Es una triste ironía que una revista llamada Dinero haga el ranking de los mejores colegios del país.
Recientemente la revista Dinero sacó su ya tradicional listado de los mejores colegios de Colombia basándose en los últimos resultados del Icfes y me llamó mucho la atención que uno de los colegios que mejores resultados había tenido en los últimos años haya caído al puesto 21. Se trata del Gimnasio Colombo Británico que, al menos desde el año 2010, siempre había estado en el top 5.
Pero hay más datos: muchos colegios internacionales no figuran entre los primeros veinte puestos, algunos ni siquiera en los primeros cincuenta; otros colegios de calidad, cuyo proyecto educativo es el desarrollo de talentos artísticos individuales, tampoco obtuvieron buenos resultados.
¿Esto quiere decir que La quinta del puente, colegio que en los últimos diez años ha obtenido los mejores puntajes en el Icfes, es mejor que el Anglo colombiano, el San Carlos o el Refous? Por supuesto que no porque el listado sólo tiene en cuenta una variable de las muchas que garantizan una educación de calidad.
La pretensión de medir a los colegios por el resultado del Icfes es desde todo punto de vista reduccionista por al menos tres razones que explicaré a continuación, la primera de ellas, así suene a cliché en el gremio de la educación, es la mala calidad del instrumento de medición.
Históricamente la prueba del Icfes ha sido un mal chiste: cada cierto tiempo el examen se reinventa cambiando las áreas que se evalúan, suprimiendo algunas, juntando otras; algunas de sus preguntas son innecesariamente confusas, las pruebas de inglés suelen estar mal elaboradas, hay sesgos ideológicos en la selección de textos y en los enunciados de las preguntas y un largo etcétera que no acabaría pronto (al respecto hace un par de años tomé el examen y escribí una crónica sobre el asunto).
Por otro lado, habría que decir también que a muchísimos estudiantes de los mejores colegios esta prueba no les importa mucho, por ejemplo, un buen porcentaje de los estudiantes de colegios internacionales prefieren tomar el SAT (prueba estandarizada para acceder a las universidades norteamericanas) que el Icfes, de hecho, cuando llega la hora de presentar el Icfes muchos ya tienen cupo en una universidad extranjera por lo que no van. Esto afecta ostensiblemente los promedios generales y por colegio porque los primeros en ganarse un cupo en el exterior suelen ser los estudiantes de mejores rendimientos, en otras palabras, los colegios internacionales dejan de inscribir a un gran porcentaje de estudiantes excelentes en el Icfes, lo que les afecta en el ranking. Conozco a varios estudiantes que han sido becados en universidades como MIT o Georgetown que han salido de colegios que, según la Revista Dinero, no están ni siquiera en los primeros ochenta puestos de los “mejores colegios”.
Un tercer aspecto a tener en cuenta a la hora de revisar el listado es el proyecto educativo del colegio. Aunque parezca mentira en esta sociedad tan competitiva, hay colegios que no miden a sus estudiantes con números y que han elegido otras formas de hacer educación tan válidas como cualquier otra. Sumado a esto, hay también colegios incluyentes que no discriminan a ningún estudiante, incluso si tiene alguna discapacidad cognitiva. Por ejemplo, el Colegio Nueva Granada tiene un centro de atención a estudiantes con diferentes tipos de dificultades cognitivas, se llama Learning Center y es el único de su clase en Latinoamérica. Los niños que han sido acompañados por el Learning Center presentan también el Icfes, como cualquier otro, a diferencia de otros colegios, muchos, que tienen rigurosos filtros a lo largo del bachillerato para que al final del camino sólo lleguen “los mejores”.
Entonces no es tan simple eso de hablar de los mejores colegios según el Icfes. Si bien es una herramienta que en condiciones ideales compara las habilidades de los estudiantes y el trabajo de los colegios, hay variables que se escapan de su resorte, variables fundamentales en una educación de calidad. Yo trabajé en el Gimnasio Colombo Británico, ese colegio del que les hablaba al comienzo, y puedo dar fe de que, aunque haya caído en el escalafón, sigue siendo un excelente colegio porque su calidad, como la de cualquier colegio, no depende de un ranking sino de su proyecto educativo, de sus profesores, de sus procesos internos, y estos no son tan volátiles para cambiar cada año. También puedo dar fe de que otros muchos colegios que no alcanzan los primeros puestos del listado son excelentes así no tengan los mejores resultados en el Icfes.
Así que si usted es un padre de familia preocupado por meter a sus hijos en el mejor colegio que encuentre, o si se siente orgulloso porque su colegio está en los primeros lugares, tenga en cuenta que somos más que un número, no se olvide de la dimensión humana y recuerde que esos rankings que salen por ahí son sólo cifras. Una educación de calidad propende por el desarrollo del sentido crítico, la formación de buenos ciudadanos y la felicidad del estudiante, y estos criterios no siempre se corresponden con un número en un listado.