Recientemente se celebró en la ciudad de Cali (Colombia) el Primer Foro de Autorregulación de Medios, una iniciativa de la Procuraduría General de la Nación, el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y la Policía Nacional, con el acompañamiento de la Sociedad Colombiana de Prensa, el Círculo de Periodistas de Bogotá, RTVC Señal Colombia y Canal Trece.
El evento contó con la presencia de más de 400 asistentes y básicamente buscaba sensibilizar y generar buenas prácticas de autorregulación en el uso de las tecnologías de la información y los medios de comunicación por parte de la familia, la sociedad, el Estado y los propios medios de comunicación y asegurar la protección de los derechos de niñas y niños, adolescentes y de población especialmente protegida por la Constitución Política por estar expuesta a los riesgos que implica su uso inadecuado.
Durante la actividad, en la cual se debatieron temas como el marco normativo o regulativo sobre la autorregulación de medios en Colombia, las buenas prácticas de autorregulación de los medios de comunicación, la responsabilidad de la familia y la sociedad, así como de los representantes de las TIC, tuve la oportunidad de presentar una conferencia titulada «La autorregulación desde casa: La familia interactiva», en donde planteo un modelo de formación dirigido a padres de familia y educadores para formarse como orientadores y guías del consumo de medios de comunicación y tecnologías de los niños y adolescentes. Allí, se dan las herramientas necesarias para el manejo de los contenidos mediáticos y el uso de las tecnologías en casa, buscando que la familia pase de ser análoga a digital, se convierta en una familia interactiva.
¿Cómo? Pues bien, es básico que dejemos de satanizar a los medios de comunicación y que conozcamos el uso de los diferentes medios de comunicación y tecnologías. Debemos ampliar nuestra mirada y saber aprovechar esos recursos en pro de la familia; por otro lado, debemos explorar permanentemente en busca de buenos contenidos, que casi en su totalidad se encuentran en canales internacionales y no en la tele-basura que a diario nos presentan los operadores nacionales privados; de esa actividad anterior se desprende que unos buenos padres interactivos eligen los contenidos adecuados para su familia; además, se logra interactuar con los contenidos, analizarlos, ser críticos, reflexivos y así transmitir esos valores y criterios a los hijos alcanzando un nivel en el cual los aparatos y sus contenidos se convierten en ayuda para la educación y la vida familiar.
Suena fácil, pero no lo es. Se necesita romper los propios hábitos de consumo, de dejar de ver a los medios como el enemigo con el cual se debe convivir, de abrir espacios de diálogo, de participación de todos, de formarse en el tema, de aprovechar otros espacios en familia como el juego, las actividades al aire libre, la lectura, que permitan conocer otras fuentes de entretenimiento.
Si logramos ser una familia interactiva daremos el primer paso para quitarle el control a quienes, como en Colombia, creen que los medios de comunicación y la tecnología son los espacios propicios para desintegrar a la sociedad, llenarla de estereotipos, absurdos morales y vacíos éticos.