Juvenil de Culturas del Mundo Montreal 2019: Año Internacional de las Lenguas Indígenas”, con el fin de destacar precisamente el interés internacional y de México por preservar las lenguas de los grupos originarios. El Encuentro no gira exclusivamente en torno a este eje temático debido a que se trata de un evento de continuidad (desde 2015 el INAH lleva a cabo este tipo de encuentros), en donde el objetivo fundamental es dar voz a los jóvenes sobre temas culturales. Pero dando lugar al nombramiento de la UNESCO este año se presentarán tres ponencias al respecto: Las Lenguas Indígenas en México, El Náhuatl en El Salvador y Jóvenes Costarricenses ante las Luchas Indígenas por sus Territorios.
Aunado a ello, creo que el hecho de promover entre los jóvenes el respeto por la diversidad cultural, necesariamente incluye el respeto a la cultura de los grupos étnicos de sus propios países y de otros, y ello lleva implícito el respeto a las lenguas.
¿Alguna anécdota con jóvenes en el encuentro pasado sobre la identidad cultural o tolerancia?
Los encuentros iniciaron desde 2015, hay muchísimas anécdotas que se pueden compartir. Por ejemplo, hay unas entrevistas grabadas en Costa Rica, en donde jóvenes coreanos dan su opinión sobre las diferencias que sienten con respecto a los latinoamericanos. Uno de ellos menciona que las “tradiciones coreanas”, que son muy fuertes aún, los limitan a sentirse “libres como en Latinoamérica”. Un evento de 2017 abordó el lamentable caso de nuestros estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, tema difícil que fue tratado con mucho cuidado tanto por la expositora como los receptores. En otra ocasión, en la zona maya del estado mexicano de Campeche, espontáneamente se organizó un partido de futbol, en el que no separaron por locales y extranjeros, sino que hicieron dos grupos conformados cada uno por lugareños, coreanos, de la ciudad de México y costarricense. En Veracruz en el año 2015 se dio la bienvenida al evento en dos lenguas: totonaca y coreano, fue muy emotivo.
Por último, ¿algún ejemplo de transformación social a través de la cultura que puedas compartir?
En México hay varios proyectos culturales que han logrado verdaderos cambios sociales como la conformación de orquestas musicales, talleres de pintura, de discusión literaria, etc, en donde se puede hablar incluso con datos, de disminución en la incorporación de jóvenes a grupos delincuenciales.
Para hablar específicamente de estos Encuentros, te puedo mencionar el caso de un chico maya de Pomuch, Luis Pool Dzib (nota sus apellidos mayas), que tras hacer un programa de radio del proyecto Voces de Jóvenes en el Mundo, se incorporó a un equipo de jóvenes lugareños que hacen programas grabados con sus celulares y los transmiten por redes sociales, sobre eventos y costumbres culturales.
Asimismo, Ha habido muchas relaciones amistosas entre jóvenes de distintos países que estoy segura ya cambió su forma de entender al mundo y todo esto va influir en el futuro. ¿Quién puede negar que si algún día, desde un puesto político, deban decidir si responder con ataques o guerra hacia otro país, y tal vez en ese momento recuerden a su amigo con el que convivieron, o los lugares que conocieron, y puedan con una respuesta sin violencia, empezar a cambiar este mundo por uno mejor, de respeto y paz?
Fotos: Sofia Carrero- Melissa Pérez- Latitud 45- Mauricio Marat- INAH México
Agradecimientos: Periodista Paco Ortíz Velásquez- Montreal- Canadá