La serie de entradas dedicadas a comentar las propuestas en educación de los candidatos a la Alcaldía Mayor de Bogotá y que arrancó con Daniel Raisbeck llega a su fin con los dos últimos candidatos que quedan en la contienda: Los independientes Ricardo Arias y Alex Vernot.
Arias, antes gerente del Fondo Nacional del Ahorro y avalado por el movimiento político Libres!, presenta un documento de propuesta de gobierno con una marcada complejidad pero que, a la hora del té, es poco lo que verdaderamente dice. Arias habla de la promoción de ‘modelos pedagógicos no tradicionales’ los cuales, si bien articulan con la discusión actual referente al desarrollo de prácticas docentes como componente fundamental de la calidad educativa, usa un término tan vago que a la hora de la verdad no dice nada; así mismo, arroja ideas relacionadas con la educación bilingüe proponiendo incluso educación en una tercera lengua, sin que parezca considerar seriamente las implicaciones y la estructura curricular que una empresa de este calibre requiere; además, propone las mismas fórmulas que suelen surgir en estos casos con respecto a temas de transporte escolar y cobertura, pareciendo ignorar que una cobertura atomizada evita tener que pensar en alternativas de transporte escolar en la medida que los estudiantes tendrán centros educativos cercanos a su lugar de residencia, sin mencionar las manidas propuestas en formación docente que de nuevo, ignoran de forma descarada el verdadero rol del desarrollo de las prácticas docentes en la mejora de la calidad educativa, y no una secuencia de maestrías tras maestrías.
Vernot, abogado, académico e investigador, también se presenta a la contienda electoral bajo el aval de la recolección de firmas de ciudadanos con una propuesta que llama la atención por su ausencia en la página del candidato de su propuesta de gobierno, la cual se encuentra en la página de la Registraduría Nacional del Estado Civil. Mientras que la de Arias es compleja y complicada a la vez, la de Vernot sorprende por su brevedad y superficialidad. En tres puntos, Vernot propone ideas que destellan por su poca originalidad y vaguedad, con lo que pareciera atender las problemáticas del sistema educativo de la capital. En términos de infraestructura, introduce la noción de ‘Colegios inteligentes’ sin profundizar en lo que estos colegios realmente implican, introduciendo a la discusión el desarrollo de la sensibilidad social como objetivo de la educación en la ciudad, de nuevo, sin desarrollar el término y sus implicaciones y proponiendo educación continua a los docentes sin especificar los niveles de estudio o los programas que se implementarán. Aunque Vernot acierta en proponer un fortalecimiento de la universidad distrital, deja de lado temas vitales como el desarrollo de la infraestructura escolar en la ciudad, el cual es necesario ante los retos de la jornada completa.
A través de sus propuestas, Arias y Vernot encarnan esa odiosa costumbre de las campañas electorales en Colombia de proponer políticas públicas en educación absolutamente genéricas que a la hora del té, no resuelven absolutamente nada, que ponen en evidencia el abordaje que le han dado al tema y la verdadera importancia que recibe la política educativa en sus agendas.