En las últimas semanas y en el marco de los intentos de sistematizar la evaluación de la calidad educativa en Colombia, el Ministerio de Educación Nacional lanzó los resultados del Índice Sintético de Calidad Educativa – ISCE. Un documento que busca convertirse en un referente para las entidades territoriales e instituciones educativas a la hora de establecer metas de mejoramiento, y que se encuentra articulado con las iniciativas del llamado Día E, y, cuando es mirado en el contexto de una institución específica, plantea preguntas interesantes que se pueden extrapolar al nivel nacional.

Para entrar un poco en la lógica del ejercicio esperado por el Ministerio de Educación, hice una comparación entre el índice para Bogotá, y los resultados de un colegio oficial de la ciudad. En el caso de este colegio en particular, llama la atención que su puntuación ISCE para el nivel de la básica primaria está por debajo de la media de su Entidad Territorial y por encima del nivel nacional (aunque la diferencia no es muy alta). Así mismo, cuando se habla de niveles de desempeño, resulta preocupante la fluctuación negativa en lo que tiene que ver con los estudiantes que presentan niveles de desempeño avanzado y/o satisfactorio de acuerdo a lo que sugieren las pruebas Saber 3 y 5. Uno de los méritos del índice es el hecho de incorporar medidas relacionadas con aspectos del ambiente en aula y seguimiento al aprendizaje, aspectos en los cuales, esta institución en particular no sale del todo bien librada. Esto hace necesario preguntarse por la medida de ‘Eficiencia’ que maneja el índice, por cuanto que, si una institución que está por debajo de la media para su entidad territorial y apenas encima de la media nacional, no resulta muy coherente que sus niveles de eficiencia estén rondando el 96%.

Estas tendencias se mantienen en el nivel de la básica secundaria, e incluso con niveles más alarmantes, a juzgar por los niveles de desempeño en las áreas de matemáticas y lenguaje. En virtud de este hecho, cabe preguntarse también por las fórmulas y mecanismos de cálculo del índice para que la eficiencia institucional en este nivel sea del 95%. A la hora de estudiar la información, llama la atención que, mientras en primaria hay dos fuentes (Pruebas Saber 3 y 5), en el caso de la básica secundaria, solo están disponibles los resultados de la prueba Saber 9. Sería conveniente pensar en una prueba Saber para el séptimo grado que nos dé una idea de los desempeños de los estudiantes cuando están iniciando sus estudios en dicho nivel. Al momento de ver los resultados en la media, resulta intrigante ver la manera en la que los niveles de desempeño presentan una mejoría significativa con respecto a la primaria y la secundaria. Tomando en cuenta los resultados de los otros niveles, la idea de una mejoría súbita no resulta muy probable, por lo que la problemática realidad del ‘teach to the test’ (Enseñar para la prueba) resulta una explicación más plausible y razonable, la cual hace que los índices de eficiencia del 97% puedan resultar un poco engañosos.

Tomando en cuenta la manera en la que estos resultados buscan ser incorporados dentro de las dinámicas del día E para determinar procesos de mejoramiento de prácticas institucionales y calidad educativa, es necesario preguntarse por la manera en la que las instituciones educativas manejan estos resultados, como son presentados y las reflexiones que se manejan por parte de directivos, docentes e incluso, padres de familia. El día E, que será llevado a cabo en el transcurso de esta semana y las reacciones que este genere pueden ser un buen indicador de como se está recibiendo en las instituciones educativas el mensaje de mejoramiento de la calidad que está creando el Ministerio de Educación Nacional.