«A ese lo sacamos en seis meses», dijo la docente sentada detrás mío cuando Óscar Sánchez, secretario de educación de Bogotá terminaba su discurso. Era una mañana de marzo de 2012 en uno de sus primeros eventos públicos estando al mando de la cartera. Mas de tres años después, Sánchez sigue siendo el secretario de educación de la ciudad siendo de los pocos secretarios de Petro que duraron toda la administración (incluso, estando mas tiempo en su cargo si tomamos en cuenta los días del balcón). ¿Que dejó Sánchez en su gestión y mas allá, que deja la Bogotá humana en su política educativa?
Por su naturaleza misma de agrupación y centralización de la población infantil en las comunidades, los colegios públicos se convierten en un escenario ideal para la implementación y puesta en práctica de iniciativas de garantía y restitución de derechos a la población. Durante la gestión de Sánchez, esta lógica, que se había visto implementada en anteriores administraciones, se fortaleció de manera significativa. Campañas de vacunación contra el VPH en niñas y adolescentes, y un fortalecimiento del programa Salud al Colegio demuestran esto. En un sentido general, Sánchez reafirmó la función de la escuela como espacio de garantía y restitución de derechos. Los problemas de convivencia que han aparecido en las instituciones educativas de la ciudad han sido atendidos a través de la Ruta Integral de Orientación, conocida como Estrategia RIO, con un equipo de docentes y orientadores dedicados a la atención de niños en situaciones de riesgo, con resultados notables y efectivos en los objetivos planteados (como lo pude comprobar de primera mano en mi gestión como coordinador). Así mismo, en un hecho realmente rescatable en la actual situación, ha reconocido y visibilizado a la población LGBT, creando rutas de atención para garantizar su convivencia y protección. Uno de los logros mas importantes de Sánchez, y que es necesario mantener en el tiempo, es la dignificación en su identidad como educadores públicos por parte de docentes y directivos, al mismo tiempo que reconoce su diversidad de género, étnica y rangos de capacidad, y de parte de los estudiantes como estudiantes de colegios públicos, visibilizando sus logros y alcances. En el espíritu de la escuela como garante de convivencia, el fomento de proyectos relacionados con la convivencia ciudadana también es altamente rescatable y notable.
Si bien, junto a estos alcances, Bogotá ha mantenido resultados académicos en pruebas Saber 11 que se corresponden con el trabajo realizado, hay aspectos de la gestión de Sánchez que plantean observaciones. A lo largo del presente año, incidentes de peleas protagonizadas por estudiantes de los colegios Marco Fidel Suarez y el INEM de Kennedy han llegado a los titulares y han reforzado discursos sobre los colegios públicos como espacios peligrosos. Frente a esto, la SED ha llevado a cabo una fuerte campaña de no estigmatización de los estudiantes, la cual si bien es bienvenida e incluso necesaria, se ha hecho de una manera que hace que no haya asunción de responsabilidades por parte de los estudiantes involucrados y directivos responsables de los mismos. Por otro lado, Sánchez ha visto como la política pública educativa de la ciudad (como casi todos los aspectos de la administración) ha sido cooptado por la administración Petro en su propósito de hacer propaganda política con los logros alcanzados; así mismo, las promesas incumplidas de Petro en educación y relacionadas con la construcción de aulas representaron un obstáculo a la gestión de Sánchez, quien, para rematar, se vio involucrado en la tormenta política asociada a la destitución de Petro, la llegada de Rafael Pardo y el hecho que hubo momentos en los que Sánchez fue alcalde encargado.
Resulta entonces necesario distinguir entre la política educativa de la Bogotá Humana, que se quedó corta en el cumplimiento de las promesas hechas y la gestión de Óscar Sánchez, que tuvo logros importantes en calidad y cobertura a pesar de la administración de Petro y logró mejorar indicadores de difícil cuantificación. Su sucesora, María Victoria Angulo, tiene una serie de importantes retos para asumir que serán explorados en otra ocasión.