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Colombia, y en general la región, viven un momento histórico. Movimientos ciudadanos, jóvenes activos, marchas, bloqueos, exigencias sociales, en fin, una serie de situaciones y hechos que tienen a los medios como grandes protagonistas. La polarización política es evidente y es ahí donde los medios tienen una oportunidad histórica de informar y construir y no de encender más los ánimos. Periodismo y fundamentalismo son opuestos.

Hemos sido testigos en estos últimos meses de un fenómeno negativo. Familias peleadas, amigos enfrentados, noviazgos terminados, vecinos agarrados. Todo por cuenta de las diferentes posiciones y opiniones que existen relacionadas con la situación social y política del país, y de los movimientos ciudadanos que se han manifestado y movilizado. Si bien se debería partir del principio que la búsqueda de mejores oportunidades es bueno para todos, hechos de violencia han empañado ese noble propósito, que definitivamente ha ahondado la polarización que vivimos en todos los ámbitos del país. Y queremos saber qué pasa.

Ante esa pregunta, los ciudadanos buscamos apoyo en aquellos a quienes les hemos delegado la función de contarnos qué sucede. Y ese apoyo fundamental son los medios de comunicación. ¿Cuál ha sido su papel? ¿Estamos siendo informados mediante el periodismo o intoxicados con fundamentalismo mediático? Dos ismos opuestos en su totalidad.

En una mesa redonda sobre el papel de los medios de comunicación en el proceso de paz realizado en la Universidad Javeriana, en el cual participaron los directores de varios medios de comunicación junto con algunos representantes del Gobierno, del Congreso e invitados internacionales, evento desarrollado hace unos años, se afirmó que “los medios de comunicación juegan un papel fundamental no solo para realizar su labor informativa, sino también para realizar una labor pedagógica”. Premisa viva y vigente hoy día.

Alejo Vargas, reconocido catedrático y analista político, afirmó que “con el fin de que haya información y formación completa y veraz, es necesario que los medios de comunicación informen basados en la investigación”. (http://www.eluniversal.com.co/cartagena/nacional/los-medios-de-comunicacion-son-fundamentales-para-la-paz-118294).

Una cosa es cierta: es muy difícil que los medios hagan bien su tarea cuando toman posición a partir de prejuicios y valoraciones personales y morales más no basadas en el contexto, la investigación y el rigor periodístico. Un ejemplo de ello, son los comentarios que periodistas hacen a través de las redes sociales digitales. ¿Periodista o tuitero? ¿Lo que publica es fruto de trabajo periodístico o de la pasión humana? La línea es muy delgada.

Los medios de comunicación trabajan sobre la línea editorial que marca el dueño de turno. Y en los últimos meses hemos visto como de la opinión se pasó al juicio, de la valoración a la descalificación, del debate sano al enfrentamiento, y de la investigación y el contexto al extremismo ideológico, a las pasiones y a los odios. Y ahí están fallando. Deben ser capaces de conectar a la ciudadanía con los hechos, con lo que sucede, en definitiva, con la realidad. Casos hay muchos, pero no pueden ser la excepción, deben ser la regla.

Juan Diego Restrepo, docente y especialista en Periodismo Investigativo de la Universidad de Antioquia, en un panel académico, insistió en la urgencia de que los medios de comunicación informen basados en la investigación ya que “(…) estamos frente a publicaciones de datos sin verificar, de falta de rigor y que todo ello obedece a la falta de lectura.” (http://www.aecidcf.org.co/MDC/content/el-papel-del-periodismo-en-el-proceso-de-paz-de-colombia-0). Pero, ¿cómo leer, cómo documentarse cuando el afán de los clics, del rating y la venta de ejemplares prima en algunos casos sobre la calidad periodística? Y no es culpa de los periodistas como tal. La dinámica es así y punto.

Ahora, los medios hacen un llamado a la serenidad, a que los políticos, actores, sindicalistas, estudiantes y demás bajen su guerra verbal, pero se contradicen porque solamente le abren espacio a quienes precisamente desde la palabra descalifican y agreden.

Los medios de comunicación deben recuperar lo que son: debate, investigación, contexto y análisis. Es cierto, la información que reciben en ocasiones es fragmentada, tergiversada o manipulada por unos y otros, y se ven enfrentados a informar o no, pero la competencia es fuerte y deben aparecer primero. ¿Con qué? Con lo que sea, pero aparecer y estar en el lugar.

Una solución o parte de ella es abrir más espacios a los ciudadanos, a otros analistas más serenos y no a los analistas “toderos”, a esos “opinadores” que nada aportan y solamente causan más daño y división.

Que los medios de comunicación sean eso, medios, y no extremos que aumentan la fractura que ya vive el país. La hoja está por escribirse y tienen una oportunidad histórica.