Debo confesar que no soy muy bueno para determinar la región de origen de alguien en función de su acento al hablar. Debido a esto, no fue sino hasta una entrevista que concedió a la revista Semana en los últimos días con ocasión de su nombramiento, que supe que María Victoria Angulo, futura secretaria de educación del distrito es oriunda del Tolima y no de Antioquia, como supuse en un principio. ¿Qué implicaciones tiene su nombramiento? ¿Qué retos tiene por delante?
Tuve la oportunidad de conocer a Angulo hace unos meses en el marco de la colaboración prestada por la Fundación Empresarios por la Educación a algunas iniciativas que se llevaron a cabo para el proyecto de la Universidad de Los Andes en el que he estado trabajando a lo largo del presente año. El sector del que proviene Angulo, y el cargo que ostenta en este momento son los factores que hacen que su nombramiento sea el más fuerte por parte de Peñalosa. Como directora ejecutiva de la Fundación Empresarios por la Educación, Angulo ha realizado un trabajo significativo y notable conectando y vinculando actores del sector privado y empresarial que puedan traer recursos y esfuerzos tendientes a la mejora de la calidad educativa y los cuales vayan más allá de donaciones de materiales o instalaciones a una institución educativa particular, un enfoque que se ha afincado de manera significativa en los últimos años como el paradigma de la participación del sector privado.
A través de la llegada de Angulo, Peñalosa da lo que algunos podrían llamar un golpe de opinión y que está muy en línea con lo que ha sido su plataforma ideológica, relacionada con un gobierno gestor y gerente, que encuentra en el sector privado un aliado y colaborador cuando es necesario y conveniente, lo cual, en sí mismo, no puede ser interpretado como un hecho positivo o negativo. Casos como los de los departamentos de Caldas y Antioquia, donde han habido experiencias exitosas de participación del sector privado en la mejora de la calidad educativa a través del trabajo de la fundación Luker en el primer departamento y Proantioquia en el segundo, representan casos exitosos de participación empresarial en la política educativa la cual, no se convierte en un ataque a la autonomía del sector público y que de hecho, ha tenido un efecto notable en el empoderamiento de los directivos docentes, los docentes y lo que es más importante, los estudiantes.
Los retos que afrontará Angulo a partir del primero de enero no son pocos. Tiene que darle resolución, en primer lugar, al déficit en infraestructura que la falta de gestión de la administración Petro deja detrás de sí. Un déficit que, para rematar, tiene a la meta nacional de la jornada completa pisándole los talones, amenazando con convertirse en una especie de bomba de tiempo que puede estallar en cualquier momento. Este déficit de infraestructura tiene que ver con otro problema como lo es el decrecimiento en los índices de cobertura, un fenómeno que, como sugiere el Consejo Privado de Competitividad, está aumentando a nivel nacional después de varios años de reducciones en el mismo, y que va más allá de la infraestructura escolar. Se ha demostrado, por ejemplo, que en la educación media esta deserción es más alta debido a lo que los jóvenes perciben como una oferta que no se adecua de manera satisfactoria a sus necesidades e intereses, frente a lo cual, iniciativas desde el sector empresarial pueden ser muy bienvenidas para garantizar pertinencia curricular y espacios de transición a la vida laboral.
Otro reto de Angulo, siendo este particularmente importante tiene que ver con la manera en la que la SED, a lo largo de los últimos años, y más específicamente con Óscar Sánchez a su cargo, logró avances importantes en lo referente a la escuela como espacio gestor y garante de convivencia para comunidades en riesgo como los estudiantes LGBT, y en el reconocimiento y dignificación de los maestros (comentado en este espacio la semana pasada). Así mismo, un nuevo sistema de evaluación docente (La Evaluación de Carácter Diagnóstico Formativo) que aún está terminando de ser implementado y que traerá más de un reclamo por parte de los docentes participantes presentará un reto para Angulo, eso sin mencionar un sindicato de docentes que debido a consideraciones políticas, no vacilará en complicar su gestión en cuanto vea una oportunidad.
‘Recuperemos Bogotá’ fue el eslogan de Peñalosa durante la campaña electoral. El cual, si bien era pertinente en algunos aspectos de la ciudad, en otros no lo era. Eso no quiere decir que María Victoria Angulo no tenga retos por afrontar como secretaria de educación. El tiempo dirá si los afrontó de manera efectiva.