La primavera ha inspirado los más grandes poemas de amor. Difícilmente un poeta ha podido resistirse a homenajear los campos florecidos, el sol brillante y el resplandeciente azul del cielo. Gabriela Mistral, Octavio Paz, Cesar Vallejo, Pablo Neruda, Antonio Machado se deleitaron en su momento con la naturaleza y sus fragantes olores, una sensación similar que atrapa hoy a Marcela Campuzano. Su sensibilidad artística la ha llevado a recorrer las calles de Estocolmo, para mostrarnos con imágenes y videos cómo es recibir el mes de abril, en medio de una estrategia diferente, controvertida, para luchar contra el coronavirus.
Con la primavera, sus sueños de libertad la impulsaron a fotografiar la majestuosidad de las flores del cerezo en los Jardines del Rey en el centro de la ciudad, uno de sus mayores descubrimientos cuando llegó a trabajar a Escandinavia. Marcela es colombiana, trabaja en una empresa de telecomunicaciones especializada en fibra óptica, además hace voluntariado en organizaciones dedicadas a la en salud global, en temas de diabetes infantil en países en vía de desarrollo, como Haiti.
Desde su cuenta @Pollo.Rosado en Instagram, Marcela plasma imágenes, en lugar de versos que sin proponérselo nos recuerdan tal vez ese maravillosa frase del escritor, poeta y político de origen cubano José Martí: “con la primavera viene una ansiedad de pájaro preso que quiere volar“. Porque su lente nos hace descubrir las emociones que se esconden detrás de las medidas voluntarias que ha adoptado el país nórdico para proteger a los grupos vulnerables y reducir los contactos sociales, sin necesidad de forzar el bloqueo.
«Hago fotografía hace 25 años y aún así nunca había sentido esta mezcla de emociones y aprendizajes. Me parece un sueño (en medio de la pesadilla del covid-19) que pueda fotografiar los cerezos del Jardin del Rey en medio del día sin personas a mi alrededor. La ciudad vieja parece a veces un pueblo fantasma.»
Mientras la naturaleza se viste de gala, Marcela recorre las desoladas calles de Gamla Stan, famosas por acoger a los turistas en cada uno de sus rincones, con sus restaurantes y boutiques repletos de historia, tradición sueca. Luego observa muchas personas en los parques, en la calle, áreas verdes y supermercados, guardando siempre la distancia requerida. Un contraste que no desaprovecha su cámara, ávida de aventuras que vayan más allá de ese aislamiento inteligente que ocupa los titulares de la prensa nacional e internacional como ejemplo de distanciamiento social, para unos admirables, para otros criticable.
«En los medios de comunicación se cree que en Suecia estamos como si nada en las calles, pero no, hay sitios conocidos por tener ríos de personas (locales y turistas) donde en el día de hoy no hay más que locales cerrados y calles vacías.»
Estocolmo con sus 14 islas y 54 puentes es aún más hermosa en primavera, pero sus aromas se aspiran con cautela, desde el confinamiento voluntario que ha volcado a muchos al teletrabajo como Marcela, quien ve con preocupación la disminución de la afluencia turística y cómo las medidas legales vigentes en Suecia prohíben eventos públicos para más de 50 personas; visitar hogares de ancianos y exigen a cafés, bares y restaurantes solo servicio de mesa, para limitar el hacinamiento, su lente busca transmitir los cambios que viven los suecos.
«Estocolmo es una ciudad hermosa. Llena de historia, arte y arquitectura. Necesitaría muchas semanas para recorrerla con mi cámara».
“Aguanta, aguanta y mantén la distancia”, dicen los funcionarios de salud en ciudades del sur de Suecia, mientras que en la capital siguen las recomendaciones del gobierno que anunció que las pruebas aumentarían de 50.000 a 100.000 por semana para quienes están en primera línea como los oficiales de policía y personal que trabaja en emergencia. El buen comportamiento en Suecia está bien visto, cerca de un 70 % de los suecos han reducido su vida social, sus actividades, para detener la propagación de la infección.
Marcela confiesa que en Suecia se espera que el ciudadano sea responsable y respete cualquier regla establecida… Si a los suecos no les gusta algo, o ven a alguien haciendo algo malo, se hacen los locos y no dicen nada, evitan tener discusiones, de ahí el dicho de “hacerse el sueco”, o el desentendido, algo que culturalmente marca la diferencia con su carácter colombiano, pues ella se considera más sociable y apasionada por naturaleza. Sin embargo, este es uno de los motivos que les facilita tener una posición tan relajada pero responsable frente al covid-19.
«Acá en general el buen comportamiento está bien visto y no se la «montan» a las personas por ser bueno y cumplir un reglamento, se espera que el ciudadano sea responsable y respete cualquier línea».
Suecia es un país muy diferente a Colombia, donde adoptar la cuarentena solidaria o el aislamiento inteligente son palabras mayores, ¿pero cuáles son las medidas que sigue en Estocolmo para reducir la tasa de infección? Marcela contesta: “básicamente es seguir las recomendaciones que han hecho todos los países como quedarse en casa si tienes algún síntoma similar al resfriado o gripa, incluso si son leves, permanecer hasta que haya superado los síntomas (2 días)».
«Creo que el Gobierno sabe que es inevitable que la gente salga. Durante este confinamiento voluntario también se ve mucha gente en la calle. Aún así se ven solo pequeños grupos o gente que se transporta a pie o en bicicleta manteniendo distancias prudentes.»
Practicar una buena higiene, lavando las manos regular y minuciosamente con agua y jabón, cubrir cualquier tos o estornudo con el codo. Mantener la distancia de todas las demás personas cuando estemos en lugares públicos (de 1.5-2 metros) Evitar reuniones grandes. Trabajar desde casa si puedes. Evitar todos los viajes no esenciales, tanto dentro como fuera de Suecia, incluyendo visitas a la familia, vacaciones, etc. Si tienes que viajar, evita las horas pico, porque eso reduce el número de personas en el transporte público y facilita mantener la distancia. Si tienes más de 70 años o perteneces a un grupo de alto riesgo, debes quedarte en casa y reducir todos los contactos sociales”.
Por ahora, los suecos disfrutan de la alegre y dulce primavera desde sus casas, con salidas esporádicas siguiendo las pautas del Primer Ministro Stefan Löfven de manera voluntaria, porque imponer otras más drásticas implicaría acudir al parlamento, revisar la constitución. Y para quienes critican la medida, los mismos suecos nos recuerdan una de las famosas canciones de Bob Dylan, cantante americano, laureado con el premio nobel en Suecia: Don’t criticize what you can´t understand. No critiques, lo que no puedes entender.
Fotos y video: Marcela Campuzano IG @Pollo.Rosado