Era un caluroso día de verano en Salemi, provincia de Trapani en Sicilia, Italia y la temperatura alcanzaba los 30 grados, pero eso no impedía que los jóvenes jugadores se disputaran el balón de fútbol en una amplia cancha, donde el sudor era cómplice de la emoción por ganar. Con su uniforme azul oscuro y rayas rojas, Vincenzo no solo hizo un pase goleador, sino que anotó con su pierna derecha desde la mitad del campo, otro gol para su equipo.
Desde las graderías Esmeralda, quien siempre lo acompañaba a los partidos y le daba instrucciones en español a pleno pulmón, para que no se dejara sorprender por el adversario, no podía creer lo que veían sus ojos, pues su hijo era zurdo y acababa de marcar con la derecha. Llena de la felicidad gritó: “¡vamos nojoda!” Una frase muy guajira que pasó desapercibida para el público y la prensa local italiana, pero no para Vicenzo, que reconoció enseguida la voz de su mamá, se puso rojo y se tapó la cara con las manos.
Han pasado ocho años desde ese glorioso momento y Vincenzo Palermo Fernández sigue comprometido con el fútbol. Desde muy chico en Italia sus padres, al ver su amor por este deporte, no tuvieron otra opción que matricularlo en la academia Olimpia Salemi. Tiempo después el destino lo trajo a vivir a Bogotá, aquí su tía Yesenía le enseñó a contar y a leer en español, además lo acompañaba a los parques a patear el balón, porque él nunca abandonaba su sueño de ser un futbolista. Al graduarse del colegio Cardenal Sancha, con apenas 15 años, decidió continuar su carrera futbolística, algo que no sorprendió a su familia.
Con la timidez que lo caracteriza, Vincenzo cuenta: “mi mamá siempre me ha incentivado, al principio como era tan chiquito no quería que entrara a la academia en Salemi, pero me vio jugar y se motivó mucho al observar que tenía ese talento, ella siempre me ha apoyado, cuando he tenido recaídas o problemas me recuerda por qué sigo jugando fútbol, me acompaña a mis entrenamientos que por lo general son fuera de Bogotá, asiste a los partidos, campeonatos, etc. Sé que otros padres exigen a sus hijos un cartón, pero los míos aceptaron mi decisión.
Los deportistas tenemos una carrera
Afrontar el distanciamiento social, estar alejado de sus compañeros de equipo, vivir la incertidumbre de cuándo volverían a jugar y no saber cuál era el futuro del fútbol en Colombia, ha sido toda una experiencia para Vincenzo, quien al igual que muchos deportistas de alto rendimiento ha tenido que vencer varios obstáculos para continuar en la Sub20 A de Fortaleza, que es un grupo que le antecede al Profesional.
Recordando los meses pasados el joven confiesa: “al principio cuando inició la cuarentena no tenía equipo, porque había finalizado mi proceso con Equidad, pero logré ingresar a Fortaleza y arranqué con clases virtuales unos meses, durante ese tiempo de espera, yo mismo hacía mis rutinas de fortalecimiento y entrenaba en el garaje del apartamento, en las escaleras del conjunto, o trotaba con mi mamá. Fue un poco difícil, porque no podía salir al aire libre, pero cuando ya se pudo iba hacer barras, trabajo funcional y mucho cardio porque era lo que más necesitaba en esos momentos.
En Fortaleza mis entrenamientos eran similares a las clases de una universidad por Zoom, en las cuales estaba el preparador físico del equipo y el profesor Sebastián Oliveros, quien siempre nos decía: “muchachos no bajen la cabeza, vamos a volver”. Cada jugador se conectaba con sus elementos para entrenar, hacíamos por bloques los ejercicios, dándole prioridad a la parte física, ellos nos crearon rutinas, con el microciclo de la semana, no todo era clase en la plataforma”.
