La ignorancia de algunos nos puede afectar a todos: ese es el riesgo de la democracia. Ya está como tarde y además empieza a cansar la pedagogía de los acuerdos de paz, así que si usted decidió votar por el Sí o por el No, pues está en todo su derecho, ni más faltaba, pero por favor, no vaya a terminar tantos meses de campaña negra de una parte y de la otra cerrando con broche de oro y creyéndose dos cuentos que circulan por las redes sociales que son tan absurdos como los argumentos de “la dictadura gay” o del “castrochavismo”:

Estos rumores que algunos mezquinos han puesto a circular no se compadecen en absoluto con la realidad, sin embargo, han sido dados por ciertos y difundidos por miles de personas: el primer chisme apunta a que, junto con el plebiscito para refrendar los acuerdos de paz, también podremos votar por una ley contra el maltrato animal; el segundo habla de que se está tramando un gran fraude electoral porque en los puestos de votación habrá marcadores cuya tinta se puede borrar.

Ambas son mentiras tan obvias que sorprende que la gente se las crea. Bueno, en realidad no sorprende tanto si tenemos en cuenta que somos iletrados digitalmente: no contrastamos las fuentes de lo que leemos, asumimos que lo que comparten nuestros amigos es cierto y hasta le damos like a supuestas rifas o cadenas de oración que lo único que buscan es robarnos los datos para venderlos al mejor postor. Nos enseñaron a desconfiar de los desconocidos en el mundo real pero en internet actuamos como niños de cinco años y andamos por ahí navegando y recibiendo los caramelos que cualquier desconocido nos ofrece. La educación que recibimos en nuestra niñez no conocía de redes sociales o de phishing, tal vez por eso no nos cansamos de dar cyberpapaya. Ni modo.  

Lo de la ley contra el maltrato animal es falso por la sencilla razón de que esa ley ya se aprobó y fue sancionada por el presidente Santos en enero de este año. Pero valga decir también que el trámite de una ley no se somete al voto popular sino que tiene su procedimiento natural en el Congreso. Creer esta mentira ingenua no sólo es un indicio de nuestra candidez informática sino un efecto del desconocimiento del ordenamiento legislativo, lo que en el Icfes llaman “Competencias ciudadanas”.

Imagen que circula por redes sociales sobre la supuesta cartilla contra el maltrato animal.

Por otro lado, la idea de que un fraude de magnitud apocalíptica se fragüe con la endeble teoría de los esferos borrables es risible por varias razones. La primera es la más elemental: los jurados no entregan esferos sino marcadores de mina delgada que suelen ser de marca Sharpie, cuya tinta es indeleble.

En complemento, si usted ha sido jurado o ha visto las noticias en cuanto empiezan los conteos de votos, sabrá que hay al menos cuatro personas por mesa contando y recontando los votos inmediatamente después de que se cierran las votaciones, por lo que no habría ni tiempo ni espacio para llevar a cabo el fraude. Lo que sí es muy posible, y se ha visto en todas las elecciones, es, por ejemplo, coaccionar con tamales o con amenazas a los votantes antes de entrar a las urnas, o la muy común propaganda negra que hasta el sol de hoy algunos siguen estimulando y otros muchos creyendo. 

Por si lo anterior no fuera suficiente, habría que decir también que, suponiendo que el gobierno se prestara para arreglar las elecciones, tendría seguramente a su favor una serie de estrategias mucho más audaces y sofisticadas que la de los esferos borrables, que implica comprar a miles de jurados de votación y ponerlos en la engorrosa tarea de cambiar los votos uno a uno. ¿Se imagina usted cuánto tiempo tomaría eso? ¿Se ha preguntado cómo le harían para que una operación tan gigantesca permanezca en secreto? ¿No le parece que hasta para hacer trampa se requiere un mínimo de sentido común?

Yo no sé mucho de fraudes electorales pero tampoco hay que ser un experto para apelar a la lógica. Créame, en caso de que haya trampa, le apuesto lo que sea que no va a ser con esferos. 

Si no me cree y considera que debe llevar su propio esfero para votar por el plebiscito y para recoger firmas contra el maltrato animal, pues hágalo, pero espero que se acuerde de mí cuando llegue a su lugar de votación y vea que no hay ni tarjetones contra el maltrato animal ni esferos de tinta borrable.

Finalmente, tenga en cuenta también que de ganar el Sí no vamos a amanecer el lunes en un país lleno de amor y fraternidad, muy al contrario, se vienen grandes retos que tal vez el gobierno no pueda enfrentar; si gana el No, no vamos a ser sometidos por una dictadura castrochavista ni le van a subir los impuestos a los pensionados para que paguen el posconflicto. 

Usted puede apoyar el Sí o apoyar el No con toda libertad pero lo que no puede hacer es creerse todas las tonterías que ve en internet y basar su decisión en eso. No hay derecho.

Twitter: @andresburgosb