El día de hoy se lleva a cabo a lo largo del país lo que el Ministerio de Educación Nacional ha dado en llamar el Día E, un día que busca llevar a cabo una discusión al interior de las instituciones educativas sobre la calidad de sus prácticas de clase, liderada por rectores y docentes.
Usando la analogía de la selección Colombia, este día hace parte de un conjunto de políticas que arrancaron con el programa de créditos Ser Pilo Paga o la llegada de docentes angloparlantes para las aulas de inmersión, y han tratado de poner a la educación en el centro de las políticas públicas de este gobierno, y mas allá de eso, iniciar un proceso de dignificación de la profesión docente, frente a lo cual, resulta necesario preguntarse sobre la efectividad que este discurso está teniendo en relación a este objetivo, y la posición de otros actores involucrados en el proceso.
Si bien resulta refrescante un discurso que reivindique la importancia de la educación en la construcción de un proyecto nacional (Especialmente en épocas de proceso de paz y un posible post conflicto), también queda la impresión que no se está haciendo la tarea completa. Un ejemplo que sustenta esta afirmación es el hecho que las prisas en el lanzamiento de Ser Pilo Paga terminaron dejando por fuera a las universidades publicas del programa o las demoras en la logística de la entrega de ayudas de subsidios a los beneficiarios del programa. El ejemplo mas patente de esta superficialidad en el discurso es el episodio en Cúcuta donde los niños que en teoría iban a recibir tabletas por parte del gobierno solo las recibieron… Para tomarse la foto con el presidente Santos; cuando se presentan situaciones como esta, es difícil no pensar en que el discurso educativo de este gobierno está mas enfocado en parecer ser que en hacer, especialmente cuando, si bien se trata de reivindicar la posición docente en la actualidad, no se admiten los errores sistemáticos que ha habido en el manejo de las condiciones de los docentes en los últimos años, como lo sugiere la demora en la creación del estatuto único, aunque dicha demora sea mas bien una responsabilidad compartida y, en el caso del día E, se rescate el hecho que da un primer paso en involucrar a los rectores como líderes académicos de las instituciones educativas, un papel que habían cedido ante la marea de responsabilidades administrativas que tienen.
Al hablar de discurso, resulta necesario preguntarse sobre los interlocutores del ministerio en esta situación, que vendrían a ser los docentes representados en sus organizaciones sindicales como FECODE y en el caso bogotano, la ADE. Desafortunadamente, la actitud y el discurso que estas organizaciones han tenido frente a las recientes políticas del Ministerio de Educación, ha sido, a falta de un mejor término, poco constructiva y bastante problemática. En el caso del día E por ejemplo, FECODE invita a lo que llaman una desobediencia civil, que en este contexto pareciera no tener otro significado distinto a no participar de una reflexión sobre la calidad educativa en las instituciones, y un observador un tanto cínico podría llegar a sugerir que lo que los docentes quieren en este caso es simplemente, no trabajar; por otro lado, también han aparecido instancias de una actitud claramente hostil hacia la ministra Parody que a fin de cuentas no ayuda para absolutamente nada, como lo muestra una publicación como esta, que para rematar, muestra una pésima ortografía; toda esta reticencia a participar al dialogo desemboca en situaciones como la demora en la publicación del estatuto único docente, una discusión en la cual las entidades sindicales se han concentrado en el tema salarial sin prestarle mucha atención a otras áreas que deben ser cubiertas por dicho estatuto.
Resulta claro que hay yerros en algunas de las políticas que se han venido desarrollando en los últimos meses, pero es necesario que los docentes entiendan que la mejor manera de efectuar cambios positivos en estas políticas viene integrándose al discurso de una manera que sea constructiva y crítica a la vez (Es posible) en lugar de simplemente decir ‘NO’ todo el tiempo, lo que a fin de cuentas es una actitud facilista, que no aporta en nada y solo está diseñada para quedar bien.