La cacareada línea discursiva colombiana sobre el desastre que son las políticas educativas del país ha traído como consecuencia la idea que el Ministerio de Educación no hace absolutamente nada, una idea que queda reforzada con el tratamiento mediático dado a temas como el de los resultados en las pruebas PISA. Sin embargo, aplicando la frase popular que dice que no hay que arreglar lo que está roto, bien cabe preguntarse si el panorama es tan desolador o hay algo que merezca ser rescatado, y la respuesta es que si, bajo la figura del Programa Todos A Aprender, que está realizando una revolución silenciosa en dos frentes de gran importancia.
El objetivo principal del programa, en principio, resulta un tanto desalentador, a fin de cuentas, ‘Transformar la calidad educativa’ tiene un odioso tufo a catálogo de buenas intenciones… Pero cuando se conocen los casos exitosos y avances del mismo, es cuando se constituyen los frentes en los que ha avanzado el proyecto y que apuntan, en cierta medida, a consideraciones a las que me he referido con anterioridad.
El primer frente en el que el programa está logrando un cambio significativo tiene que ver con un reclamo que siempre se ha hecho desde las aulas de clase hacia la academia, relacionado con la autoridad que tienen los teóricos en educación para decir que hacer ¿Ustedes que saben si nunca han pisado un aula? es la pregunta que le da cuerpo a esa inconformidad, y que es resuelta por Todos a Aprender al abordar el tema de la teorización del conocimiento empírico. El trabajo del programa a través de equipos de formadores y tutores en distintas regiones del país permite que los docentes que reciben esta formación puedan darle sustento teórico a su trabajo empírico y convertirlo en aportes permanentes que pueden ser sistematizados y transmitidos: El programa empodera a los docentes dándoles el papel de investigadores en educación e impulsándolos a mantener la calidad educativa de forma autónoma donde los estímulos que pueden recibir son adicionales y no el fin en si mismo.
El segundo frente de transformación del programa es un frente que también garantiza la sostenibilidad de los avances logrados. Uno de los errores mas comunes en las iniciativas de mejora a la calidad educativa tiene que ver con la concepción que estas transformaciones se dan de arriba a abajo, a través de directivas instituidas desde el nivel central de las instituciones y que van llegando a la periferia… Un poco como el discurso de las elecciones presidenciales de EEUU en 2008 sobre el ‘trickle down’ de los beneficios financieros de los mas ricos a los mas pobres, defendido por John McCain y su desafortunada fórmula Sarah Palin. De nuevo, a través de la red de formadores y tutores asociados al programa, se empiezan a generar canales de comunicación entre los docentes de distintas instituciones que transmiten y comparten sus prácticas y saberes; canales de comunicación que se convierten en redes de transmisión de conocimiento y que propician el proceso transformativo no de arriba a abajo, como en goteras, sino de abajo a arriba, como un nivel de agua que sube lentamente y llega a la cabeza.
El programa Todos a Aprender y los avances que ha logrado no pueden ser echados en saco roto ante el actual panorama político-electoral de Colombia y que demuestra la existencia de avances en la mejora a la calidad educativa a pesar del discurso predominante. Es necesario entender la naturaleza largoplacista de estas transformaciones para lograr los objetivos que se esperan del mismo, y mas importante, un carácter autosostenible en estas prácticas de mejoramiento.