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Hace unos días busqué en Youtube un video que me recomendaron sobre masculinidades tóxicas: terrible error, porque el Gran Hermano, que todo lo ve, empezó a bombardearme en mis redes sociales con una serie de videos sobre masculinidad y relaciones interpersonales que me dejaron muy triste. 

Parece ser que la moda de estos días es escuchar a influencers hablar sobre cómo ser un verdadero hombre. Cientos de personas, algunas con más reconocimiento que otras, le enseñan a millones de hombres desde cómo sentarse para parecer más “masculino” hasta cómo cosificar correctamente a las mujeres. 

Yo puedo comprender que nuestra sociedad sigue siendo en gran medida feudal y que estas formas premodernas de relacionarnos no nos han permitido evolucionar hacia un escenario sano en el que lo masculino no sea relacionado con el poder, la autoridad, la manutención y otras estupideces que a la larga generan violencia. Lo comprendo pero es triste. Lo que no me cabe en mi cabeza es que en pleno siglo XXI esos relatos tóxicos y enfermizamente estereotipados terminen siendo tendencia en redes sociales como Instagram y Tiktok. 

Me puse a la tarea de ver algunos de estos videos y mis conclusiones son devastadoras, no tanto por los contenidos, predecibles y claramente machistas, sino por la cantidad de jóvenes que los reproducen y los comparten: con una pequeña búsqueda cualquier adolescente desorientado se puede encontrar con consejos terribles como que “un hombre masculino siempre debe estar dispuesto a la pelea” o como que “los hombres no pueden dejarse afectar emocionalmente por las circunstancias”; que “la mujer moderna no sirve como pareja porque está masculinizada” o que  “una mujer que no es servicial no sirve como pareja”. Y así un largo etcétera de tonterías que me da vergüenza citar pero que de novedosas no tienen nada porque son las mismas categorías que caracterizan al «macho alfa» desde la Edad Media. 

Claramente, este tipo de personajes son negacionistas de la discriminación hacia la mujer y creen todavía que Feminismo es lo opuesto a Machismo, cosifican abiertamente a las mujeres y se burlan sin ningún pudor de la orientación sexual de hombres y mujeres que no se adaptan a su cerrado concepto de género. Y encima de todo lo anterior, son tan testarudos que creen que están abriéndole los ojos a las nuevas generaciones cuando lo único que hacen es reproducir viejos modelos mandados a recoger. 

Son muchas más las reflexiones que podría hacer de estos machos alfa, hombres de valor, hombres masculinos o como quieran denominarse, pero básicamente sus demandas amorosas se pueden resumir en conseguir mujeres que sean unas putas en la cama y unas mamás en la cotidianidad; que no opinen, que no tengan proyectos distintos que complacer a su pareja, que no sean independientes, que no generen muchos ingresos y que estén supeditadas de manera fáctica y simbólica a su macho. Terriblemente patético. Por mi parte, es clarísimo que no tengo ningún interés en una mujer que se adapte a las convenciones machistas que resurgen hoy por medio de las redes sociales. ¿Y usted?

@naburgosb