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Daniela NiñoPor: Daniela Niño Riaño

El vallenato es patrimonio inmaterial de la humanidad, un género musical que cuenta con más de cien años de historia, que nació en Colombia cuando el acordeón entró por la puerta grande y que hoy representa la cultura de nuestra nación. Sin importar la región, las costumbres y diversas tradiciones de nuestro país, el vallenato corre por nuestras venas, es la sangre colombiana que circula desde los guajiros hasta los amazónicos y que, por supuesto, hace escala en los bogotanos. Fue así como un ‘cachaco’ se enamoró de su melodía: Beto Jamaica rompió el paradigma de que el vallenato es de los costeños y se convirtió en un rey, en el primer Rey Vallenato ‘cachaco’. Estas letras son un homenaje a su historia y a su legado.

Beto Jamaica: “El Rey” Cachaco cruzó un camino lleno de duras batallas que le han enseñado que la vida es un juego donde el que actúa correctamente obtiene grandes frutos, recompensas y bendiciones.  Con esfuerzo, dedicación y un profundo amor por la música, se coronó en el 2006 como el primer Rey Vallenato ‘cachaco’, en la categoría de acordeonero en el Festival de la Leyenda Vallenata, en Valledupar.

 

 

Beto Jamaica, rey Vallenato. Foto: cortesía de Beto Jamaica.

Beto Jamaica, rey Vallenato. Foto: cortesía de Beto Jamaica.

 

El amor por el vallenato nació en su casa, donde lo escuchó por primera vez por casualidad. Sin embargo, a sus padres no les gustaba este tipo de música, por lo que a Beto se consiguió un pequeño radio para poder escuchar las canciones a escondidas y aprendérselas. Con el tiempo educó su oído y con ingenio creó su primer instrumento musical, una batería hecha con tarros de aceite desocupados. Luego, con mucha creatividad, hizo su segundo instrumento, una guacharaca, hecha con un tuvo PVC, hasta que tuvo el dinero para comprar una profesional.

Su primer acordeón fue de segunda, lo consiguió luego de trabajar muchos años como constructor. Sintió una inmensa satisfacción al tenerlo en sus manos, lloró porque sufrió mucho para poder tenerlo. Él veía un acordeón en un almacén de instrumentos musicales y le daban ganas de llorar porque no tenía con qué comprarlo. A partir de ahí la vida le cambió, empezó a ir donde los hermanos Sierra, unos maestros del acordeón que lo apoyaron en este camino.

Todas las noches llegaba de trabajar tipo 6:00 o 7:00 de la noche, y con sus dedos rotos y las manos golpeadas dedicaba entre dos o tres horas a ensayar, hasta que los vecinos se molestaban; entonces suspendía su práctica. Hernando Celis Cristancho, un acordeonero boyacense, lo impulsó a entrar al mundo de los festivales. Motivado por el boyacense, Beto participó en festivales y obtuvo grandes logros. Él, al ver sus capacidades, se propuso ganar el título en Valledupar. Desde ahí empezó a practicar entre ocho y diez horas diarias, mejorando sus dificultades y luchando por ser el mejor. Así, se iba a los concursos y grababa las presentaciones de los participantes. Luego hacía comparaciones y combinaba los estilos.

En 1993 participó por primera vez en el Festival de la Leyenda Vallenata pero no le fue muy bien, lo eliminaron rápido, pero eso no lo desmotivo sino que siguió participando anualmente, mejorando cada vez. Fueron trece años de lucha para este ‘rolo’, presentándose cada año en Valledupar. Aunque los jurados encontraban alguna falencia en su presentación o había mejores participantes, Beto tenía claro que él quería ser el primer Rey Vallenato del interior y que así sería.

Finalizando abril del año 2006, Beto era uno de los cinco finalistas del festival y era el turno de demostrar todas sus capacidades. Fue el primero en presentarse esa noche. Él confiaba en sí mismo, pero sentía que por pasar de primeras no tendría oportunidad de ganar. Estando en tarima respiró profundo, se concentró en su interpretación y tocó su acordeón como un verdadero rey. Al finalizar su presentación sintió que lo había hecho como todo un profesional.

