Cuando uno lee que esta foto fue tomada en México, no resulta descabellado pensar que fue tomada en el marco de alguna operación del gobierno contra el cartel de Sinaloa o alguna de las otras organizaciones criminales que tienen a México en una situación que no difiere mucho de la de Colombia hace unos 20 años. La verdad del asunto es que la foto muestra la respuesta gubernamental a las protestas de los maestros en Oaxaca, al sur de México. ¿Que puede llevar a semejante respuesta?

Si bien la información es cuando menos confusa, los reportes coinciden en hablar de una situación al rojo vivo en la que ha habido respuesta policial con armas de fuego, la cual ha cobrado vidas tanto en el lado de los manifestantes como en el de los policías. En el caso de Oaxaca, las protestas han experimentado un escalamiento tras el arresto de líderes sindicales en el marco de unas protestas a nivel nacional. Las protestas docentes que se han llevado a lo largo de todo el territorio mexicano son una respuesta a las medidas impulsadas por el gobierno de Peña Nieto, estas son percibidas como ‘neoliberales’ por parte del magisterio mexicano y se relacionan con la implantación de procesos de evaluación docente (Cualquier parecido con el caso colombiano es pura coincidencia).

Si bien el origen de la protesta y ciertas acciones del magisterio docente, como la realizada en Chiapas con la humillación pública de las docentes que se rehusaron a participar de la huelga, merecen una discusión aparte; es importante concentrarse en la respuesta gubernamental a la protesta docente, una respuesta que, a todas luces es desproporcionada y dirían algunos, criminal. En el contexto colombiano hemos estado acostumbrados a una criminalización de la protesta social, el conflicto armado ha hecho que dicha criminalización sea ridículamente fácil y le ha permitido a los gobiernos de turno no atender las reclamaciones populares so pretexto de ‘no negociar con terroristas’. Es por eso que la respuesta al caso mexicano, sin un conflicto armado ni una criminalización de la protesta social como las de Colombia, resulta perturbadora… Hasta que tenemos en cuenta un caso como el de Ayotzinapa, con sus 43 normalistas desaparecidos en lo que parece ser una acción estatal la cual, si bien algunos podrían acusarme de hilar muy delgada, pareciera ser parte de un esfuerzo deliberado de parte del gobierno mexicano para silenciar cualquier cuestionamiento que pueda venir por parte del magisterio de ese país con respecto a sus políticas.

Aunque las protestas y reclamaciones docentes en Colombia han llegado a puntos bastante bajos por parte de un lado y el otro, nunca se ha llegado a un punto como el que estamos viendo en Oaxaca. También resulta claro que la protesta ha trascendido las reclamaciones de los maestros y ha adquirido un tinte que requiere un manejo mucho mas cuidadoso y de lejos, menos militarizado. La situación también debe servir para que en Colombia, tanto gobierno como docentes reflexionen sobre la manera en la cual entablar un diálogo a partir de las reclamaciones legítimas que se mantenga en sus proporciones y provea soluciones claras a las mismas.