Al momento de escribir estas líneas, el paro docente convocado por FECODE a nivel nacional cumple su quinto día, sin ninguna señal de pronta resolución en el horizonte. Cabe darle una mirada a cómo ambas partes han conducido el paro, y las implicaciones que ha tenido.
Si bien es cierto que consecuencia de este paro es la visibilización de la situación de los docentes, específicamente de lo que tiene que ver con sus retribuciones salariales, también es cierto que ambas partes han cometido errores garrafales en el diálogo público que han afectado las posibilidades de resolución; las salidas de la ministra Gina Parody, afirmando que el sueldo promedio de los docentes es de 2.5 millones de pesos, luego enredándose calculando un promedio en radio nacional, y su actitud de cerramiento al diálogo han terminado por exacerbar los ánimos de FECODE, que lejos de articular de forma mas elaborada sus demandas, han empezado a convertir el paro en una especie de vendetta para cobrarse la cabeza de Parody… Peor aún, han llegado al extremo impresentable de usar a los estudiantes en las manifestaciones, como lo muestran los muchachos de grados décimo y 11 que luchan para recordar el libreto que memorizaron cuando los entrevistan, y lo mas reprochable de todo, docentes de preescolar que llevan a sus estudiantes a las manifestaciones, niños de 5 o 6 años que a duras penas saben que están haciendo, violando así el voto de confianza que han recibido de los padres de sus estudiantes.
¿Qué ha pasado con las peticiones? La que mas preguntas plantea en este momento tiene que ver con el aumento salarial. El informe Compartir publicado el año pasado y que fue adoptado como hoja de ruta por el gobierno nacional en lo referente a la política educativa sugiere que el aumento salarial a los docentes no puede ser inferior al 18%, sin embargo el gobierno nacional se ha plantado en el 10% a cuatro años como oferta a los docentes (Es decir, el 2.5% anual), y el argumento que simplemente no hay mas dinero, como lo sugiere Parody, va en contra del discurso de mejora a la calidad educativa en el país; por otro lado, es necesario recordar que el año pasado, durante el paro de dos días realizado por los docentes, se realizaron acuerdos frente a los cuales la directiva de FECODE debe ser cuestionada. ¿Por qué se aceptaron cosas con las que los docentes no estaban 100% de acuerdo? ¿Por qué llegar de nuevo a este estado de cosas?
La otra petición que amerita una discusión fuerte tiene que ver con el sistema de evaluación a docentes. Así como el punto relacionado con las mejoras salariales queda en el resorte del gobierno, los avances en lo referente a la evaluación dependen de un cambio de actitud por parte del magisterio. Como se ha mencionado en anteriores ocasiones en este espacio, la postura anti-evaluación de FECODE es una completamente anticientífica que va contraria a la búsqueda de una mejora en la calidad educativa del país, proceso en el cual el sindicato y los docentes que representa tienen una responsabilidad crucial; mas allá, la defensa de FECODE de un modelo en el que el ascenso en el escalafón depende solo del tiempo de servicio y de la formación favorece la baja calidad en la docencia, con profesores que buscan posgrados de garaje solo para cumplir con el requisito y tener un sueldo mas alto. Al mantener esta posición, FECODE omite las responsabilidades que tiene con el país y comete una gravísima falta desde lo ético.
Es así como nos encontramos ante un paro en el que para lograr un entendimiento, ambas partes deben reconocer errores y escuchar al otro. Desafortunadamente, ni unos ni otros parecen ser conscientes de eso, y mucho menos, estar dispuestos a hacerlo. En estos días de diálogo nacional, es necesaria una mediación certera que le haga entender tanto al Ministerio como a FECODE la necesidad central que es la mejora de la educación en el país.