#Palabrotas que nos persiguen todos los días: ‘viral’. El video de la BBC quebró mis expectativas al respecto.
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Buscamos que los contenidos online se transmitan y compartan con la rapidez y peligrosidad de un virus. ¿Alguna vez les ha dado uno de esos? Bueno, así.
Mientras el video del experto en política surcoreana Robert Kelly en la BBC fue compartido incesantemente por miles de usuarios en Twitter, Facebook y el resto de los medios mundiales, la BBC debió sentir éxtasis. Generó reacciones en la multitud, ganó clicks y justificó su existencia sobre la de otros portales. Supo competir.
Antes de lograrlo, David Waddell, periodista de la BBC, le preguntó a Kelly si podía compartir el video de lo ocurrido en vivo. El entrevistado respondió vía su propia cuenta, con toda la razón: «¿Eso qué implica? (…) ¿Es ese tipo de cosas que se vuelve viral y se pone raro?».
Y si hay algo en lo que somos talentosos los usuarios de internet, más que en opinar constructivamente, es en volver todo raro. De repente, algunos quisieron tomar una actitud crítica frente al episodio Kelly: criticaron, por ejemplo, cómo él ignora a sus hijos en vez de asumir el momento y divertirse en el proceso. Otros asumieron, como el tan citado Lee Sherry en todos los medios anglosajones, que la mujer que había ido a salvar el escenario era la ‘niñera’, cuando resultó siendo la esposa de Kelly. ¡Ups, racistas!
Otros sacaron las garras contra el discurso liberal que señalaba el patriarcado y la mala actitud de Kelly, diciendo que se estaban tomando todo demasiado en serio en vez de ver el video «por lo que es»: un clip chistoso, una imagen.
En Internet, todas las voces cuentan. Esa es su ley. No obstante, a estas alturas deberíamos pensar muy bien qué queremos decir antes de creernos lo suficientemente importantes como para estar convencidos de que sí estamos contribuyendo a cierta interpretación de lo que se ha vuelto viral. En vez de asumir que la mujer del video es la niñera, esperemos. En vez de criticar las reacciones no pensadas de un entrevistado en vivo sobre qué asume o no de paternidad, esperemos. En vez de creernos libres por decir lo primero que se nos viene a la mente para creernos partes de un discurso liberal, conservador o relajado o divertido, esperemos. Entendamos.
Carolina Sanín, en una entrevista publicada ayer, explica sobre el contexto de la web que:
«(…) Internet puede tender a la igualdad entre los ciudadanos, en tanto que amplía su posibilidad de publicar, y eso es bueno, pero tiende también a igualar los contenidos, que no es tan bueno. Puede hacer que la gente crea que todo lo que lee procede del pensamiento, cuando mucho procede de la reacción. Con ello da una mayor sensación de libertad, pero no mayor libertad (…)».
Quizás si miramos de cerca la palabra ‘virus’, de la cual se deriva ‘viral’, podremos entender mejor cuál es el punto de contenidos como el de la BBC. Precisamente, lo que indica esta palabra es que, «por su estructura sencilla, es capaz de reproducirse en el seno de células vivas específicas, utilizando su metabolismo»; y somos los usuarios, con su incesante reacción en vez de pensamiento, los que alimentamos el virus. Ojo: ese es punto para los medios, no punto para nosotros.
¿Todo merece nuestra opinión inmediata? ¿Por qué queremos hacernos escuchar en toda circunstancia, tiempo y lugar en línea? ¿De quién estamos reclamando atención? Me pregunto si se trata de una insoportable ansia de sentirnos parte de ciertas ideologías (liberales, relajados, conservadores, no sé) aunque no las entendamos. Aunque no tengamos idea de qué estamos diciendo.
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Maru Lombardo
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PD: Me da lástima decir, a todos los que comentan este blog por mera reacción visceral: tranquilos. Piensen antes.