Lorena Beltrán es una periodista colombiana que a lo largo de las últimas semanas se ha convertido en la cara visible de un padecimiento con el que cargan miles de personas en Colombia y el mundo, y que la ha llevado a pedir una reglamentación de los procedimientos de cirugía estética que se realizan en Colombia. Lorena, junto con otras mujeres, ha puesto sus manos en cirujanos plásticos que, con calificaciones inapropiadas y en clínicas que distan de ser ‘de garaje’, realizan procedimientos que están por fuera de su rango de habilidades, y ha quedado con cicatrices y secuelas en su salud física y mental. Además del problema de salud pública asociado a esta situación, es necesario preguntarse por el papel y enfoque del ministerio de educación en procesos de convalidación para estos estudios.

El proyecto de ley que fue hundido en el congreso para reglamentar dichas certificaciones no ha estado exento de controversias. De acuerdo a algunos sectores, el proyecto en su forma actual, lo que hace, lejos de aumentar los estándares de calificaciones y certificaciones para los cirujanos, legaliza la laxa normatividad actual, por lo que personas como Francisco Sales Puccini, el cirujano que causó las cicatrices de Lorena (y otras mujeres) y tuvo el descaro de recomendarle un grupo de oración a los familiares de una paciente que murió bajo su cuidado, pueden seguir practicando la cirugía estética sin mayor problema.

En este panorama cabe preguntarse el papel y la voz que ha tenido el Ministerio de Educación Nacional al respecto. Todo aquel que ha cursado algún estudio de posgrado en el exterior sabe del enrevesado trámite asociado a la convalidación de sus estudios (que solo se vio modificado recientemente)… Si bien no hay nada que sugiera que un trámite más simplificado pueda elevar los estándares de práctica, sí es cierto que la efectividad en este trámite es absolutamente crucial para el buen funcionamiento del proceso; por otro lado, también resulta inquietante la falta de diálogo entre entidades para llevar a cabo este proceso de reglamentación de estándares, al mismo tiempo que, pareciera que en el proceso de construcción de estos requisitos de convalidación, los actores implicados parecen ignorar un mecanismo como la clasificación CINE, desarrollada por la UNESCO y que permite ubicar un programa educativo determinado de acuerdo a estándares reconocidos internacionalmente.

La verdad sea dicha, el panorama no pinta particularmente bien. Toca esperar a la próxima legislatura para saber qué pasará con una nueva versión del proyecto de ley que realmente cumpla lo que busca, mientras que Sales Puccini amenaza con demandas detrás de sus abogados, y, por alguna razón, una vedette como Lady Noriega se convierte en una voz calificada, impulsada por el hecho que su esposo, Rodolfo Chaparro, también es responsable de graves daños en una de las mujeres que se ha decidido a denunciar junto a Lorena. Preocupa el silencio del Ministerio de Educación en el tema, tomando en cuenta el fuerte despliegue que raya en lo propagandístico para los beneficiarios de Ser Pilo Paga donde se ha hecho una rendición de cuentas que raya en lo inexistente… ¿Qué se necesitará para que se tomen cartas en el asunto? ¿Cuántos cuerpos cicatrizados y mentes heridas?