“Si yo fuera Bogotá hubiera celebrado mi cumpleaños 476 al mejor estilo de la película Hangover, como si no hubiera un mañana”
Lo primero que hubiera hecho sería llamar al exconcejal de Chía Carlos Enrique Martínez aprovechando que no está en la cárcel y que simplemente lo destituyeron e inhabilitaron por 20 años. Él sí sabe lo que es una rumba loca, es capaz de pasar por encima de la policía con tal de hacer inolvidable la noche. Además es al único que le soltaría el carro, ya sabemos sus habilidades para manejar dormido, borracho, pinchado y hasta con gente disparándole.
Al segundo que invitaría sería al senador Armando Benedetti. No es que sea de mi total agrado pero la verdad me da pesar verlo aburrido todos los días jugando Candy Crush, perdón Tetris, verdad que dijo que ya había pasado todos los mundos y ahora estaba con Tetris. Lo que me gusta de él (y esto no es sarcasmo) es que es de mente abierta y apoya las relaciones entre parejas del mismo sexo, eso le abre la posibilidad a más personas para que se unan a la fiesta.
Tenía pensado que el encargado de crear el evento e invitar a la gente aprovechando su conocimiento para las redes sociales, podría ser mi tocayo Andrés Sepúlveda pero la cosa estaría complicada, no me ha aceptado como amigo, seguro no ha tenido tiempo de revisar las notificaciones.
Uno que si estoy seguro que no iría es “Juampa”, debe estar muy ocupado con su propia fiesta de posesión e impulsando la ley para acabar con la figura de la reelección. Bien paradójico. A veces me despierto en la mitad de la noche y me pregunto que si la veía tan terrible, ¿Por qué no la abolió en los 4 años anteriores? En fin, igual yo sé que no iría a mi fiesta, él ya está muy “Maduro” como perder tiempo en cosas que no sean de carácter mundial.
Voy a invitar a Mockus aunque se vaya a las 3am dejando el vaso medio lleno, el tipo es muy zanahorio. Eso me recuerda que obviamente tengo que invitar a Petro ahora que todos lo queremos por alargar el horario de la rumba hasta las 5am. Ya lo pasado pisado, y pues si no podemos tener una ciudad educada por lo menos tengamos una que constantemente diga la verdad. ¿Y cómo es eso posible? Pues llenándola de borrachos, porque al igual que los niños y los leggins, siempre dicen la verdad.
Él, como siempre viendo las cosas con una perspectiva diferente a las del Partido Verde, sobre todo en este caso destacando la importancia de ver el vaso medio vacío (literal), hay que aplaudir ese cabezazo brillante de nuestro alcalde. Esas son las decisiones trascendentales de una ciudad capital. Como el borracho no puede manejar, nunca se dará cuenta que el 80% de los aproximados 8.500km de malla vial de Bogotá están destruidos o colapsados con vehículos. Un plan brillante, hay que brindar por eso.
Él mismo podría ser el encargado de elegir el lugar de la fiesta ya que debe conocer a todos los dueños de bares de la ciudad después de las protestas por la ley seca durante el mundial. Probablemente ya exista un cartel del trago, teniendo en cuenta que están de moda desde el cartel de la contratación, el cartel de Interbolsa y ahora tenemos hasta el cartel de los pañales. Me imagino que ya deben estar haciéndole novela y todo a este último.
Por el transporte no me preocupo porque ya los taxistas no van a preguntar para donde va siempre y cuando usted les pague lo mismo que cobra don Uber. Lo bueno es que lo llevan a la velocidad de rayo sin importar que los multen, porque al fin y al cabo los taxistas, al igual que los conductores de bus no tienen que pagar los comparendos, son acumulables como la lotería. Y si ve que se le dificulta conseguir uno un taxi, siempre puede acercarse al puente peatonal más cercano que ahí los va a encontrar haciendo carreras colectivas, tomando tinto y haciendo trancón.
Toda fiesta necesita su himno, su banda sonora es por eso que la música estaría a cargo del tradicional Grupo Nule con el éxito que lleva más de 6 años de número uno en las listas y en sus corazones, el famoso “Robas taz taz”. Si no están disponibles, tocaría conformarse con alguna de las bandas de atracadores o de acosadores en Transmilenio, hasta se podrían reunir todos en un gran concierto para delinquir.
Eso sería interesante, lo podría cubrir el tercer canal si algún día permitieran crearlo. Seguro no le vetaría la entrada a RCN y así no lo tendríamos sobrevolando nuestra fiesta mientras se queja de las injusticias y el abuso que están recibiendo por parte de los otros medios de comunicación. A veces me da hasta pesar con ellos y sus periodistas.
Yo sé que sería una gran fiesta, una fiesta inolvidable porque 476 solo hay unos y estamos para votar la casa por la ventana y todos ustedes estarían invitados. El único gran problema que veo está en el deseo al soplar la vela, aunque entre todos me pueden ayudar a decidir si pido que no hayan más paseos millonarios, que los hinchas de los equipos no se maten entre ellos, que resuelvan el caso Colmenares, que no vendan más acido en las calles, que no hayan más niños trabajando en los semáforos, ni suicidios de estudiantes. Que no se roben la plata de la educación, la salud, el deporte, la alimentación y la cultura. Que no despilfarren en contrataciones irregulares, comprando maquinas tapahuecos que no van a usar, camiones de basura de segunda o que no se roben más las alcantarillas.
Realmente esa es la parte más complicada de toda la celebración, tener un solo deseo para tantas cosas que me gustaría pedir. Es ahí cuando uno da gracias que no es Bogotá y que simplemente es un bogotano más que puede ayudar a cambiar esta ciudad recibiendo, aplicando y compartiendo una buena educación y unos buenos valores que deben nacer desde la casa. Mientras tanto, feliz cumpleaños Bogotá.
Los invito a leer mi entrada anterior «Colombia es como el bruto de la clase.»
Andrés Rodríguez E.
@ElPrinciperro
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