Vincenzo ha contado siempre con el preparador físico de Equidad, junto a sus compañeros trabajaban individualmente muchos ejercicios de tren inferior y superior; fortalecimientos, aeróbicos, también lograron practicar en una cancha sintética para desarrollar esa parte técnica de las sesiones de Zoom, pues es muy importante el contacto con el balón. Sin embargo, el futbolista ítalo colombiano dice: “el fútbol es un deporte de contacto, de choque, se trabaja la parte física, técnica, táctica, es un conjunto de todo, que hace que un entrenamiento sea eficiente, pero al no poder hacerlo, me ha afectado mucho, han pasado más de seis meses sin jugar fútbol”.
Al preguntarle cómo le afectó las medidas de confinamiento establecidas por las autoridades en Bogotá, Vincenzo reflexiona explicando: “entiendo la necesidad de una cuarentena estricta, pero hace falta más apoyo a los deportistas por parte de las autoridades. Tenemos una carrera, así como los demás jóvenes no interrumpieron sus clases y continuaron de manera virtual, para nosotros es vital el trabajo de campo. Cerrar todo fue una decisión radical, no se incentivó el deporte, ni se lograron consensos con los Clubes o las Divisiones Inferiores.
Si el fútbol Profesional no vuelve, menos el Amateur, o las Divisiones Menores, dependemos de los equipos profesionales, los Clubes tuvieron que asumir los nuevos protocolos, estaba de por medio el presupuesto, sé que muchos equipos de mi categoría dejaron de entrenar porque no se renovaron contratos y en consecuencia no tuvieron entrenamientos virtuales. Además, las polémicas en el medio deportivo tampoco han ayudado mucho”.
La reapertura de espacios deportivos es importante
Carlos Puyol, exfutbolista español conocido por jugar en la posición de defensa central en el F.C Barcelona es, sin lugar a dudas, el jugador que más admira Vincenzo, pues se identifica porque ambos se encargan de la misma posición, además admira su estilo, su forma de maniobrar el balón, al igual que todas las actitudes y aptitudes que lo posicionaron como capitán y líder de su equipo.
Esta admiración por Puyol ha acompañado a Vincenzo en su ascenso desde que llegó a la escuela Equidad. Luego de un curso corto de formación, lo ascendieron al Grupo Promocional, allí jugó unos meses, se consolidó con el equipo y pasó al Ascenso por un año, después a la categoría Elite. Participó en un torneo llamado La Gaitana, de allí lo llamaron para otro torneo, en el 2016 se creó Fuerzas Básicas que son las divisiones menores, donde hizo parte de la primera categoría, la Sub15. Rápidamente fue pasando a la Sub17, la Sub17 B y Sub17 A, donde finalizó su proceso en La Equidad.
Pero no todo ha sido color de rosa, Palermo tuvo una lesión en la rodilla y se recuperó satisfactoriamente, como lo confirma José Iván Mantilla, psicoterapeuta del equipo Profesional de Equidad, quien relata: “cualquier lesión es fuerte para un jugador porque te aleja completamente de las canchas, no sabes si vas a volver igual, si la rodilla quedará bien para poder continuar con tu ritmo deportivo. Pero Vincenzo es muy positivo, fuerte, disciplinado, tiene sus sueños y metas claras, lo cual es un peldaño para conseguir sus objetivos. Su disciplina le ayudó a rehabilitarse en tiempo récord y en estos momentos está jugando satisfactoriamente.”
Al igual que su pupilo, Joselo, como le dicen cariñosamente los jóvenes, considera que los decretos deben socializarse con personas que sean del medio deportivo, que entiendan el problema que los aqueja para poder cumplir con las normas de utilización de parques y de espacios deportivos, por eso agrega: “hay fiestas clandestinas, reapertura de restaurantes, bares, pero reabrir espacios deportivos bajo todas las normas de bioseguridad exigidas por el Gobierno ha sido un tema menospreciado. Los jóvenes son la población más vulnerable, merecen estar en su ambiente, haciendo deporte, pero se ha fomentado más el sedentarismo en las casas”.
Y definitivamente, para jóvenes promesas del deporte colombiano, como Vincenzo Palermo Fernández, no se trata de un simple pasatiempo, por eso remata diciendo: “jugar fútbol es mi proyecto de vida, quiero ganar dinero divirtiéndome, haciendo lo que me apasiona.”
Fotos: Archivos Vincenzo Palermo Fernández- Equidad