Dentro de una semana (Es decir, el próximo miércoles 22 de abril), dará inicio el paro nacional indefinido convocado por FECODE hace una semana ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con el gobierno nacional frente al pliego de peticiones presentado por la agremiación sindical de los docentes colombianos. ¿Alrededor de que puntos gira este pliego de peticiones? ¿Tiene sentido esta movilización? ¿Cuales serán sus consecuencias?
Los puntos alrededor de los que gira el pliego de peticiones de los docentes (y por ese camino, las negociaciones mismas) se compone de peticiones que han hecho a lo largo de los últimos años, relacionadas con nivelación salarial, la calidad del servicio de salud, los procesos de evaluación docente y la constitución de un estatuto único que reglamente la profesión en los establecimientos públicos. Con respecto al tema de la nivelación salarial, resulta evidente que esta ha sido una materia pendiente por parte del gobierno nacional, con una diferencia salarial clara entre los docentes y otros servidores públicos, y que tiene una incidencia directa sobre la calidad docente, a fin de cuentas, no se puede esperar que la profesión docente sea vista como un proyecto de vida profesional atractivo si los salarios asociados al mismo no están acordes, aunque, también es necesario tener en cuenta que ese no puede ser el único ingrediente a la dignificación docente, como se ha explorado en otras ocasiones en este espacio. El hecho que esta nivelación ya haya sido acordada pero aun no haya sido ejecutada pone en entredicho la capacidad (O peor aún, la voluntad) del gobierno nacional a la hora de hacer efectivos los acuerdos que hace con los sectores sociales del país.
Si bien algunos de los puntos del pliego como financiación para la construcción de la sede de FECODE pueden resultar improcedentes, otros, como la constitución de un estatuto único (Y la demora en este proceso) son de urgente resolución, un proceso que en parte ha sido obstaculizado por la misma agremiación docente, la cual sigue atrincherada en algunas posiciones que no dan pie a una discusión productiva, como el desprecio histórico por parte de FECODE a los no licenciados que llegan a la docencia, el cual fue exhibido de forma grosera por el senador Senen Niño en el debate de control político de la semana pasada, o la creencia, totalmente antiacadémica y anticientífica que los docentes no deben ser evaluados en sus competencias y desempeño; si bien es cierto que procesos como el de la evaluación de competencias para el ascenso salarial están en mora de una reestructuración, la idea de dejar a la profesión docente libre de procesos de evaluación y aseguramiento de la calidad es un total despropósito que va en total contravía a los intereses de mejoramiento de la calidad que buscan tanto el ministerio y, quiero creer, FECODE.
Si bien es cierto que este paro obedece a la incapacidad de llegar a acuerdos en problemáticas históricas y cuya resolución es absolutamente necesaria, también es cierto que esas dificultades en su resolución están determinadas, en parte, por una falta de voluntad por parte de las agremiaciones docentes de reconocer sus responsabilidades históricas en la construcción de una educación de calidad. En este sentido, resulta preocupante la perspectiva de un paro el cual escalará esta falta de diálogo y no parece estar estructurado como una medida para acelerar la negociación sino como una estrategia para seguir evadiendo responsabilidades.