El jurado dio su veredicto en el que anunciaba a Beto Jamaica como el nuevo Rey Vallenato. En ese momento Álvaro González Pimienta, jurado del concurso, abrazó a Beto y le dijo “hermano, usted se lo merece. Es por lo que ha luchado durante tanto tiempo, disfrútelo”.

Nacieron grandes proyectos, grabó junto con Enaldo Barrera (Diomedito), la musicalización de la telenovela Diomedes el Cacique de la Junta. Creó su propia agrupación musical “Beto Jamaica, Rey Vallenato”, con esta ha completado más de 58 producciones discográficas, grabado aproximadamente 1.800 canciones y actualmente se encuentra trabajando en una nueva producción que será una gran sorpresa para quienes aman este género musical.

Javier Mutis, un ejecutivo del mundo de la música y encargado de llevar artistas al exterior, se interesó en  Beto. Él mostró su material en diferentes países y lo incursionó en ese mundo. Ya llevan ocho años en este proyecto. Gracias a esto ha tenido varias giras alrededor del mundo y su música le ha permitido conocer países como Estados Unidos, Corea del Sur, Japón, Canadá…

Aparte de interpretar los clásicos del vallenato en su acordeón, también compone. Se inspira en el día a día o en las historias les pasan a sus allegados. “Simplemente me encierro en mi cuarto, riego los acordeones sobre mi cama y me nace la inspiración. Yo tengo la fortuna de cuando me contratan para grabar una canción, tengo la tranquilidad de hacerle 10 introducciones, 10 intermedios y 10 finales, al final cuadro todo y me sobra material para otras canciones. Dios me dio el don de la creatividad.”

Así mismo, Beto incursionó en el mundo de la producción. Actualmente esta participando como productor, arreglista y, por supuesto, acordeonero de una artista mexicana, Guadalupe ‘Lupita’ Mendoza. Hasta el momento han grabado 7 canciones entre las cuales está No me engañas. Con Lupita Mendoza se encuentra regrabando la primera canción que compuso, Mi cumbia hermosa, y en esta ocasión la renombrará Mensajes de paz.

 

Para Beto, una de las claves del éxito es retroceder, echar hacia atrás y aprender de eso. La disciplina y el amor por Dios son, también, dos pilares fundamentales. Él es un ejemplo más de que los sueños sí se cumplen. Mi respeto y admiración por este grande.

Twitter: @ninodaniela1

 

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Son un grupo de jóvenes que dan su visión particular sobre el acontecer político, cultural y social ante todo tratando de generar una reflexión critica.

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Hay algo en el tiempo tiene algo que llama la atención; algo que es curioso, que es extraño. Por ahora, pongamos en claro que no me refiero al periódico.

La velocidad a la que las cosas pasan le ha dado qué pensar a buena parte de la humanidad durante siglos. Y del último, quiero decir, de los últimos años que hemos vivido, tenemos una buena cantidad de ideas y teorías sobre qué es en realidad y cómo se comporta este... no creo que pueda llamarlo 'objeto'.

Hablaba estos días con un amigo (se llama Diego) de nuestra actual necesidad de 'crear' algo de tiempo para hacer todo lo que tenemos que hacer, y estuvimos un buen rato conversando sobre la cantidad de formas en las que se ha visto y representado el tiempo en el cine y la televisión. Yo creo que es la naturaleza intangible del tiempo la que lo hace tan interesante, porque es algo que todos vivimos y no podemos negar, pero que no podemos explicar o modificar, por lo menos en apariencia. Y es ahí cuando la mente humana empieza a imaginar nuevos límites, y a formular nuevas preguntas. ¿Corre siempre el tiempo a la misma velocidad? Y, ¿qué pasaría si pudiéramos controlar esa velocidad? Entonces tendríamos dos opciones; bajar esa velocidad (que es externa) reduciendo la nuestra también (que es lo que se obtiene con las cámaras de alta velocidad) o disminuir esa velocidad de lo que sucede afuera, pero manteniendo nuestra percepción a la misma velocidad inicial.

Una percepción alterada.

