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El silencio de las adoquinadas calles del centro histórico se interrumpió por la inesperada presencia de un artista, que acompañado por un mariachi deambulaba por las plazas y los coloridos edificios coloniales, con la firme intención de darle una serenata a Cartagena. Con pasos firmes el cantautor Simón Olano, se detuvo frente a uno de los grandes balcones para cantar las estrofas de su último trabajo discográfico que grabó con el rey del bolero Carlos Cuevas y el grupo de pop lirico, los Trenors, en México.

Simón quien cataloga su estilo dentro del género pop/fusión incursiona en esta cuarentena con boleros y rancheras creando una versatilidad artística que nutre con su formación en la música lírica. Actualmente, reside entre Colombia y México y ha trabajado este material discográfico con el múltiple ganador del Premio Grammy y Latín Grammy Pepe Ortega; el reconocido productor musical Kike Roncallo y el mariachi Vargas. El resultado ha sido sorprendente como lo podemos constatar en su sencillo ‘Cartagena’.

Ante las nuevas propuestas, Simón Olano confiesa que la cuarentena ha sido muy productiva para él y agrega: “este aislamiento ha sido la excusa perfecta para producir música, me ha hecho más creativo y he aprovechado para ir al estudio, muy cerca de mi casa, allí grabo la voz, pues producir ahora es muy práctico tanto el pianista como el baterista pueden hacer sus registros sin importar donde estén. Además las calles del centro de Cartagena están solas, lo cual me ha permitido grabar fácilmente y siento que a pesar de no poder compartir más con la gente es un momento para preparar todo lo que quiero salir a mostrar”.

Al hablar del origen de la canción ‘Cartagena’, Simón recuerda con emoción: “la compuse hace como ocho años para una película que se suponía iban a filmar aquí, se llamaría Sol y Luna. La historia era sobre un cartagenero que se enamoraba de una extranjera, le mostraba su ciudad, su cultura, su vida, con esa corta descripción del guion hice tres composiciones. Lamentablemente, nunca se rodó el film, yo me quedé con esas canciones guardadas, luego con el tiempo estando en México, salieron del anonimato.

Tuve la oportunidad de conocer a Los Trenors, un grupo mexicano- venezolano que canta lirico pop, ellos compartieron su tarima conmigo y nos presentamos en la Plaza de Las Estrellas. Luego me invitaron  a una entrevista en Televisa y recuerdo que camino a Guadalajara desde el DF empezamos a ensayar ‘Cartagena’. Cada uno se aprendió un pedacito en el carro, incluso Carlos Cuevas, quien también compartió ese momento con nosotros. A Carlos le encantó la canción, fue una química inmediata, porque cuando no sientes esa necesidad de competir, sino de apoyarte y nutrirte con la música del otro es cuando suceden las cosas más bonitas”.

Simon Olano en Televisa

Contrario a lo que otros artistas han hecho de buscar dúos musicales con representantes del reggaetón o la champeta, Simón se fue por la clásico y explica su decisión: “me gusta mucho la champeta, tiene una riqueza cultural increíble, pero no se me escucha bien, además creo que siempre hay espacio para la balada, nunca faltan los momentos para la nostalgia. Una canción romántica, o de despecho te acompañan en tu vida”.

Y hablando de despecho, el cantante cartagenero  se le midió también a la ranchera, como resultado, grabó ‘Devuélveme la vida’ con Claudia Isabel, intérprete jalisciense y exparticipante del programa musical ‘La Voz México’, quien lanzó su álbum discográfico acompañada por grandes y talentosos músicos dentro del género regional mexicano ¿Pero cómo fue ese encuentro?

Con entusiasmo en cantante cartagenero relata: “soy artista pop pero viajé a México y me dije ¿por qué no intentar algo con la ranchera? Conocí a Claudia Isabel en Televisa México en Guadalajara, fue un encuentro muy casual, le pedí su celular y a la semana siguiente le envié una nota de voz interpretando una canción en el piano, que a ella le gustó mucho. De regreso a Colombia, decidimos grabar ‘Devuélveme la vida’, canción que venía trabajando con Pepe Ortega, hicimos la producción a distancia en México, con violines y todo. Claudia me ha enseñado mucho sobre el mundo de las rancheras.”

Me inspira la nostalgia

Para Simón Olano la cultura mexicana es muy especial, considera que son personas muy serviciales, maternales y como artista hay más posibilidades de encontrar un mercado en México, que en otro país latinoamericano. Además, siente que se identificó rápidamente con los géneros musicales más destacados del país Azteca como son la balada, la ranchera, la banda y el bolero.

