
Por: Josué Martínez
Vi por estos días una película basada en hechos reales sobre el Programa de Detención e Interrogatorio de la CIA que se llama ‘Reporte Clasificado’, en la que se muestra la labor investigativa de Daniel J. Jones y su jefa, Dianne Feinstein, para publicar un resumen de los cientos de inconsistencias encontradas en el proceder del organismo de inteligencia de Estados Unidos, luego de los atentados terroristas del 11 de septiembre.
En la cinta se evidencia lo difícil que fue para Jones mostrar los resultados de su arduo trabajo investigativo y los inconvenientes que tuvo la senadora Feinstein con sus colegas y demás entidades del gobierno para dar a conocer el documento final. El cual pasaría a ser el trabajo más importante de investigación de la historia del Senado de los Estados unidos llamado El informe de la tortuta, a cargo del Comité Selecto de Inteligencia del Senado.
Desde luego hubo mucha oposición por parte de políticos, miembros del gobierno y poderosos dirigentes, quienes pensaban que revelar al mundo la verdad de las terribles e infructuosas prácticas inhumanas de la agencia sería perjudicial para el establecimiento y la imagen de ese país. Finalmente y después de muchas traba, el senado aprobó por mayoría que fuera publicado y el escándalo tuvo repercusiones mundiales.
Aunque hay varias cosas de la historia que nos debería causar al menos inquietud a los colombianos, por ejemplo el hecho de que el Senado tenga una entidad investigativa, y que funcione; quisiera rescatar de esta historia algo en particular y es la labor de alguien como la senadora Dianne Feinstein, quien a la edad de 86 años puede convertirse en la senadora con más años de servicio en la historia, ya que su período terminará en enero de 2025 y empezó su carrera en el legislativo el 10 de noviembre de 1992.
Pero lo rescatable de ella no es su largo tiempo como senadora sino su amplio palmarés de reformas y su incansable trabajo por sacar adelante iniciativas en todos los aspectos de la vida nacional de su país. Y mira uno desde este lado del mundo esas historias con nostalgia y con algo de rabia también, ya que acá también tenemos senadores eternos, solo que se les reconoce por quedarse dormidos en las sesiones algunos y otros por estar acusados de corrupción.
Como si fuera poco, en los últimos días se conoció la iniciativa, por parte de uno de los honorables senadores del partido de gobierno, de vetar el reguetón en lugares públicos. Y acá es donde se responden muchas preguntas que surgen al ver la decadencia de nuestro sector político. No solo porque sea ridículo al extremo que un personaje de estos (que gana una millonada mensual que se saca de los impuestos de todos los ciudadanos y que desde hace tres meses no trabaja, porque los genios del congreso empiezan a trabajar en marzo) pierda inmisericordemente el tiempo y los recursos en semejante pendejada, sino que, solo con ver su perfil ya uno lo entiende todo: Jonatan Tamayo Pérez (Medellín, Colombia) conocido como «Manguito» es un humorista, trovador y político colombiano (Wikipedia).
No podría ser de otra forma, es humorista. Y entonces todo cobra sentido. Los políticos corruptos que están pagando supuestamente sus condenas, tranquilos y felices de la vida en los carnavales, abogados implicados en escándalos de corrupción aplazando audiencias a discreción con cualquier excusa, magistrados investigados que burlan la ley de manera descarada, personas ineptas en los cargos más importantes para el país, matanza de líderes sociales, y un largo etcétera. Legislando, tomando las decisiones importantes, llevando las riendas, marcando el camino, hay humoristas en Colombia.
Aunque se me ocurren al menos diez o quince aspectos de la vida nacional más importantes que vetar canciones, mencionaré solo uno: las espeluznantes pruebas que está encontrando la JEP, por medio de confesiones de miembros del ejército, que están dando ubicaciones exactas de los lugares en los que enterraban a los civiles que asesinaban para engrosar la lista de supuestos miembros de la guerrilla.
Este caso de las ejecuciones extrajudiciales, por ejemplo, debería ocupar a las mentes brillantes del congreso y un personaje como Manguito debería liderar la investigación más importante de la historia del Senado para esclarecer, entre otras cosas, quién dio la orden; al fin y al cabo, se hizo elegir para el cargo público que tiene con la coalición Decentes. No le vendría mal al país que mostrara algo de eso, si no es mucho pedir.
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