La discusión de la semana pasada sobre el estado actual del concurso de méritos para la selección de docentes, y el estado actual del concurso en si, plantean una serie de preguntas alrededor de las implicaciones que tiene el actual modelo de selección y contratación de docentes sobre la calidad educativa en Colombia, y como este es reflejo de una serie de actitudes que hay sobre la administración educativa en el país.
En el sentido mas amplio, toda esta situación establece una verdad explícita. Si bien la idea de la vinculación docente a través de un concurso de méritos es un paso en la dirección correcta, la institucionalidad colombiana sigue considerando al docente de sus colegios públicos como un servidor público a la par de un profesional cualquiera de una entidad estatal determinada. Sin que esto sea de por si malo, es particularmente nocivo para la calidad educativa. Esta concepción del docente como servidor público justifica que el proceso de selección de maestros sea llevado a cabo por una entidad como la Comisión Nacional del Servicio Civil (CNSC), la cual, si bien ha demostrado su idoneidad en otros procesos de selección, en lo relacionado a la selección docente ha resultado presentar serias deficiencias, esencialmente debido a que la CNSC ignora el hecho que los tiempos de contratación docente, al estar determinados por el calendario escolar, requieren momentos precisos para el ingreso de los docentes al servicio. Por ejemplo, el escenario mas apropiado para garantizar un apropiado proceso hubiera implicado una publicación de listas de elegibles y asignación de plazas antes del inicio de clases, sin embargo, con la reaplicación de la prueba de aptitudes, los docentes iniciarán labores habiendo ya arrancado las actividades del año lectivo, habiendo sometido a los estudiantes a un carrusel de docentes provisionales que, como se comentó anteriormente, no siempre tienen niveles apropiados de competencia para la labor que desempeñan.
Una solución a esta problemática que de no atenderse, se presentará en el próximo concurso de selección por méritos, es que el proceso de selección sea conducido por la entidad mas pertinente como lo es el Ministerio de Educación Nacional, un movimiento que estaría acorde con la idea de darle una mayor competencia técnica a la entidad con la que sea algo mas de ‘La chequera’. Así mismo, un proceso de selección a cargo del Ministerio le da un mayor control sobre el perfil de docente que busca vincular al servicio, un punto fundamental en este momento de ‘cambio generacional’ que se está presentando en el magisterio que puede ser la piedra angular en la reforma educativa asociada a un mejoramiento de la calidad.
El hecho que en el discurso nacional entendamos al docente como un simple servidor público es uno de los determinantes mas importantes a la hora de entender el bajo reconocimiento social que tiene la profesión en el país. Si entendemos al docente como un burócrata estatal cualquiera y no como un profesional que cumple una labor fundamental dentro de la sociedad, se le envía a estos un mensaje que su trabajo no es particularmente importante y no se estimula un esfuerzo por parte de estos para el mejoramiento de la calidad en su labor. En días en los que se divulgan los esfuerzos para garantizar el acceso a la educación superior como una estrategia para mejorar la calidad, es importante tener en cuenta que nada de eso servirá cuando la educación básica no tiene una planta docente estable y de calidad en sus colegios.