Con muchos planes para desarrollar este año en México y en Colombia, Simón se tuvo que enfrentar a la pandemia encerrado en Cartagena. Suspirando confiesa: “el primer mes no me salió ni una sola canción, nada, me sentía frustrado, pero después me vino la inspiración y siento que no necesitamos estar felices para escribir. En estos momentos hay mucha nostalgia, la cual es un motor muy fuerte, incluso más que la felicidad, de hecho las canciones de despecho son las que más me fluyen. Ver calles solas, no tener contacto con el público; querer darle un abrazo a alguien y no poder…La única manera de hacerlo es con mi música. Extraño a todo el mundo, tomarme un café, contar una historia, puede que el internet nos acerque, pero nos aleja del calor humano”.

Olano se mantiene muy activo en las redes interactuando siempre con sus seguidores e incluso reclutando a las protagonistas de sus video clips, cuando le pregunto por los parámetros para asumir ese rol me responde: “me gustan los artistas naturales, empíricos, que sepan transmitir bien los sentimientos, entonces contacto a los amigos, conocidos, fans que tengo en mi perfil, para ver quién se anima y de todo ese grupo de participantes el director del video termina dando la última palabra. Es una búsqueda muy bonita, debe existir un grado de química con la persona, por eso me gusta conocerlas antes, tomarnos un café juntos, integrarla con el equipo, que conozca el guion, las escenas… Si va haber un beso que no sea sorpresa… A partir de allí, que se sienta como si estuviera en familia, eso es importante”.

Para Simón lo primordial es conectarse con el sentimiento de las personas, por eso pasa a un segundo plano cómo se viste la música, si de fiesta o de gala. Si bien desde niño escuchaba con sus padres Andrea Bocelli, música clásica y baladas, no era ajeno a los vallenatos, salsa o al merengue. Comenzó cantando ópera en Bogotá, su formación es clásica, ese es su lenguaje, por eso explica: “ahora que he pasado de ser interprete a cantautor, lo que hago es traducir ese mensaje clásico, utilizando herramientas modernas. Busco siempre sonidos tropicales de la Costa y así nacen mis canciones como ‘Mi linda luna’, ‘Loco por ella’, y ‘Mulata’. Aprovecho los ritmos que me gustan, me llegan y los visto con la esencia de mis baladas”.

Simon Olano 4

Antes de que muera la tarde en la ciudad amurallada, Simón se despide, le esperan muchas letras por componer, nuevas melodías para explorar y desde lo profundo de su corazón varios deseos por cumplir: “me encantaría cantar algún día con Bocelli y escribir una canción con Ramón Melendi, para cantarla y hacer todo el proceso de producción juntos”.

Fotos: Archivos Simón Olano

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PERFIL
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Periodista Comunicadora Social. Personaje del año 2010 en Montreal- Canadá por Le Conseil interculturel de Montréal (CIM). Ganadora Premio Literario y Periodístico Cesar Vallejo 2011- Caracas Venezuela. Reconocida por calidad de trabajo Superintendencia de Industria y Comercio Colombia 2017. Autora de "Son mis huellas y hay camino" 2018. www.nataliagnecco.com

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Me encantan, estos avances. Me encantan.

The interpreter (para nosotros, La intérprete, y como cosa rara, el título en español significa lo mismo que en el idioma original) es un filme dirigido por el estadounidense Sydney Pollack, estrenado en cines en dos mil cinco. El guión condujo a Pollack a grabar en las propias instalaciones de la ONU (localizadas en territorio internacional dentro de Nueva York), una historia con tintes políticos que recuerdan la situación más o menos reciente del actual presidente de Zimbabwe.

Estaba viendo hace unas horas cierta película francesa realizada exclusivamente para televisión hace unos años, no muy conocida por cierto, y me asaltó una duda que tenía desde hace un tiempo y que se avivó luego de ver La intérprete. La duda es la siguiente:

Lo más seguro es que todos conozcamos el aviso que aparece, usualmente escondido al final de los créditos de algunas películas, que dice lo siguiente, palabras más, palabras menos: "Los hechos relatados en esta película son puramente ficticios y no deben relacionarse con eventos pasados, actuales o futuros. (...) Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia."
Yo me pregunto: luego de ver una película que parece un documental acerca de una situación actual, ya sea ésta una realidad o no, ¿qué sentido tiene recurrir a este mensaje, si de cualquier manera los espectadores van a hacer la relación?

