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WhatsApp Image 2017-09-27 at 13.04.23Por: Juan Carlos Velásquez

Y es a muchas, muchísimas cosas… ¡Y tan bravo que se ve en televisión!, reclamaría la tía Omaira.

El precandidato presidencial se asusta con culebras, ratas y murciélagos. Estimado (a) simpatizante: si se cruza con el exprocurador en Hallowen y su hijo está disfrazado de Batman: ¡no se le acerque! Desconocemos lo que pueda suceder.

El asunto de fondo es que Alejandro Ordóñez teme a lo que podrían temer su papá o el mío. Teme por lo que más quiere: su familia, según me confesó hace unos días con voz pausada, la paciencia que creía única de mi viejo y plena solidaridad ante las urgencias temáticas de este blog.

“Me asusta el dolor físico o moral de mi esposa, mis hijas y mis nietas”, dijo sin mirarme. “Tengo temor a Dios”, agregó, con la cabeza menos baja y justo antes de que su hija menor apareciera en escena, le ofreciera arepa santandereana como menú único para la cena, le besara la frente y culminara con un ¡Te amo! que se me hizo sincero. Que me antojó de la magia que debe significar tener una hija menor.

Son didácticos en esa casa. El padre plantea la teoría, la hija ejemplifica el hecho analizado y el testigo, su amable redactor, obtiene una conclusión inmediata e irrebatible: se teme por lo que se ama.

Y como andaba con las tirantas de candidato bien puestas, también me habló de Colombia, del miedo que le produce la actualidad del país, la impunidad, las concesiones al crimen, la disolución de lo que él llama “el núcleo fundamental de la sociedad”, es decir, Alejandro anda por la vida asustado por lo que suceda con la familia Ordóñez Maldonado y también por lo que va a ocurrir con las demás. No debe ser fácil.

He tenido el privilegio de acompañar a Alejandro Ordóñez a muchos lugares y nunca lo vi asustado. Ni cuando nos advirtieron de tiros de fusil en La Guajira, ni cuando se apagó el motor del avión a punto de llegar a Rionegro, ni cuando un gigante de dos metros lo abordó en Nueva Jersey exigiéndole, a grito pleno, que debía lanzarse a la Presidencia de la República.

Impávido y sonriente andaba el “miedoso”. Debe ser que solo se asusta con lo importante y por eso anda luchando, valiente, para protegerlo.

Twitter: @spetja

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