Hoy en día es sorprendemente sencillo encontrar videos grabados en super-alta velocidad, y verlos de manera, digamos, 'normal'. Éste me pareció interesantemente conmovedor:



No sé ustedes, pero ahora que veo estos videos pienso que son muchas las cosas que suceden en lo que, para nosotros, son apenas unos instantes. ¿Vieron como se desprendía la cáscara de la manzana y de la patilla, lentamente, en forma de estrella? Es claro que algo así no se nota simplemente tomando una fruta y dándole un balazo, sino que es necesario tener un equipo especializado que permita capturar un instante de tiempo y analizarlo más a fondo, a pasos más cortos, y más lentos. Un instante de tiempo es algo infinito, pero 'superable', tal y como se puede ir del punto A al punto B pasando por el que está en medio del que está en medio de ellos dos, y así sucesivamente.

Sí, yo creo que nos perdemos de mucho. Aunque quizás los árboles y las tortugas sientan lo mismo al vernos a nosotros, los humanos; quizás para ellos el mundo que habitamos (que es el mismo) es mucho más frenético de lo que a nosotros nos parece.

En la ficción hay demasiados ejemplos sobre la manipulación del tiempo. ¿Le dice algo el nombre "Back to the future"? Aunque no soy de esa época, sé que fue (y sigue siendo) prácticamente una película de culto, tanto que hoy en día sigue transmitiéndose por televisión y vendiendo DVDs en los almacenes. Si no recuerda muy bien, querido lector, le refresco la memoria; el Doc y el joven Marty dan vueltas en el tiempo, solucionando un par de problemas aquí y creando otros tres por allá, hasta que finalmente los personajes aprenden que es mejor no intentar enredar las complejas hebras de este tejido inmenso, y deciden dejar las cosas como están, luego de 'arreglarlas'. Aunque, claro, al final el Doc mantiene su máquina del tiempo. Un famoso DeLorean modificado que le permite moverse a voluntad entre años distintos, sin alterar la velocidad de lo que sucede pero permitiéndole modificar situaciones e interactuar con la gente. Aquí es cuando el Doc logra su objetivo:



"¿Qué te dije? ¡88 millas por hora!"

En fin.

Personalmente, uno de los manejos del tiempo que me ha parecido más interesante es el de la película del 2006, Déjà vu, dirigida por Tony Scott. Lo más original en ella, a mi parecer, es un punto de vista más realista de todo el asunto. No es que vendan máquinas del tiempo en los supermercados (y la de esta película no es del todo una máquina del tiempo), pero, por ejemplo, todo el aparato es complejo, difícil de manejar y presenta algunos problemas en su funcionamiento. Y la manera en que funciona, la forma en la que se explica cómo funciona, me recordó algún libro de Julio Verne; usan conceptos científicos que no son del alcance de todos, que (aunque seguramente harán que más de un catedrático se revuelque en su tumba) crean una explicación sostenible para el espectador promedio, usted y yo.



A mí me gustó. De pronto a ustedes, si la ven o la han visto, también.

Es claro que en la literatura también hay muchos ejemplos. Justo ahora recuerdo uno de los que más me marcó, por tener el mismo toque semi científico que decía antes. Es un relato de H.G. Wells, que pueden leer aquí. Se llama "El nuevo acelerador", y no hay una máquina del tiempo; el efecto de pérdida de la velocidad se logra con medios que suenan mucho más comunes. No les quiero contar más, por si lo van a leer.

Sea lo que sea que explique la naturaleza del tiempo, supongo que siempre será un misterio para nosotros. Nos queda imaginar de qué está hecho, de dónde viene, y una vez más, maravillarnos por las casi infinitas posibilidades que ofrece. Entonces, una vez más, uno se pregunta: posibilidades infinitas, pero, ¿reales?

¿Hay forma de saberlo?


dancastell89@gmail.com

PD: Aunque no tiene que ver, vi ahora que tenía este enlace guardado en los marcadores desde hace mucho. Me parece terrible que la gente haga eso. Espero que, luego de lo que pasó, los responsables y todos los demás entiendan que los servicios de emergencia son para quien los necesite, y no para hacer bromas.

La gente se puede morir por eso.

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