Esta semana, continuando una línea de trabajo que llevé a cabo en algunas ocasiones en la anterior versión de este blog, aprovecho un análisis del matemático colombiano residente en Canadá Javier Moreno para hacer algunos comentarios sobre política educativa.

En esta ocasión, Javier ha construido un gráfico con las medianas de cada uno de los colegios distritales de Bogotá, calculadas a partir de los puntajes obtenidos en matemáticas en el marco de las pruebas SABER 11 del año 2013.

En este mapa (Cuya versión en tamaño completo está disponible en este vínculo) cada colegio distrital es un punto en el mapa, y entre mas oscuro el tono de azul, la mediana de cada colegio es menor. Para entender las implicaciones de este ejercicio, tenemos que tomar en cuenta que la mediana es un promedio el cual, al no tomar en cuenta los puntajes excepcionales (Bien sea excepcionalmente altos o bajos), es mas robusto y tiene un poder explicativo mayor, lo que nos permite afirmar con un mayor grado de certeza que los puntos mas oscuros tienen un peor desempeño en matemáticas.

Tomando eso en cuenta, llama la atención la concentración inusualmente alta de puntajes bajos en el sur de la ciudad, incluyendo el sur oriente y sur occidente de Bogotá (Lo que incluye localidades como Bosa, Kennedy, Ciudad Bolivar, Rafael Uribe Uribe y Usme). Si bien es cierto que esta zona de la ciudad tiene una mayor concentración de colegios que otras, también es cierto que aun así, la distribución de puntajes debería asemejar a una distribución normal, lo cual no es el caso en esta situación, la cual contrasta con la distribución de las localidades ubicadas mas hacia el norte de Bogotá, como es el caso de Engativá, Fontibón, Barrios Unidos y Teusaquillo.

Otro punto a tomar en cuenta se relaciona con los colegios en concesión, marcados en el mapa con un anillo naranja. Si bien la muestra no es lo suficientemente grande para hacer grandes conclusiones al respecto, si es posible ver una diferencia en el desempeño de estos colegios con respecto a sus contrapartes no-concesionadas, gracias a la comparación que nos presenta la localidad de Bosa (Sur Occidente de la ciudad), la cual presenta un número alto de colegios concesionados comparada con otras zonas y en la cual, salvo tres excepciones, los puntajes de estos colegios son razonablemente mas altos en comparación con los colegios que no son operados por concesionarios de alguna clase.

Frente a estos resultados se pueden plantear tres preguntas principales. La primera, tiene que ver con la efectividad de las políticas públicas en educación. ¿Que causa que los colegios de una zona de la ciudad en particular tengan un peor desempeño que los de otras zonas? ¿Es algo adjudicable solamente a las condiciones socioeconómicas, o hay factores en la gestión educativa de esas zonas que contribuye?. La segunda línea temática en las preguntas tiene que ver con el papel de los colegios en concesión. El limbo administrativo en el que se han encontrado durante los últimos años producto del Yo-Yo entre la continuación del modelo y su terminación es perjudicial para un modelo que, a primera vista, parece ofrecer una alternativa sólida en lo que a calidad educativa se refiere.

Finalmente, resulta inevitable contrastar estos resultados con la campaña mediática pre-destitución de la alcaldía de Gustavo Petro en la que se mencionaba constantemente la mejoría de resultados expresada en términos de los colegios públicos ubicados en las categorías alta y superior de las pruebas SABER 11. En este sentido, la pregunta que cabe hacerse, sin poner en entredicho los logros que la alcaldía reclamó para si, tiene que ver con la manera en la que los resultados son analizados, y si solo se está apelando al desempeño medido por el ICFES como criterio de logro, lo cual, de ser así, ignoraría de forma peligrosa análisis estadísticos mas profundos que puedan pintar un retrato mas adecuado de los estudiantes de Bogotá.