A comienzos de semana tuve noticia de una nueva telenovela que transmite Caracol Televisión de lunes a viernes a las nueve de la noche. Se llama “La mamá del 10” y, al parecer, ha tenido una muy buena aceptación por parte del público. Yo no suelo ver televisión en las noches pero un buen amigo me recomendó verla porque le resultó sospechosamente parecida a una novela que yo había escrito hace algunos años llamada “No eres nadie Bernabé”, registrada en agosto de 2013 en la Dirección nacional de derecho de autor y publicada en este blog, dos años después de tocar puertas editoriales en vano.

Ayer estuve poniéndome al día con la telenovela y, en efecto, encontré muchas similitudes con la historia que escribí hace más de cinco años:

Para empezar, ambas obras tienen el mismo argumento: un niño oriundo de un pueblo pesquero llega a Bogotá junto con su madre tras superar un pasado violento que los tiene en la pobreza. Ya ubicados en la capital, su mamá tendrá que enfrentarse a la hostilidad de los bogotanos, al racismo y a sus  limitaciones sociales para conseguir que su hijo pueda cumplir su gran sueño: ser futbolista profesional.

Apelando al beneficio de la duda, habría que decir que el argumento es sencillo y que es muy posible que a dos personas se les ocurra la misma idea, más en el contexto colombiano, en el que la pobreza y el fútbol son pan de cada día. Al menos eso pensé yo cuando recibí la llamada de mi amigo, que no se trataba más que de una coincidencia, pero al devorarme los ocho primeros capítulos que esta telenovela lleva al aire, me encontré con un buen número de similitudes que me dejaron atónito.

La primera de ellas es el hecho de que varios de los personajes de ambas producciones son idénticos en cuanto a sus rasgos físicos y emocionales. Es el caso de los personajes Tina, Víctor, Clemente, Eugenia y Verónica, de la producción de Caracol, que resultan ser exactamente iguales a mis personajes Emperatriz, Bernabé, Antonio, Amanda y Alejandra, respectivamente. Y cuando hablo de que son exactamente iguales me refiero a una serie de elementos distintivos y a un juego de oposiciones complejo que parece calcado de mi novela, es decir, no me refiero simplemente a que la protagonista sea de raza negra, por ejemplo, sino que su forma de entender el mundo, su belleza, su carácter, su cosmovisión, la forma de interactuar con los demás y hasta su forma de caminar, son exactamente iguales a la protagonista de mi novela.

Las coincidencias no paran ahí. Además de que el argumento y los personajes principales sean prácticamente los mismos, muchas de las acciones narrativas de la telenovela son muy parecidas a las acciones de mi novela. En ambos casos la protagonista llega a Bogotá sin dinero, se consigue un trabajo en una casa de familia e impacta con su belleza al jefe del hogar, mientras tanto su niño se relaciona con una de las niñas de la casa, lo que causa la ira de Eugenia (mi Amanda). Igualmente, tanto en la telenovela como en el libro, el niño logra entrar a un colegio público después de muchos trámites pero no le va bien en los primeros días debido a su carácter fuerte y a su afición desproporcionada por el fútbol. Y estas no son las únicas acciones narrativas similares, hay muchas más que fueron ligeramente alteradas, como por ejemplo, la noche que los protagonistas deben pasar a la intemperie o la escena en que Tina (mi Emperatriz) sale de su alcoba en una pijama que deja entrever la ausencia de brasier…

Sumado a todo lo anterior, también hay ciertos rasgos de los protagonistas de mi libro que se extrapolan en personajes secundarios de la telenovela, por ejemplo, dos características fundamentales de Bernabé, protagonista de mi novela, son su musculatura estrepitosa y un problema articulatorio que no le permite pronunciar bien la letra r. Lo primero está proyectado en la telenovela a través de la contextura de Edwin, el papá de Víctor; lo segundo,  en un personaje secundario que sufre justamente el mismo problema de dicción.

Son demasiadas correspondencias, pienso yo. No soy experto en derechos de autor pero creo que alguna responsabilidad le cabe a Caracol por esta serie de desafortunadas coincidencias, así que mientras me consigo un abogado experto en propiedad intelectual (recibo sugerencias) y preparo mi demanda, le dejo al lector el enlace de mi novela para que saque sus propias conclusiones.

No eres nadie Bernabé

Twitter: @andresburgosb