Hace un par de semanas observé con atención el programa «Habla con ellos» de RCN, conducido por Alejandra Cardona. El programa, que me parece una loable iniciativa por tratar de entender el complejo mundo de los jóvenes, aunque solamente se centran en asuntos negativos, motivo por el cual muchos padres de familia queremos que nuestros hijos no crezcan, se queden de 5 años, trató en esa oportunidad como «las tendencias que siguen los jóvenes de hoy en día vienen del lejano
oriente, Japón, Corea del Sur y China. Cómics, series animadas, películas
y música K-Pop, Ullzang, Tomboys, Cosplay y Lolitas», de acuerdo con la presentación del programa en su sitio web en donde pueden ver el capítulo en su totalidad.
¿Del Lejano oriente? Esa fue la pregunta que me surgió. ¿Es el Lejano oriente el que está influenciando a nuestros jóvenes? Si demeritar y restarle importancia a la tradición cultural de tan importante región, me parece que está muy lejos de nuestro país. Pero hoy día no podemos ver el mundo desde un globo terraqueo, debemos verlo desde la red, desde la web, y así el Lejano Oriente está solamente a un clic de distancia. Gracias a ello, estos jóvenes pueder conocer grupos musicales, tendencias, comprar pelucas, maquillaje, lentes de contacto especiales, accesorios y demás, espacio aprovechado por comerciantes para montar rentables negocios. Si al momento de leer esta parte del texto ya vieron el video, seguramente les llamó la atención la niña que usa lentes de contacto para agrandar el tamaño de sus ojos y así parecerse a las mujeres orientales que, como tendencia, usan lentes de contacto para parecer occidentales. Qué paradoja: ¡Una occidental que usa accesorios de una oriental que quiere parecer occidental! Y ni hablar de las «Tomboy», niñas que no les gusta ser niñas y quieren ser niños…
Y es aquí en donde radica el problema. Internet se ha convertido en el espacio ideal de separación del mundo, de alejamiento, en donde llevo y comparto con conocidos y desconocidos mi vida, la de la red, la online, mientras con mis padres y familiares muestro otra, la offline, la de aparentar, disimular, la irreal. Para la muestra dos botones: Gauthier, un adolescente francés que se quitó la vida el 10 de octubre, después de que un contacto virtual, a través de Chatroulette, un sitio que conecta dos webcams de los usuarios al azar, lo amenazara (ver nota) y el caso de Jamey Rodemeyer, un adolescente de 14 años residente en Buffalo (Nueva York), quien se quitó la vida producto del acoso a través de la red (ver nota). En ambos casos hay un elemento común: todo comienza y termina en la red, usualmente, como en el caso de Amanda Todd (ver nota), con un contacto desconocido, una imprudencia, amenazas y videos de despedida antes de morir.
Por otro lado, la violencia y la agresión que podemos encontrar en Internet alarma. Sitios web sangrientos, pronográficos, en donde se acosa, maltrata, humilla y demás es usual. Lo peor es que no siempre esos actos vienen de delincuentes o pederastas: muchas veces esos actos provienen de otros jóvenes quienes han encontrado en las redes sociales el espacio ideal de desahogo, frustración y odio. Ha llegado a tal punto la situación, con muchos muertos incluidos, que países como Estados Unidos, Francia, el Reino Unido y Canada han abierto el debate para que estos asuntos sean considerados como graves, especialmente el acoso, para lo cual las penas serían mínimo de 10 a 15 años de cárcel.
Esto no quiere decir que Internet sea malo. No. Lo que quiere decir es que, como sucedió con otras plataformas como la TV, los usuarios nos encargamos de «corromperla». Y es fácil afirmar que la solución está en cancelar el uso de las TIC. Pero ese no es el camino.
En un foro organizado por la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Sabana, en el cuál se habló sobre la existencia o no de producción audiovisual para los niños de Colombia, Carolina Piñeros, Directora de la Red Papaz, habló sobre la corresponsabilidad, es decir, como un conjunto de actores sociales deben poner de su parte para tratar de sortear los desafíos que en la actualidad nuestros niños y adolescentes enfrentan. Así, el trabajo mancomunado de la familia, la sociedad, el Estado y los medios de comunicación puede ayudar a prevenir y enfrentar, a denunciar, a no callar.
Los padres de familia tenemos un desafio enorme. Nuestros niños y adolescentes tienen muchas «niñeras electrónicas» como la TV y ahora la Internet. Pero lo que ellos necesitan es un papá y una mamá que los escuche, los acompañe, los oriente. ¿Dónde estaban los padres de Amanda Todd? ¿Y los de Gauthier? ¿Y los de Jamey? ¿Y los de tantos niños colombianos víctimas de ciber acoso?
Los proveedores de Internet y los mismos navegadores como Explorer, Firefox y Chrome tienen la posibilidad de restringir el acceso a contenidos peligrosos para los menores. Sin embargo, nada más seguro que un padre de familia.
Nota: El próximo miércoles 7 de noviembre, en la Biblioteca Pública Virgilo Barco, a partir de las 8 am, se celebrará el lanzamiento para Bogotá (Colombia) de «Escudos del alma», un evento organizado por Red PaPaz que busca brindar un espacio para que
entidades públicas y privadas, al igual que instituciones educativas den
a conocer sus programas o iniciativas a través de las cuales se
promueva la promoción, protección y defensa de niños, niñas y
adolescentes en el ámbito familiar, escolar y público. Allí se conocerán experiencias en el mundo para que los niños y adolescentes hagan uso seguro de las TIC. Además, se socializarán los 10 comportamientos digitales para el uso sano, seguro y constructivo de las TIC. La entrada es libre y es el lugar en donde todo padre de familia, que se preocupa por estos temas, debe estar. Más información en el sitio web de «Escudos del alma».