Las coyunturas hacen que sea inevitable formular ciertas preguntas. Y en este caso, la coyuntura electoral colombiana hace que sea apropiado preguntarse sobre lo que quiere hacer cada uno de los candidatos presidenciales en materia de educación, en este caso, le doy una mirada a lo que busca hacer la candidata presidencial por el Partido Conservador, Marta Lucía Ramírez.

Es necesario reconocer que en un principio, los puntos de la propuesta de Ramírez, los cuales pueden ser consultados acá, tienen algo de ‘Catálogo de buenas intenciones’, lo que sospecho, va a aparecer con bastante frecuencia en las propuestas de los candidatos a la presidencia y me hace lamentar que no haya candidatos del aire de Guillermo Nanetti o Robinson Devia. Sin embargo, hay algunos puntos que tienen un grado de profundidad que permite un análisis mas juicioso.

Por ejemplo, los puntos 2 y 4 de la propuesta reconocen la necesidad de aumentar la estatura social de la profesión docente, de tal manera que se convierta en una alternativa ocupacional atractiva para los bachilleres que se gradúan de los colegios colombianos, al mismo tiempo que ataca uno de los problemas asociados a la baja estatura social de la profesión: La llegada a la misma de estudiantes de bajo desempeño que se convierten en docentes de baja calidad.

Los puntos 14 y 15 también llaman la atención por cuanto sugieren un grado de conexión con la realidad que usualmente no se ve en las propuestas de políticas públicas para educación en Colombia, especialmente el 15, por cuanto reconoce el papel del país rural en la generación de conocimiento y oportunidades académicas, dándoles también una dimensión productiva que en un posible posconflicto, resulta mas que necesaria. El último punto de la propuesta, relacionado con la redefinición del papel del SENA vinculándolo al Ministerio de Educación, resulta importante por cuanto rescata el papel de la educación técnica dentro del objetivo de un sistema educativo de calidad, dejando su manejo en manos técnicas y dejando de ser un botín político.

En lo curricular, llama la atención el punto 8, la idea de una reglamentación a nivel nacional de las iniciativas de educación bilingüe puede ser lo que necesite la iniciativa para despegar realmente, tomando en cuenta el desarrollo desigual que ha tenido a lo largo del país e incluso dentro de las mismas regiones, planteando la pregunta sobre que contendría dicha ley y quienes tomarían parte en la redacción de la misma.

Resulta curioso como la propuesta de Ramírez combina puntos concretos con ‘Buenas intenciones’, como las que aparecen en los puntos 10, 18 y 21. Quizá, su rasgo mas sobresaliente tiene que ver con el rescate de la educación técnica, el cual, sería apropiado que explorara con mas profundidad. En las siguientes semanas, las entradas del blog explorarán las políticas educativas de los programas presentados por los distintos candidatos presidenciales.