Es claro, hay que decir, que no todo el mundo tiene por qué captar estos parecidos. Pero los que sí los captan, lo comunican a los demás, y al final la película pasa a verse como lo que realmente es: una crítica por parte del realizador hacia una situación en particular. Punto. No importa qué tan imparcial se pretenda ser, haciendo uso del mencionado avisito.

En fin, no entiendo esta actitud, si de verdad algunos pretenden protegerse bajo dicho mensaje. Quisiera creer que lo colocan no porque no pretendan dar la cara luego de dar la opinión, sino porque es una especie de requisito, un asunto legal de obligatoria aparición al final de todos los créditos de todas las películas de todos los géneros. Aunque al final, sólo quien tuvo la idea de escribir la historia como quedó escrita es quien sabe qué opinión tiene.

Él y sólo él.

-

Sobre la película, hay un dato lingüístico interesante; se creó un lenguaje nuevo (lo llamaron "Ku"), con sus propias palabras, conjugaciones, reglas... es decir, un lenguaje aparte, sostenible por sí solo, basado en lenguajes existentes en el sur de África, pero que "aunque sería reconocido por habitantes de la zona (...), los confundiría", debido a su estructura gramatical, leo por aquí. En todas partes encuentro que el creador de este lenguaje es Said el-Gheithy, director del Centre for African Language Learning en Londres. En general, no encuentro muchas críticas positivas para la película, pero a mí me gustó.

Me encanta leer la columna Contravía, escrita por Eduardo Escobar. Y la de hoy termina con una reflexión que encuentro parecida a cierto diálogo de La intérprete. Aquí va el diálogo, para terminar y dejar de ocupar su tiempo, estimado lector. Lo traduzco burdamente, pero espero que se mantenga la idea.

Silvia Broome: (...) Siempre que alguien pierde a un ser querido, quiere vengarse de alguien más, o de Dios, a falta de alguien. Pero en África, en Matobo, los Ku creen que la única manera de poner fin al dolor es salvando una vida. Si alguien es asesinado, luego de un año de duelo se realiza un ritual llamado "la fiesta del ahogado". Se hace una fiesta durante toda la noche, junto al río. Al amanecer, el asesino es montado en un bote. Se lleva al agua y se le tira allí, amarrado, para que no pueda nadar. Entonces la familia doliente debe tomar una decisión; pueden dejar que se ahogue, o pueden lanzarse a salvarlo. Los Ku creen que si la familia deja que el asesino se ahogue, se hará justicia, pero pasarán el resto de sus vidas de duelo. Pero si lo salvan, entonces admitirán que la vida no siempre es es justa, y a cambio ese acto los liberará del dolor.


dancastell89@gmail.com

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Su nuevo álbum Takk... ("Gracias..."), ha salido hace poco. A mí me parece una maravilla, mucho mejor que ( ), que no me ha gustado tanto (...). No sé que opináis, pero para mí, el hopelandic nunca ha funcionado, es demasiado pretencioso y un poco tonto. A lo mejor no fastidia tanto a extranjeros que quizás no oigan la diferencia entre islandés y hopelandic, pero a mí me fastidia tanto que casi no lo aguanto.


Esa es exactamente la idea.

Me encanta Sigur rós, no lo voy a negar. Por lo tanto, es difícil que yo diga que no me gusta alguna parte de su música. Pero sucede que yo casi nunca le pongo cuidado a la letra de la música que oigo, en caso de que esa letra exista. Lo que dice Gudmundur (el autor del blog) me parece concluyente; como no somos islandeses ni hablamos islandés, no nos hace diferencia alguna oír a alguien cantando cosas sin sentido, pues sin importar lo que diga parece estar cantando en un idioma desconocido.

Parece ser que no creamos barreras ante lo que se diga en otros idiomas, y puede llegar a sonar igual de bien un poema en ruso que una sarta de ofensas pronunciada en el mismo idioma (claro está - si comos completamente ignorantes ante este lenguaje). Sabemos que se trata de otro idioma, y (como en el caso del islandés) si no tenemos idea acerca de éste, más uniforme será la impresión que produzca lo que se diga.

Entonces, ¿por qué es molesto oír "hopelandic" siendo islandés? Supongo que Gudmundur no será el único que sienta lo mismo, aunque seguramente habrá quien disfrute más cualquier pista de ( ) que otra que lo siguiera o precediera, y en su mismo idioma. Esta es la clase de cosas que siento que no se puede llegar a conocer del todo; supongo que habría que nacer islandés para entender.


Si quieren oír más de Sigur rós, les recomiendo Svefn-g-englar, Flugufrelsarinn y Gobbledigook.

