Resulta difícil creerlo (Yo en su momento no lo hice), pero en los años 30, había una prohibición expresa para que las maestras en Colombia fueran vistas en la calle en compañía de un hombre. Esa prohibición con el tiempo se ha levantado, pero es un ejemplo de como han cambiado las políticas con respecto al bienestar docente, lo que plantea la pregunta sobre como se están manejando las políticas de cuidado a los docentes en un contexto como el Bogotano.
La pregunta entonces pasa por lo que significa ‘Bienestar‘, que podríamos entenderlo como un concepto multidimensional, que va mas allá de la cuestión salarial y que incluye todas las políticas que garanticen un ambiente en el que los docentes sientan que son tenidos en cuenta y cuidados para la realización de su labor.
Y es ahí donde empiezan los problemas, porque cuando vemos los resultados (En este caso, las políticas y el funcionamiento institucional), es evidente que hay fallos por parte de la Secretaría de Educación Distrital a la hora de proveer bienestar para sus docentes en varios niveles; uno de estos niveles tiene que ver con la atención a las emergencias en lo referente a talento humano en la medida que ante las ausencias docentes que pueden presentarse debido a quebrantos de salud o emergencias personales, la respuesta de la SED no es la mas rápida, perdida en burocracia y trámites que en mas de un caso terminan siendo resueltas cuando la emergencia ya ha pasado y el docente se ha reintegrado a sus labores, habiendo dejado a la institución abandonada a la hora de lidiar con estas situaciones.
Otro fallo de la SED en lo que a bienestar se refiere tiene que ver con el control interno. Ocasionalmente llegan al radar noticioso situaciones como la presentada hace algunos meses en un colegio de Bogotá donde un niño resultó gravemente herido en una de sus manos por culpa de la docente que lo tenía a su cargo ante lo cual la respuesta de la SED fue anunciar una investigación sin mayor seguimiento, lo que contrasta con las historias de profesores que afrontan procesos disciplinarios significativos ante situaciones que si bien ameritan una amonestación, podrían manejarse de forma menos espartana. Esta falta de criterio por parte de la Secretaría de Educación genera un escenario en el que los docentes no se sienten completamente respaldados a la hora de hacer su trabajo, conduciendo a una espiral descendente de mediocridad, desinterés e insatisfacción, que afecta a la calidad educativa y lleva al tercer punto que muestra la ineficiencia de la SED a la hora de garantizar el bienestar de sus docentes.
La psicología organizacional ha documentado el fenómeno del burnout, el desgaste emocional y físico experimentado en profesiones de alta exigencia, como por ejemplo las enfermeras en los pabellones de oncología pediátrica, y es una situación que también es afrontada por los docentes, especialmente en contextos como el de los colegios públicos de Bogotá al tener que darle respuesta a las situaciones académicas, convivenciales e incluso familiares de sus estudiantes. Sin embargo, la Secretaría de Educación, mas interesada en mostrar indicadores de cobertura y cifras de inversión, no ha tomado pasos decisivos en atender la salud mental de sus docentes, limitándose a conferencias insulsas de oradores motivacionales que causan traumatismos en el funcionamiento académico de las instituciones y no resuelven nada.
Estos fallos en la atención al bienestar docente también son responsabilidad de los mismos maestros, quienes han creído a pies juntillas el discurso sindical de ‘Lo único que necesitamos es que nos aumenten el sueldo’, y aceptan la falta de atención de la Secretaría al respecto, creyendo que el tema queda resuelto con una celebración del día del maestro y otra a final de año sin que esto realmente haga algo en garantizar que la actividad docente sea satisfactoria y recompensante.
Quizá valga la pena recordar una frase de la película The Perks Of Being A Wallflower: ‘We Accept The Love We Think We Deserve’ (Aceptamos el amor que creemos merecer). Si los docentes creen que la labor de la SED en lo referente a bienestar laboral se limita a convenios con cooperativas y cajas de compensación para hacer fiestas, o que unas buenas condiciones laborales se limitan a un sueldo, eso es lo único que van a recibir; pero si los mismos docentes entienden lo que realmente requieren y lo piden tanto a sus representantes sindicales como a la SED, habrá un cambio positivo.