Cualquier tipo de estudio necesita mantenerse en constante actualización. Especialmente quienes se orientan al área de salud pueden hacerlo constar debido a los rápidos descubrimientos y avances de la medicina. Siendo así, ¿por qué no hacer un curso de primeros auxilios y radiología?
A decir verdad, mientras más conocimientos se posean en este tipo de estudios, mejor. No existe un límite en cuanto a lo que se puede recordar. En ese sentido, realizar cursos de todo tipo como por ejemplo el curso de radiología pediátrica y el curso básico de primeros auxilios pueden ser de suma importancia.
¿Por qué realizar un curso de primeros auxilios?
Saber de primeros auxilios puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Por ello, no está dirigido solamente a personas expertas en el área médica, deportiva o de prevención y recuperación. También puede ser tomado por quién desee adquirir los conocimientos.
Aunque, indiferentemente de quien lo tome, los temas a tratar son los mismos, constando así, de manera principal, por 9 unidades donde se abarcan toda la amplitud del aprendizaje requerido.
En dichas unidades se tratan los principios básicos de los primeros auxilios con todos sus objetivos, siendo esa la primera unidad. En la segunda, se habla sobre la exploración de las víctimas, de los pasos a seguir para una exploración adecuada y de las acciones a tomar.
En la tercera unidad destacan las técnicas de soporte vital básicas. Es decir, el soporte respiratorio, el masaje cardíaco y las posibles situaciones donde puedan ser requeridas dichas técnicas.
La cuarta, quinta, sexta, séptima y octava unidad tratan los temas de hemorragias, traumatismo, vendajes, quemaduras, asfixia y ahogamiento, respectivamente. Para todas se evalúan sus distintos tipos, gravedades, y los tratamientos o acciones a tomar para la mejoría de la situación.
¿Por qué hacer un curso de radiología pediátrica?
A diferencia del curso de primeros auxilios, el curso de radiología pediátrica no acostumbra a ser de un uso tan común para la vida cotidiana, aunque de igual manera, puede ser estudiado por cualquiera que estime oportuno.
Sin embargo, es muy importante su utilidad para el personal del área de la salud, específicamente enfermeros, técnicos en radiodiagnóstico o radioterapia y médicos. Es ideal para quienes pueden renovar sus conocimientos una vez tienen sus trabajos o para quienes recién se gradúan y empiezan la búsqueda.
El curso de radiología pediátrica consta de 12 unidades, empezando por la introducción a la radiología, su definición, historia, normativa vigente, etc. En la segunda unidad se trata la física de los rayos X. Por otro lado, la tercera se basa en el equipo radiólogo y revelador.
La quinta unidad va de la mano con la interacción de la radiología en el organismo. La sexta, por su parte, con la protección radiológica en pediatría. La séptima abarca el radiodiagnóstico y todos sus aspectos.
La octava y novena unidad se enfocan en la anatomía de adultos y niños. En la décima unidad se ve la técnica práctica de radiología pediátrica. Para la decimoprimera están las modalidades de imagen diagnóstica. Por último, para la decimosegunda, la radiología intervencionista.
Según la experiencia de amigos cercanos que se dedican y trabajan en el área de la salud puedo confirmar que ambos cursos son de gran ayuda para su evolución laboral.