En ese orden.


dancastell89@gmail.com
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Quizás no conozcan a Sigur rós. Esta puede ser una buena introducción a ellos, según lo que yo creo. Lo que sigue se llama Inní mér syngur vitleysingur, lo que significa algo así como "junto a mí canta un loco":




Sigur rós es una banda islandesa que existe desde hace casi catorce años (desde 1994). Los oí por primera vez en el cine, pues se utilizó su música en el trailer de la película Children of men (2006) - lo que suena es Hoppípolla ("saltando charcos"). Luego de eso me he enterado de lo reticentes que son sus integrantes a comercializar su producción, y he desarrollado un gusto inmenso por su trabajo. También tengo una afición irracional por Islandia, y no sé muy bien por qué.

Pero eso es otro asunto; vamos al grano.

Esta es la dirección de ojos de mosca, un blog sobre música islandesa escrito en castellano por un islandés. Hace un tiempo leía allí mismo una pequeña reseña que hacía el autor acerca de Takk..., el tercer álbum de estudio de Sigur rós. Y me pareció muy interesante la opinión que presenta la entrada. A ver si esta vez sí me puedo explicar.

El segundo álbum de Sigur rós se llama ( ). Sí, así se llama. Le debe su nombre tanto al hecho de que ninguno de los cortes que lo componen posee título (las ocho pistas se llaman Untitled 1, Untitled 2 y así sucesivamente - aunque luego del lanzamiento del álbum, los seguidores del grupo contribuyeron a nombrar las pistas una a una) como a una particularidad característica de Jónsi, el cantante; quisiera que trataran de descubrirla ustedes primero. Para eso, otro video; lo que sigue se llama Untitled 4, o Njósnavélin (la máquina espía):




¿Lo notaron?

Yo tuve que leerlo para caer en cuenta; no sólo usan un arco de chelo para tocar la guitarra eléctrica (lo que produce ese sonido tan intenso de vez en cuando), sino que Jónsi no canta en un idioma en particular. Lo que dice no está dicho en islandés; ninguna de las canciones que componen el disco lo está. Han llegado a llamarlo un lenguaje aparte (que no lo es): "vonlenska", o "hopelandic". Y esa es sólo una de las interesantes particularidades de este grupo.

Vuelvo al blog del islandés. Luego de tener un poco de idea acerca del grupo, transcribo (con estilo corregido, porque el hombre escribe ligeramente mal el español) su opinión sobre el disco que siguió a ( ):

Su nuevo álbum Takk... ("Gracias..."), ha salido hace poco. A mí me parece una maravilla, mucho mejor que ( ), que no me ha gustado tanto (...). No sé que opináis, pero para mí, el hopelandic nunca ha funcionado, es demasiado pretencioso y un poco tonto. A lo mejor no fastidia tanto a extranjeros que quizás no oigan la diferencia entre islandés y hopelandic, pero a mí me fastidia tanto que casi no lo aguanto.


Esa es exactamente la idea.

Me encanta Sigur rós, no lo voy a negar. Por lo tanto, es difícil que yo diga que no me gusta alguna parte de su música. Pero sucede que yo casi nunca le pongo cuidado a la letra de la música que oigo, en caso de que esa letra exista. Lo que dice Gudmundur (el autor del blog) me parece concluyente; como no somos islandeses ni hablamos islandés, no nos hace diferencia alguna oír a alguien cantando cosas sin sentido, pues sin importar lo que diga parece estar cantando en un idioma desconocido.

Parece ser que no creamos barreras ante lo que se diga en otros idiomas, y puede llegar a sonar igual de bien un poema en ruso que una sarta de ofensas pronunciada en el mismo idioma (claro está - si comos completamente ignorantes ante este lenguaje). Sabemos que se trata de otro idioma, y (como en el caso del islandés) si no tenemos idea acerca de éste, más uniforme será la impresión que produzca lo que se diga.

Entonces, ¿por qué es molesto oír "hopelandic" siendo islandés? Supongo que Gudmundur no será el único que sienta lo mismo, aunque seguramente habrá quien disfrute más cualquier pista de ( ) que otra que lo siguiera o precediera, y en su mismo idioma. Esta es la clase de cosas que siento que no se puede llegar a conocer del todo; supongo que habría que nacer islandés para entender.


Si quieren oír más de Sigur rós, les recomiendo Svefn-g-englar, Flugufrelsarinn y Gobbledigook.

En ese orden.


dancastell89@gmail.com

1 Comentarios
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  1. Muy bellas las canciones de Simón. Que bueno que la balada en Colombia tenga representantes de calidad como este joven. Eso demuestra un potencial cultural increíble, los artistas colombianos son nuestra mejor carta de presentación.

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