(Antes de arrancar con la discusión de esta entrada, es necesario aclarar que durante 2015 hice parte del equipo que trabajó en el diseño de la Evaluación de Carácter Diagnóstico Formativo, y que durante este año he estado trabajando en la implementación del programa Pioneros – Todos a Aprender dentro de un convenio con el MEN. Hago esta aclaración para propósitos de transparencia en la discusión)
Una de las consecuencias con las cuales se especuló producto del triunfo del No en el plebiscito era un remezón en el gabinete ministerial de Juan Manuel Santos… Un remezón que se dio con la renuncia, el martes 04 de octubre, de la ministra de educación, Gina Parody, que había tomado una licencia para llevar a cabo la coordinación de la campaña a favor del Sí en el plebiscito; a la luz de esta situación, podría sugerirse (No sin razón), que la renuncia de Parody obedece a que asume las responsabilidades de su gestión. Independientemente de esto, es la ocasión por excelencia para hacer una valoración de su gestión en la cartera.
Desde 2014, el gobierno nacional ha hecho un esfuerzo masivo y deliberado para convertir a Ser Pilo Paga en una de sus joyas de la corona a la hora de hablar de política social. Sin embargo, a pesar de la enorme difusión mediática que ha tenido, con campañas que presentan a los beneficiarios del programa y eventos públicos con los mismos, aún son muchas las preguntas que no se han resuelto. Una de gran importancia, tiene que ver con la sostenibilidad del programa, a fin de cuentas, la incorporación de nuevas cohortes de Pilos cuando las anteriores aún están cursando sus estudios (aún cuando este ingreso es anualizado), pone un alto grado de estrés en las finanzas públicas, lo que resulta especialmente preocupante en días de petróleo barato y reforma tributaria en ciernes. Así mismo, la transparencia del Ministerio de Educación a la hora de presentar los resultados de los jóvenes beneficiarios en las distintas universidades ha brillado por su ausencia. Aún no hay datos claros sobre la cantidad de muchachos que han salido, o incluso sobre su desempeño académico, sin mencionar el hecho de que tener un programa que financia universidades privadas en días en los que la Universidad Nacional se está cayendo literalmente a pedazos resulta un absoluto contrasentido. Ser Pilo Paga resultó ser un programa que, lejos de impulsar una mejora en la calidad de la educación media, terminó profundizando y ensanchando brechas de acceso a educación superior de calidad en los bachilleres colombianos.
Entre abril y mayo de 2015 el magisterio colombiano llevó a cabo un paro como hace mucho no se veía, y el cual, terminó por dejar en claro la poca capacidad de negociación de Parody con el gremio. Así mismo, algunas de las protestas llevadas a cabo por los docentes, dejaron en claro cuál era una de sus principales dificultades: desafortunadamente, el hecho de ser una mujer lesbiana en una relación abiertamente conocida le restó credibilidad con un gremio que, en su mayoría, está compuesto por mujeres de moralidad conservadora… Como se pudo ver hace unas semanas con las protestas alrededor de las políticas de educación de género, la homofobia del magisterio colombiano fue un factor decisivo a la hora de torpedear el diálogo entre Parody y los docentes, lo que se vio potenciado por sus salidas en falso, como fue el caso con algunos componentes del Programa Todos a Aprender, y su aparente desconexión con la realidad nacional.
La calidad educativa también estuvo presente en el discurso y políticas de Parody durante su gestión. Si bien estaba siendo desarrollada antes del paro, la movilización docente del año pasado hasta cierto punto aceleró la implementación de la Evaluación de Carácter Diagnóstico Formativo – ECDF que reemplazó a la evaluación por competencias como mecanismo de ascenso docente en el escalafón. Si bien esta evaluación representó un cambio de paradigma, basándose en un comentario sobre la práctica docente a través de la observación de clases en video, utilizando un instrumento que toma en cuenta referentes teóricos como el Marco para la Enseñanza de Charlotte Danielson, no ha logrado los impactos esperados, especialmente, por fallas en su implementación que han terminado por hacer que el modelo tenga poca popularidad con el magisterio, que ha llegado a iniciativas tan absurdas como la recolección de firmas para derogar el decreto 1278. A pesar de los tropiezos en la implementación de este nuevo paradigma evaluativo, la calidad educativa se ha visto beneficiada gracias a la continuidad del programa implementado desde 2012 en las instituciones participantes, convirtiéndose en un laboratorio que permita identificar prácticas de aula que mejoren la calidad educativa, de cara a la implementación a futuro de la jornada única.
Queda la impresión de que la gestión de Gina Parody es una sumatoria de positivos y negativos que es igual a 0. A lo presentado hasta ahora hay que sumarle el hecho que haya dejado pasar tanto tiempo sin resolver el tema de las certificaciones exprés a cirujanos plásticos y que solo salió a la luz pública gracias a la campaña hecha por una de las afectadas, o todo el escándalo por los comedores escolares, responsabilidad que pertenecía al ICBF pero que terminó endilgada al MEN. Queda esperar que quien llegue a la cartera llegue en función de los objetivos trazados (que aún son alcanzables y frente a los cuales ya han habido avances), y que desde la misma presidencia no se vea a la política educativa como un suministro para la politiquería y los favores.